Razón: mientras el alimento sea más próximo a lo natural, el estado creado por Dios, más alto es su valor alimenticio.
El alimento debe ser natural
Como Jensen nos recuerda nuestra alimentación debe estar formada por alimentos naturales, es decir, tal y como la naturaleza, o el Creador nos lo presenta. Entender esto es importantísimo. En la naturaleza no encontramos árboles que nos den pizzas. No vemos embutidos colgando de los árboles o saliendo de la tierra. Lo que observamos es que la naturaleza nos ofrece frutas, verduras, hortalizas, semillas de árboles, etc. Estos deberían ser nuestros principales alimentos y no los elaborados por nosotros.
Como dijo en una ocasión el mismo Jensen, “no hay alimento que fabrique el hombre que pueda superar al que Dios ha creado”.En los alimentos que Dios ha creado tenemos todo lo que necesitamos.
Además en la naturaleza no observamos que los animales tengan que cocinar para alimentarse. No lo necesitan para vivir. ¿Y nosotros? ¿Es que Dios o la naturaleza se han equivocado con los humanos y no nos han hecho una tortilla de patata, un guisado de lentejas o un asado de solomillo? La cocina es un atraso y una pérdida de tiempo. Por favor, entiéndanos, no queremos decir que no se pueda o deba usar la cocina. Seamos razonables, por supuesto que sí. Pero si usted está enfermo aléjese lo más posible de la cocina y acérquese a los alimentos crudos o naturales como Dios los creó.
El alimento debe ser integral
Los alimentos naturales son integrales, es decir, no están refinados, blanqueados o pelados y, por supuesto son más nutritivos. No hace falta por lo tanto pelar una manzana o un pera. Si desea beneficiarse del poder total del los alimentos cómalos integrales. No queremos decir que se coma la cáscara del plátano o el hueso del albaricoque, pero sí que hasta donde sea posible rechace lo blanqueado (azúcar, harinas y sal refinadas, etc.) lo pelado, lo mutilado por las multinacionales de la alimentación. Jensen nos recuerda que los animales a los que se les dio alimentos desnaturalizados, pelados y refinados enfermaron debido a que se suprimió los elementos bioquímicos y el alimento ya no estaba completo, como Dios lo creó para nosotros.
El alimento debe ser completo
Aunque está estrechamente relacionado con lo integral; sin embargo, aquí podemos hacer una observación también muy importante. La naturaleza solo nos ofrece alimentos completos. Por ejemplo, un naranjo no produce zumo de naranja, sino naranjas completas. Un olivo no produce aceite de oliva, sino olivas. Un cereal es integral. Cuanto más completo sea el alimento que comamos más saludable y nutritivo será. De modo que si deseamos tener salud consumamos alimentos completos.
¿Quiere esto decir que estamos en contra del aceite de oliva o el zumo de naranja? Por supuesto que no. Al contrario, son jugos de los que podemos sacar un beneficio extra. Si además de nuestra alimentación natural, integral, completa añadimos zumos de frutas o verduras o aceites de cultivo biológico de primera prensión es como si estuviéramos dando a nuestro organismo un “abono” especial, o extra, que nos permitirá mantenernos saludables. Sería como suplementos nutricionales naturales.
Pero piense un poco, imagínese que solo se puede alimentar o de aceite de oliva o de olivas completas ¿cómo viviría usted más tiempo, tomando aceite de oliva, o las olivas completas? Sin lugar a dudas tomando las olivas o las aceitunas, ya que estas poseen unos nutrientes (vitaminas y minerales) y fibra que el aceite de oliva no posee. Lo mismo diríamos de los demás jugos.
Sin embargo, los jugos tienen una importancia excepcional cuando estamos enfermos. Deberían ser los principales alimentos que tendríamos que consumir para permitirnos tomar ciertos nutrientes y lavar o limpiar al organismo de las innumerables toxinas responsables de nuestra enfermedad.
El alimento debe ser puro
El doctor Jensen con esto nos quiere enseñar que si deseamos tener salud debemos evitar todo el arsenal de productos químicos que se añaden a los alimentos: conservantes, espesantes, edulcorantes, pesticidas, etc., etc. Recuerde que el uso de estos productos químicos solo beneficia a las multinacionales de la alimentación para que sus materias primas no se les echen a perder. A nosotros no nos benefician en nada; al contrario son gran parte del problema del número cada vez creciente de enfermedades alérgicas y degenerativas que existen.
El alimento debe ser fresco
Aquí también podemos hacer una reflexión importante. De nuevo la naturaleza nos enseña si somos un poquito observadores. Por alimento fresco deberíamos entender, el alimento que está en su estado más óptimo de ser consumido. Es decir, debemos consumir alimentos frescos, vivos, recién cosechados, maduros; no alimentos que, aunque sean naturales, integrales y completos, ya hayan perdido parte de sus nutrientes por estar pasados, o por estar inmaduros, o recogidos ante de tiempo, o en un frigorífico una semana. En la naturaleza no hay frigoríficos. En la naturaleza no hay latas de conserva. De los árboles no cuelgan latas de mejillones, etc. Los animales salvajes no los necesitan para vivir en un ecosistema equilibrado. Solo nosotros, que nos creemos más sabios que el resto de la creación hemos fabricado utensilios (frigoríficos, microondas, cocinas, conservas) que en vez de ayudarnos a estar más cerca del alimento natural, nos alejan de éste.
Como habrán podido observar, las leyes de Bernard Jensen sobre la curación por la alimentación, cuando las vayamos analizando nos darán mucho en qué pensar. Recuerden que en SaludBio no nos gustan los extremismos. Deseamos que se queden con los principios que hay tras estas leyes. No hace falta que seamos fariseos cargándonos con reglas estrictas sobre alimentación que nos amarguen nuestra existencia. Los comentarios que hemos hecho sobre esta primera ley solo deberían servir para recordarnos lo que mejor nos conviene. Todos sabemos que un plato bien cocinado puede ser una excelente fuente de nutrientes y agradable al paladar. Un frigorífico nos puede ahorrar mucho tiempo que también podemos dedicar a otras cosas. Pero no lo olviden, si usted desea estar saludable, si usted desea recuperar su salud ya que está pasando por una enfermedad, su alimento debe ser natural, integral, completo, puro y fresco.
2. Debemos comer crudo por lo menos el 60% de nuestros alimentos.
Razón: no porque tengan mejor sabor, sino porque son más beneficiosos. Los crudos nos proporcionan más vitaminas, minerales, enzimas, fibra, bolo intestinal, porque son alimentos “vivos” que se encuentran en la cima del valor alimenticio, si se seleccionan de forma adecuada.
Alimentos crudos
En nuestro examen de las leyes de la curación por los alimentos observarán que las 12 diferentes leyes se entremezclan entre sí, y a veces es difícil separarlas. De hecho, esta segunda ley nos recuerda la primera, porque si un alimento es crudo quiere decir que es un alimento natural y completo como dice la primera ley (frutas, verduras, semillas de árboles, hortalizas, etc.). Por supuesto, el doctor Jensen no esté hablando de comer carne o pescado crudo. Para la mayoría de nosotros es algo repulsivo porque fisiológicamente no estamos diseñados para comer carne cruda como si fuéramos un animal salvaje (león). Además nos recuerda, que si debemos comer alimentos crudos,debemos alejarnos, como decíamos en la explicación de la primera ley , de la cocina lo máximo posible.
Por lo menos un 60% de alimentos crudos
En esta segunda ley, el Dr. Jensen nos recuerda que si deseamos curarnos de una enfermedad con la ayuda de la alimentación como terapia necesitamos comer al menos un 60 % de alimentos crudos. Cuando dice un 60 % lo que quiere decir simplemente es que más de la mitad de lo que comamos al día sea crudo. Y cuando nos dice “al menos” lo que nos quiere comunicar es que para mantenerse saludable o recuperar la salud perdida cuantos más alimentos crudos tome mejor. ¿Puede usted llegar al 80 %? Mejor para usted.
Hacemos la pregunta “hasta el 80%” porque en nuestra práctica diaria hemos podido observar que no todas las personas tenemos esa capacidad para adaptarnos a un tanto por ciento tan elevado. Sin embargo, conocemos a personas que son, no solo vegetarianos de alimentos crudos, sino frugívoros y son extraordinariamente saludables.
Esto hace surgir una pregunta: el hombre ¿omnívoro o vegetariano?
La mayoría de los antropólogos, biólogos y naturalistas reconocen que el ser humano es frugívoro. La morfología, anatomía y fisiología del hombre al ser comparado con los de otros mamíferos se relaciona más con los primates (orangután) que son también frugívoros. Esta comparación no es solo por su morfología general, sino por la anatomía y fisiología de los órganos digestivos.
D. Luis Vallejo Rodríguez, secretario de la Asociación Canaria y de la Asociación Ser Feliz – Viva la vida, en un artículo que publicó sobre alimentación trató este tema e hizo una recopilación sobre el punto de vista de los más famosos naturalistas. Entre estos incluyó los comentarios de John Ray, Carlos Linneo, Jorge Luis Leclerc, Alejandro Humboldt, Charles Darwin, Tomás Enrique Huxley, etc. Todos estos naturalistas (no naturistas) coinciden en que la alimentación del ser humano deber ser frugívora o vegetariana. Por citar a uno de estos naturalistas, Tomás Enrique Huxley dijo: “La longitud del tubo digestivo del hombre es de 5 a 8,5 metros y la distancia entre la boca y coxis es de 50 a 80 cm., lo que da un cociente de diez, como el de los demás frugívoros y no de 3, como en los carnívoros, ni de 20 como en los hervívoros”.- “El único animal de morfología probablemente omnívora que existe es el oso el cual dispone de molares puntiagudos y de otros planos”.
¿Basta con proteínas vegetales crudas?
Algunos nutricionistas oficiales han criticado el uso exclusivo de albúminas o proteínas vegetales por parte de los ovo-lacto-vegetarianos y otros vegetarianos. Estos dicen que las albúminas animales poseen todos los aminoácidos esenciales y que, por tanto, son indispensables para el ser humano, mientras que las de los vegetales son carentes en algunos de estos ( lisina, trptofano, etc.).
Estudios científicos, realizados con diferentes animales y con personas, han puesto de manifiesto lo siguiente:
- 1) Cada especie animal tiene su albúmina o proteína específica por la que puede sintetizar sus aminoácidos.
- 2) Que las necesidades de albúminas, tanto para el crecimiento como para la reparación, son exiguas.
- 3) Que el organismo solo puede fijar más albúmina en ciertos y determinados casos o circunstancias (crecimiento o formación fetal).
- 4) Satisfecha la “cuota de desgaste”, el organismo destruye todo el excedente de albúmina que se le proporcione.
Beneficios de los alimentos crudos
Volvamos a la ley de Bernard Jensen. La razón que él da es: “no porque tengan mejor sabor, sino porque son más beneficiosos. Los crudos nos proporcionan más vitaminas, minerales, enzimas, fibra, bolo intestinal, porque son alimentos “vivos” que se encuentran en la cima del valor alimenticio, si se seleccionan de forma adecuada.”
En efecto como nos recuerda esta ley:
- Solo los alimentos vivos, crudos, recién cogidos tienen la máxima capacidad de regenerar moléculas para nuestra propia energía vital, indispensable para la curación.
- Solo los alimentos vivos, crudos, recién cogidos nos darán las vitaminas, minerales y enzimas en su mejor estado posible (el natural, no el sintético de muchas vitaminas) para ser asimilados o absorbidos por nuestro organismo de modo que sean aprovechados al 100%.
- Solo los alimentos vivos, crudos no perderán hasta un 85 % en algunos casos de las vitaminas y minerales por haber sido cocinados a temperaturas muy elevadas.
- Solo los alimentos vivos, crudos nos librarán de la fiebre interna (aumento de pulsaciones, de calor corporal, de tensión orgánica) que producen los alimentos cocinados en exceso.
- Solo los alimentos vivos, crudos, nos limpiarán nuestros sistemas y aparatos orgánicos, manteniéndonos libres de los tóxicos que envenenan nuestro cuerpo.
- Solo los alimentos vivos, crudos nos proporcionarán la fibra , bolo intestinal para prevenir un sin fin de enfermedades ( cáncer de colon , enfermedades cardíacas, estreñimiento, obesidad , etc.)
Un ejemplo de alimentos crudos: los brotes o germinados
Los brotes o germinados son de los alimentos más completos o nutritivos de los que disponemos. Los cambios químicos que se producen cuando una semilla germina nos dejan maravillados. Entre los beneficios de estos alimentos mencionamos:
- Concentración de enzimas, que ayudan a una mejor asimilación y digestión.
- Contenido extra de proteínas descompuestas en aminoácidos de fácil digestión.
- Buena cantidad de clorofila (si las dejamos un día al sol después de estar germinadas) y hormonas.
- Bajas en calorías, pues los hidratos de carbono y grasas se han utilizado durante el brote de la semilla.
- Fuente abundante de vitaminas A, B, C, Y E . En el contenido de vitamina E del trigo aumenta un 300 % y de algunas de las vitaminas B entre un 20 al 600 %.
- Nos libran de mucosidad pues la fécula se ha convertido en azúcar natural.
Conclusión
De modo que ¡ánimo! Le invitamos a que la próxima vez que se siente a la mesa se haga una abundante ensalada compuesta de (según la época del año): escarola, rábano, aguacate, manzana, zanahoria, olivas, tomate, corazón de alcachofa cruda, berros, brotes de alfalfa, etc. Aderécela con un ajito muy picado, aceite de oliva de prensado en frío, cominos y una pizca de sal del Himalaya. Y si desea que su comida sea 100 % cruda añada 5 nueces y tendrá todas las proteínas que necesita. ¡Buen provecho!
3. Debemos ingerir seis vegetales, dos frutas, un almidón y una proteína, cada día
- Razón: Las verduras contienen mucha fibra y minerales. Las frutas tienen alto contenido de azúcar natural y vitaminas. El almidón proporciona energía y la proteína restaura y reconstruye células. Es una combinación balanceada de alimentos.
Como ya comentamos en el artículo anterior de esta serie sobre las leyes de curación de Bernard Jensen hay una relación estrecha entre algunas de estas leyes. En esta ocasión la tercera ley está muy relacionada con la cuarta que analizaremos en otro artículo.
En la tercera, que tenemos el enunciado arriba, el enfoque es desde el punto de vista de los principales nutrientes que necesitamos: hidratos, proteínas, vitaminas, minerales, grasas, etc.; mientras que en la cuarta ley el enfoque es desde el punto de vista de la alcalinidad o acidez de los alimentos.
Sin embargo, si hacemos una simple suma entendemos que 6 vegetales más 2 frutas son 8 (alcalinos); y un almidón más una proteína son 2 (ácidos); es decir, ya tenemos el 80 % alcalino y el 20 % de ácidos.
Debemos comer seis verduras
La sabiduría y la lógica de esta norma son demoledoras. Además de la clara tendencia hacia la alcalinidad para una recuperación de la salud por exceso de acidez, las verduras son la principal fuente de minerales y fibra. Los minerales son los componentes inorgánicos de la alimentación y se encuentran en la naturaleza pero sin formar parte de los seres vivos. Gracias a la transformación que sufren al ser absorbidos por los vegetales, de algo inorgánico, se produce un mineral orgánico y asimilable.
Las verduras y los minerales
Los minerales tienen una importancia vital en el correcto funcionamiento del organismo. Además de ser los “ladrillos” de los tejidos son necesarios para la síntesis de hormonas y las reacciones químicas en las que intervienen las enzimas. Por poner solo un par de ejemplos: el hierro es esencial para que la hemoglobina pueda realizar sus funciones de oxigenación celular. El zinc forma parte de 300 enzimas; es un potenciador del sistema inmune, interviene en la fertilidad y actúa como antioxidante. Para más detalles vea nuestra sección de Suplementos donde se explica con más detenimientos las funciones de algunos de estos minerales.
Los minerales los podemos dividir en:
Macroelementos: Calcio, magnesio, potasio, sodio, cloro, fósforo, azufre y cloro.
Microelementos: Hierro, manganeso, cobalto, cobre, yodo, zinc y flúor.
Oligoelementos: Niquel, cromo, litio, silicio, selenio, molibdeno y muchos otros que también cumplen un papel en el correcto funcionamiento del organismo.
Las verduras y la fibra
Aunque los hidratos de carbono integrales poseen una excelente cantidad de fibra, las verduras son otra rica fuente de esta sustancia vital para nosotros.
Se han comprobado una relación directa entre la falta dietética de salvado con su fibra en los alimentos y la aparición de problemas de cáncer de colon y de enfermedades cardíacas, lo que confirma la importancia de incorporar fibra a nuestra dieta, no solo para favorecer las digestiones y la formación y expulsión de las heces, es decir, combatir el estreñimiento , sino también como medida preventiva contra las enfermedades tan graves como son los problemas cardíacos (1º causa de muertes en Europa) y el cáncer de colon(que es el 2º tipo de cáncer que más muertes produce en Europa), y ya sabemos que el cáncer es la 2ª causa de muertes en todo el mundo. Para más información lea el artículo: La fibra y el salvado de los alimentos integrales clave para la salud.
Cuándo comer las verduras
El mejor momento es en la comida del mediodía o en la cena. Aunque son de los alimentos que mejor combinan con el resto hay que tener en cuenta la siguiente combinación:
Verduras u hortalizas verdes no feculentas: combina con oleaginosos o huevo o pan o un cereal o patata y con abundante ensalada.
Las puede tomar crudas, al vapor, asadas, cocidas, pero mejor no freírlas.
Debemos comer dos frutas. El azúcar natural (fructosa) y las vitaminas
La fruta y la fructosa
Como su propio nombre indica la fructosa es el azúcar principal de las frutas. Es un monosacárido y el más simple de los hidratos de carbono. Es el azúcar de más rápida y fácil asimilación.
La reactividad fisiológica de la fructosa hace que resulte un azúcar muy activo biológicamente. En efecto, es metabolizada rápidamente en el hígado por un sistema enzimático endógeno mediante la fructokinasa, sin necesidad de insulina. Esto permite que su valor nutritivo sea empleado por el organismo aun en casos en que el metabolismo de los glúcidos en la sangre sea anormal, de ahí que resulte un componente importante de las dietas para diabeticos, así como para pacientes con dolencias hepáticas, bilares e incluso del corazon.
La fruta y las vitaminas
Las vitaminas son sustancias alimenticias que no aportan energía. Son necesarias para el buen funcionamiento celular del organismo y actúan a dosis muy bajas; de 1 a 100 microgramos o miligramos al día según el tipo de vitamina. Al no poder ser sintetizadas en términos generales, salvo la vitamina D, debemos incorporarlas a nuestro organismo por medio de la alimentación.
Son necesarias para poder aprovechar los elementos constructivos y energéticos de las proteínas, azúcares y grasas, Tienen una función catalizadora: activan la oxidación de los alimentos, así como las operaciones metabólicas. Facilitan la liberación y utilización de la energía. Por poner un ejemplo gráfico, las vitaminas son como la chispa que prende el fuego.
Debido a todas estas funciones de las frutas, son una excelente fuente de energía y de sustancias nutritivas indispensables para la salud. Y como no, si la fuente es natural será mucho más asimilable que si tomamos las vitaminas aisladas o sintéticas.
Cuándo comer las frutas
El mejor momento para comer las frutas es en el desayuno o entre comidas. También se puede hacer cenas de frutas y leches vegetales. No las utilice de postre pues fermentarían al detener su digestión que es mucho más sencilla que la del resto de los alimentos.
Debemos tomar un almidón
No vamos a extendernos en exceso sobre este tema porque en SaludBio hemos dedicado varios artículos a los hidratos de carbono. Con relación a la ley que nos ocupa, como Bernard Jensen nos recuerda, el almidón proporciona energías. El glucógeno que nos proporciona el almidón sirve para el mismo propósito que el almidón en las plantas, es decir, almacena combustible en este caso en el hígado y en los músculos.
Cuándo comer el almidón
El mejor momento para comer este almidón que nos recomienda Bernard Jensen puede ser en el desayuno o al mediodía. En el desayuno en forma de muesli , por ejemplo. Al mediodía, después de tomar una buena ensalada y de verduras como segundo plato podemos añadir el almidón (arroz integral patatas, copos de avena, pastas de espelta, pan de centeno o trigo, etc.).
Debemos tomar una proteína
Tampoco nos extenderemos en este tema ya que en SaludBio le hemos dedicado varios articulos.
Tomar una proteína al día es fundamental por las siguientes razones:
1.- Las proteínas constituyen el revestimiento exterior de los organismos animales vivos (piel, cuero, cabellos, etc.).
2.- Forman, la materia contráctil de los músculos y transforman la energía química en trabajo. No existe materia viva sin proteínas.
3.- Al fijar ciertos compuestos fosforados crean polos aniónicos fijados sobre las grandes moléculas, dispositivos que posen el poder de seleccionar los iones K+ y Na+ (potasio y sodio), siendo, pues, responsables, en parte, de los fenómenos de retención celular del K.
4.- Las proteínas aseguran, además, al retener el agua, la presión osmótica que permite la hidratación constante de las células.
5.- Finalmente, son susceptibles de adquirir funciones específicas, ya por si mismas (hormonas, anticuerpos, etc.), ya fijando grupos proteicos (hemoglobinas, citocromo, nucleoproteínas, etc.).
Cuándo comer la proteína
En la comida del mediodía o en la cena. Siempre debe ir acompañada de abundante ensalada y verduras. No comer la proteína y el almidón en la misma comida. Entre las proteínas que podemos tomar están: las legumbres (soja verde, judía pinta, etc.) huevo, requesón o queso fresco, frutos secos o semillas de árboles, carne o pescado (para los no vegetarianos).
Si se come la proteína de noche, mejor a hora temprana y acompañada de ensalada.
Si se toma carne o pescado recordemos la ley numero 10.
En efecto, como hemos visto, esta ley es una combinación balanceada de alimentos.
4. Variedad: cambie de azúcares, proteínas, almidones, verduras y frutas de una comida a otra y de un día para otro.
Razón: cada órgano de nuestro cuerpo necesita un elemento químico más que otros para mantenerse sanos.
Razones para observar esta ley
No es que en la variación está el gusto, sino que en la variación está el equilibrio químico que nuestro organismo precisa para vivir. Jensen nos recuerda que cada órgano de nuestro cuerpo necesita un elemento químico más que otro para mantenerse sano.
Los elementos químicos de los alimentos y nuestros órganos
Todos sabemos que si carecemos de ciertos nutrientes o bien de minerales, vitaminas u oligoelementos podemos enfermar de un órgano en especial.
– La glándula tiroides necesita yodo.
– El estomago necesita sodio para neutralizar el exceso de ácidos y hacer una correcta digestión. También precisa de cloro.
– La sangre necesita hierro para poder transportar el oxígeno de forma correcta a las células. Cobalto para la formación de la vitamina B12, vitamina K para la coagulación, etc.
– El corazón necesita magnesio. Muchos desarreglos del corazón tienen relación con una deficiencia de magnesio en el músculo cardíaco. El nivel de magnesio en sangre tiene relación con la capacidad del corazón de fabricar suficiente energía para latir correctamente. Es de especial interés en casos de arritmias y taquicardia.
– Los huesos necesitan calcio, fósforo, etc.
– Los ojos , con su función, la vista, necesitan vitamina A.
– El cerebro y los nervios necesitan fósforo.
– Los musculos necesitan nitrógeno.
– Los huesos y dientes precisan de fluor. Etc, etc.
Es decir como pueden observar estamos hechos del polvo de la tierra y como tal necesitamos sus componentes para tener un estado saludable.
Si deseamos estar provistos de todos estos nutrientes tenemos la necesidad de variar en la alimentación para poder conseguir estos nutrientes.
Los alimentos, los colores y las vibraciones
Además de su composición química, los alimentos tienen colores distintos. No piensen que esto es una casualidad. En la naturaleza no existen casualidades. Existen leyes firmemente establecidas para investigarlas y aplicarlas.
Cada color tiene su propia actividad en el cuerpo, debido a que posee un elemento químico que le es particular.
Los alimentos rojos son estimulantes y regeneran la sangre: Cerezas, remolacha roja, fresas, etc.
Los alimentos verdes restauran y reconstruyen los tejidos y órganos pues contienen calcio, clorofila, vitaminas A y C.
Los alimentos amarillos como la calabaza, semillas de lino son ligeramente laxantes, y así sucesivamente.
Por lo tanto, ¿vemos la necesidad de tener una alimentación variada?
Pero además de todo esto, los colores de cada alimento tienen su propia vibración. Según su cuanta (física cuántica) o frecuencia de onda por segundo, se extienden desde unos 400 micrones hasta 800 micrones de tal forma que solo podemos distinguir unas pocas de las infinitas combinaciones que se producen.
Desde hace siglos se ha utilizado, muchas veces sin saber porqué, el uso de los colores en la medicina. Es la llamadaCromoterapia (terapia por los colores). Hasta en la sabiduría popular se utilizan. ¿Recuerdan cuando nuestras abuelas nos vestían de rojo porque teníamos sarampión? Sí, los colores producen tal clase de vibración, al igual que la música, que pueden nutrirnos. La siguiente tabla sacada de un libro de Cromoterapia -Guía de la terapia por los colores” de C. y M. Agrapart- nos muestra el uso que se puede dar a los colores para tratar ciertas dolencias:
- Blenorragia……………….. verde
- Bronquitis crónica……… amarillo y anaranjado
- Cáncer…………………….. verde, violeta
- Estreñimiento……………. amarillo y anaranjado
- Depresión nerviosa…….. rojo
- Dispepsia…………………. índigo
- Hemorroides…………….. amarillo-anaranjado
- Incontinencia urinaria….. verde
- Parálisis…………………… rojo
- Neumonía………………… índigo
- Reumatismo crónico….. amarillo-anaranjado
- Sarcoma………………….. rojo
- Sífilis………………………. verde
- Tuberculosis…………….. amarillo
Nosotros mismos, con nuestra forma de vestirnos sabemos de la importancia del color en nuestras vidas. ¡Vístase y aliméntese de esos colores si tiene esa dolencia!
Conclusión
De modo que aliméntese de una gran variedad de colores, vibraciones y elementos químicos que sin duda están en la naturaleza para nuestro bien.
No sea como el marido de una paciente que acudió a una consulta deldoctor Jensen, y cuando éste recomendó a la señora que no tomara dulces y café, el marido replicó: “pues a mi eso no me hace daño”. El doctor Jensen razonó con él, recordándole que sí le hacían daño, lo que ocurría es que como se alimentaba de otros alimentos además de los dulces y el café, estos podían neutralizar sus efectos dañinos. No convenciendo al señor el doctor Jensen le dijo: “durante 10 días aliméntese usted solamente de dulces y café; y si no enferma usted, yo dejo de ser médico”. El hombre aceptó el reto, y a los diez días el hombre regreso con muchos achaques.
De modo que nos alimentamos de la fuerza vital proporcionada por el sol a las frutas y verduras en el color determinado por la naturaleza.
5. Coma con moderación.
Razón: las personas que han llegado a edades como los 120 años pesaban lo mismo que cuando tenían veintitantos años.
Cuando examinamos más de cerca el enunciado de esta ley, parece más una ley de prevención de la enfermedad que una ley de curación. La razón que expone Bernard Jensen para seguirla es que el no comer con moderación supone un riesgo para la salud debido a que el exceso de peso producido por una sobrealimentación es el origen de diferentes enfermedades, en especial metabólicas. Debido a esto es difícil llegar a una edad avanzada, ya que como nos recuerda el doctor Jensen “mientras más grande sea la cintura, más corta es la vida”.
De modo que deje esa comida adicional en el plato. No termine de comer con esa sensación de plenitud que rápidamente le invita a dormir ya que su sangre tiene que hacer “horas extras” para acudir a su estómago a hacer la digestión, y no le queda energía para otras actividades.
Es mejor quedarse con una ligera sensación como de “hubiese seguido comiendo” a la de “por qué habré comido tanto”. En otras palabras: autodominio.
En nuestro artículo sobre la obesidad destacamos la veracidad de esta ley y los peligros que suponen para la salud un exceso de peso; sin embargo, demos un giro y analicemos la ley desde el punto de vista de la curación y no tanto desde la prevención.
Cuando una persona pasa por cualquier enfermedad, sea aguda o crónica, la moderación en la comida es imprescindible.
Comer con moderación ante una enfermedad aguda
Ante una enfermedad aguda: fiebre, gripe, inflamaciones es decir “itis”, el organismo por lo general nos pide descansar en cuanto a la cantidad de alimentos que debemos ingerir. ¿Recuerdan haber escuchado: “no tengo ganas de comer, se me ha ido el apetito”? Sí, por lo general, el organismo necesita un descanso, o mejor dicho, recopilar toda la energía posible para centrarse en eliminar el problema que en ese momento acecha a nuestro cuerpo.
De modo que en estos casos es mejor dejarnos guiar por el instinto y dar a nuestro organismo un descanso. Lo prudente sería comer con moderación, es decir, a base de alimentos crudos y jugos de vegetales o frutas para que nuestro cuerpo haga el trabajo de limpieza y depuración que se requiere. No olviden que la naturaleza nos enseña lo que debemos hacer. Cualquier animal salvaje enfermo AYUNARA y se tomará hierbas purgantes para eliminar el problema de salud que le aqueja.
Comer con moderación ante una enfermedad crónica
Ante una enfermedad crónica comer con moderación no es una opción, es una obligación. Incluso si la base de nuestra alimentación es de cultivo biológico debemos ser moderados.
En nuestro articulo sobre la energía vital se recordaba que toda curación natural parte de la capacidad del ser humano de restablecer su propia energía vital, de modo que esta pueda hacer el trabajo de la curación. Recuerde, si usted se hace una herida es el organismo el que con su energía vital la curará y cicatrizará; si usted se rompe un hueso, el médico podrá ponerlo en su sitio, pero es la propia energía vital la que soldará dicha rotura. De modo que es su energía vital la que tiene que realizar el proceso de curación, nadie más. Usted simplemente colabore con la naturaleza.
En ese mismo artículo se nos enseña la forma de restablecer la energía vital: “La energía vital puede ser restablecida por medio de descongestionar el interior del vientre de la fiebre interna. Esto se logra dirigiendo el tratamiento de la siguiente manera: 1) eligiendo la aplicación hidroterapia más idónea que produzca fiebre curativa según el caso y 2) refrescando el aparato digestivo con dieta adecuada refrescante basada principalmente en frutas, ensaladas y hortalizas tiernas, siempre todo en crudo y bien compatibilizado.” Por lo tanto, ante una enfermedad crónica comer con moderación regularmente es otro eslabón de la cadena que nos puede llevar a la curación natural.
Comer con moderación y ayuno
Sí, la moderación es una gran ayuda. Sin embargo, en otras ocasiones la moderación puede llegar hasta el ayuno. El hacer un ayuno a base de jugos de frutas y verduras una vez a la semana, o estar las mañanas a base de jugos de frutas y verduras es ideal para devolver al organismo la capacidad de utilizar sus recursos. Veamos un ejemplo.
Teniendo en cuenta la estación del año en el que estemos podemos utilizar las frutas o verduras disponibles en esas fechas para que durante las mañanas, o dos o tres mañanas de la semana según la capacidad y el trabajo que efectúe cada persona, solo estemos tomando esa clase de alimentos. Si estamos en octubre, podemos convertir uno o dos kilos de uvas negras en un delicioso jugo que durante la mañana y hasta la comida del mediodía será la base de nuestra alimentación. En el verano lo podemos hacer con el melón o la sandía. En marzo con fresas, y así sucesivamente. Recordemos que siempre el beneficio será más profundo si son alimentos de cultivo biológico. De esta manera logramos dar un ligero descanso a nuestro aparato digestivo, pero nos nutrimos de alimentos ricos en vitaminas y minerales imprescindibles para el mantenimiento y restablecimiento de la salud.
Conclusión
Comer con moderación es imprescindible para prevenir y tratar enfermedades. Nunca olvide que mientras más grande sea la cintura, más corta es la vida.