Alacitas,Tunupa tuvo varios rostros antes de ser el Ekeko actual
23 Ene
Las Alacitas y El Ekeko
22 Ene
La Paz, conocida también como Chuqiyapu Marka, es poseedora de múltiples tradiciones y fiestas andinas heredadas de la colonia y la república. Una de esas tradiciones es la feria de la Alasita que desde antes de la colonia se celebraba en honor del diminuto ídolo llamado Ekeko.
Se inicia cada 24 de enero y permanece por dos semanas en el área ocupada anteriormente por el zoológico municipal. Su mayor característica es la exposición de miniaturas elaboradas por los artesanos especializados en hojalatería, yeso, confección de ropa, comida, pastas, madera y otros.
Al Ekeko se le atribuyen poderes mágicos capaces de atraer la buena fortuna y la riqueza material. De ahí que se lo represente con semblante de un mestizo, vestido a la usanza de los cargadores, y cargado de víveres, electromotores, autos, billetes; todo en miniatura.
El Ekeko y su feria tienen un remoto pasado. Ni la misma tradición oral de los pueblos andinos coincide en una versión definitiva. Existen sin embargo esculturas y cerámicas que sugieren la veneración del dios desde la propia Tiwanaku. De lo que debe estarse seguro es de que las sublevaciones indígenas de 1781 y el sitio de Tupac Katari a La Paz, sumaron devotos de la virgen de Nuestra Señora de La Paz y popularizaron la creencia en el dios de la abundancia (Ekeko-Iqiqu).
De allí en adelante la religión católica y las creencias andinas volvieron a juntarse para dar origen a otra fiesta de rasgos mestizos y su feria. De allí que la Alasita (palabra derivada de Alasita, comprame pues, variación a su vez del verbo Althaña, comprar) sea la expresión de la religiosidad católica del pueblo y su inclinación de recurrir a las deidades andinas para alcanzar los favores de la fortuna y la salud.
Años después de los alzamientos indígenas, las autoridades locales institucionalizaron la procesión de la virgen cada 24 de enero y la consiguiente feria de artesanías. Los anales refieren una fiesta fastuosa, al extremo de que los propios curas y familias opulentas solicitaron aminorar tal derroche y suprimir las danzas de los originarios, por cuestión de «decencia». Se mantuvo en cambio la romería de la virgen; y ni en la república se volvió a la magnificencia de los años iniciales.
Desde entonces se acostumbra comprar miniaturas a las 12 del mediodía. Una vez challados (con coca, alcohol, esencias andinas) por el yatiri (sabio aymara), pasan por la bendición del sacerdote católico y son llevados a casa. Esta tradición se mantuvo y creció gracias a la migración del campo.
Ya se anotó que el Ekeko viene cargado de todo. Su apariencia urbana lo hace parte del mundo mestizo, donde el saco al estilo europeo se complementa con el pantalón hasta el tobillo del antiguo pongo aymara, el lluchu y las abarcas.
Su nombre está en la lista de personajes extraños, así de extraños como el Tío de la mina y el Kari Kari. Pero su condición benefactora requiere atenciones especiales, caso contrario puede invertirse su papel.
A las artesanías en miniatura, se suman los periodiquitos. El primero fue la «Epoca», 24 de enero de 1846, que medía 160 x 167 mm. a dos columnas y cuatro páginas, con el lema de: Dios, Patria y Libertad; con noticias, avisos, comunicados, humor. Fue todo un éxito. Este periodiquillo se editaba en la imprenta Paceña hasta 1860. Llegó hasta el número 20. Después, se publicarón otros periodiquillos con diferentes características los más llamativos fueron: «El Cholo» (1850), «El Artesanito» (1860), » El Gualaichito» (1864) y la «Pulga» (1866).
La feria cambió muchas de sus peculiaridades iniciales, como la compra de artesanías con botones amarillos, llamados «tapa balazos». Hoy se lo hace con dinero corriente.
Fuente: http://www.cultura.gov.bo/empresas/cultura/Fiestas_Tradicionales/alasitas.asp
Alasitas: Origen, dinámicas y ritualidad
21 EneEl origen de la Alasita se sostiene en mitos y leyendas | |
–Las investigaciones del sociólogo especialista en patrimonio cultural, David Mendoza, muestran que la celebración de la Alasita y su relación con el Ekeko no han dejado evidencias escritas acerca de su origen. Sus antecedentes más conocidos están sostenidos en mitos y leyendas.Esta festividad de la miniatura se celebra en la ciudad de La Paz al mediodía de cada 24 de enero, y en diferentes fechas en el resto del país.Los autores más conocidos que escribieron sobre esta festividad fueron Antonio Paredes Candia, Rigoberto Paredes, Antonio Díaz Villamil, Carlos Ponce Sanjinés, Ernesto Cavour y Arthur Posnasky, cuyas obras están envueltas en leyendas y mitos sobre la feria y el personaje en miniatura.Mendoza elaboró un expediente sobre esta festividad, pero no detectó una evidencia histórica en los archivos del país sobre la tradición, aunque sí memorias orales que atestiguan la celebración.Una de las causas por las que no existiría documentación, según el investiador, habría sido «la colonización española que no permitió desarrollar ciertos sistemas de creencias; entonces la historia ha sido proscrita, atacada, por eso no se tiene bien definido (la fecha, la localidad de la Alasita) qué es el Ekeko, porque hay muchas interpretaciones».Para comenzar, el nombre de Alasita tiene diferentes significados, en aymara el más conocido es el reflexivo «cómprame». «Trata de la compra de las illas, ispallas (amuletos, imágenes), miniaturas con el atributo de volverse reales, en medio de un ritual celebrado por el yatiri (adivinador) a las 12.00. Antiguamente, indígenas de comunidades venían a la feria a comprar illas, ispallas, animales y semillas, y duraba un día hasta dos, pero hoy dura como 15 días».Las versiones sobre el origen geográfico de la festividad son diversas, pero coinciden en que sucede en la región andina de Bolivia. Unos autores dicen que es en Tiawuanaku (antes Kollasuyo), en los pueblos kallawayas (enclave quechua) y otros en Chuquiago Marka (ciudad de La Paz), todos en el departamento de La Paz.Sobre Chuquiago Marka, una versión dice que estaba formada por comunidades y ayllus, y la Alasita habría nacido en la actual zona de Santa Bárbara, antes ayllu Uturuncu. Posteriormente la exposición recorrió por la plaza Murillo, la plaza San Francisco, el paseo El Prado, la Terminal de Buses y la avenida Tejada Sorzano, hasta asentarse en el ex Parque de los Monos o campo ferial.Tampoco existe claridad respecto de la fecha de celebración. «La alasita se fue ubicando en una época, unos dicen en octubre, otros el 21 de diciembre (solsticio de verano), al final se quedó en 24 de enero, relacionado con la fiesta de Nuestra Señora de La Paz y después del cerco del caudillo Tupac Katari, en 1781». Esta afirmación fue abstraída de una obra de Antonio Díaz Villamil, pero Mendoza observa que no existen pruebas para afirmar que, evidentemente, en 1781 se haya instaurado oficialmente la Alasita. «Gran parte de los historiadores -afirma Mendoza- eran hijos de hacendados quienes les contaban lo que hacían los campesinos. Por ejemplo, Antonio Paredes, Rigoberto Paredes son hacendados y seguro recogieron de algunos cuentos de los indígenas (sobre la Alasita y el Ekeko) y le dieron una narrativa literaria. Por tanto, son cuentos de tatarabuelos a abuelos, lo más particular y sospechoso es que esta fiesta no existe en el campo. En fin, la leyenda no surge de la nada seguro tiene algún sustento». Tres versiones La primera versión que comparte Illatarco dice que la Alasita deriva del verbo aymara Alathaña (comprar), es una festividad sagrada de culto a la deidad andina de la reproducción y la fertilidad animal, vegetal y humana, de la buena fortuna, del amor y propiciador de las uniones sexuales (Ekeko), es además una festividad prehispánica celebrada en el Qhapaj Raymi cada solsticio de verano (21 de diciembre), caracterizada por la presencia e intercambio de dijes y miniaturas como símbolos de la tradición andina. La segunda explicación dice que Alasita proviene del verbo aymara Chhalaqa o Chhalaqasiña (intercámbiame). En el pasado habría sido un ritual sagrado (en el Qhapaj Raymi) dedicado al dios Sol con la presencia del Eqaqo Illa a través del intercambio de miniaturas illas, llallawas e ispallas que representan la fuerza reproductiva de los objetos, alimentos, animales y personas o símbolos con poderes reproductores y propiciatorios de producción y fertilidad. Una tercera versión señala que Alasita derivaría de la festividad incaica llamada Sitwa o Alaui Situa y sería una fiesta ritual del Eqeqo, de las takas y de las illas vinculadas a la fertilidad y a la salud, supuestamente realizada desde el 21 de septiembre hasta el 21 de diciembre. En conclusión Illatarco considera que actualmente la Alasita es «una festividad paceña de carácter cíclico y se caracteriza por la tradición de adquirir, intercambiar y/o comprar illas de muchos tipos y formas vinculadas a la producción agrícola y ganadera, a la fertilidad vegetal, animal y humana, y en general, al bienestar material, físico y espiritual». Tanto Illatarco como Mendoza coinciden en que no se conoce información fehaciente de esta fiesta en el momento de la fundación de La Paz. Una leyenda popular En ese contexto los campesinos Isidro Choquewanca y Paula Tintaya fueron separados por el patrón español Francisco de Rojas. El encomendero decidió trasladar a Paula la ciudad para que atendiera a su hija Josefa Ursula de Rojas Foronda, esposa del gobernador Sebastián de Segurola Marchain. Paula y la hija del español se refugiaron en un pequeño cuarto, custodiado por un Ekeko. La empleada guardaba maíz tostado, k’ispiña y charque de llama, provisiones que le eran enviadas por su enamorado Isidro. Al retornar de la batalla, Sebastián de Segurola encontró a su esposa alimentada, rodeada de alimentos donde antes no había y la imagen del Ekeko en la habitación. Segurola, mediante una Ordenanza en 1783, dispuso el cambió de la fiesta tradicional del Ekeko de diciembre al 24 de enero, fiesta de la Virgen Nuestra Señora de La Paz, para festejar la victoria española. Díaz Villamil relata que Segurola, agradecido por la provisión de alimentos, hizo que Isidro Choquewanca fabricara un idolillo con los rasgos de Francisco de Rojas, su suegro, con una carga de alimentos en sus manos y espaldas. El idolillo también circulaba en el día de la festividad de La Paz, el 20 de octubre. ![]() |
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Alacitas. Feria de las Miniaturas
20 EneAgencia de Noticias Fides
Los paceños viven con intensidad la Alasita, que buscará este año revalorizar la figura del Ekeko, además de ofrecer una variedad de miniaturas que van desde los tradicionales billetitos, casas, vehículos, títulos profesionales, masitas, dulces hasta los enseres de la línea blanca consistente en refrigeradores, televisores LCD, computadoras, lavadores refrigerados entre otros productos.
De acuerdo con el municipio paceño, se espera que un total de 56 asociaciones y 4.000 expositores y artesanos participen de la feria de las miniaturas, que este año se presenta bajo el lema «Alasita, Ekeko punchawipa, sum jaqaña suyt’añani qatuqañani, chuquiyapu suma ñiqi marka» que traducido al castellano quiere decir «Fiesta del Ekeko, de esperanza y el bienestar. La Paz, ciudad maravillosa».
La feria de la Alasita, que significa «cómprame» en aimara, es una de las tradiciones más antiguas de la cultura andina que se celebra cada año, el 24 de enero, cuando los paceños bendicen al mediodía las miniaturas que representan sus aspiraciones materiales. Esta tradición se extendió en todo el país y es revalorizada por los bolivianos que viven en el exterior como en Argentina y Brasil.
La Alasita nació en el pueblo de Ayata
24 EneA decir del autor de la nota
Por Milton Loayza Mejía
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Muchos investigadores y autores afirman que la Alasita nació en la hoyada de la ciudad de La Paz, no sabemos las fuentes en las que se basan, pero lo concreto y real es que la Alasita tiene su origen en los valles de la provincia Muñecas, en el pueblo de Ayata, donde cada año en el mes de mayo, para la fiesta del Señor de la Cruz, los campesinos de distin-tas comunidades participan de esta festividad, la misma que comienza con una serenata de kantus. El pueblo, previo a esta festividad se prepara con mucha expectativa, para ofrecer todo tipo de productos, comidas, chicha, guarapo y una variedad de masas hechos de maíz y trigo.
Esta feria se realiza todo el día en el Calvario de la población, la gente viene de las comunidades que están alrededor del pueblo y de estancias muy lejanas, trayendo sus productos como maíz, papa, oca, poroto, charque, leche, haba, etc. Los originarios acostumbran comprar productos que ofrecen los vecinos de Ayata, especialmente masitas con figuras de caballos, asnos, llamas, tantahuahuas, escaleras, con la ilusión de hacer realidad una de estas representaciones. En el mes de noviembre para la fiesta de Todos Santos, es todo un acontecimiento, los que han adquirido esas masas con anticipación buscan un compadre o padrino y challan emotivamente. A veces hasta perder la cabeza con tanta bebida. Luego viajan al Perú para hacer realidad comprando lo que la casa necesita.
También se exponen una variedad de animales: conejos, gallinas, ovejas, cabras, mulas, burros, etc. Dentro de los productos agrícolas se ofrecen las siguientes verduras como cebollas, lechugas, nabos, repollos, zapallos, etc. Esta feria se la realiza desde tiempos inmemorables. La alasita en la población de Ayata tiene una característica, se intercambia productos con maíz, papa, oca, lacayote, coca, achiuete, sal, etc. Y muy poco se hace la compra monetizada. La mayoría hace el trueque de los productos con la esperanza de que estos no falten durante el año. Se compran cosas vivas pero siempre con la esperanza de que se multiplique esa fe.
En cuestión de platos se ofrece una variedad de comidas típicas del lugar, como ají de arvejas, ají de papaliza, chairo de kaya, lawa de maíz, etc. En cuanto a productos de cerámica se ofertan ollas de todo tamaño, tostaderas, chatos, chuas finas para hacer chicha. Esto generalmente se lo hace mediante el trueque, en épocas pasadas no existía la venta con billetes, esta costumbre hasta la fecha sigue existiendo.
Por tanto, se concluye que estas costumbres ancestrales que existen en la población de Ayata, fueron copiadas por los comerciantes y trasladadas a la ciudad de La Paz. Esta tradición en la población nunca tuvo como objetivo de buscar beneficio económico, sino al contrario, que la Pachamama provea lo necesario y que no falte los productos básicos, a diferencia de la ciudad donde se impuso el ekeko, que es representado como el dios de la abundancia y la fecundidad, entrando en una contradicción andina, donde el aymara y el quechua nunca hizo acumulación de riqueza sino simplemente busca tener lo necesario.
Los nuevos tiempos y la modernidad pudo imponerse ante esta tradición ancestral y que también se encargó de monetizar y convertirlo en un comercio esta tradición ayateña.
No se tiene datos de esta costumbre, tam-poco existen investigaciones, pero lo cierto es que en la provincia Muñecas, en el pueblo de Ayata, la Alasita se lo realiza desde tiem-pos ancestrales y con el tiempo tomó fuerza y se expandió hasta la ciudad de La Paz.