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El Carnaval de Oruro

7 Feb




El carnaval orureño es uno de los más espectaculares del continente sudamericano. Durante una semana, los habitantes de esta ciudad del altiplano sur de Bolivia salen a la calle ataviados con sofisticados trajes para homenajear a la virgen de Candelaria. Esta original festividad se manifiesta de una forma muy especial: La Diablada (danza de los demonios), que se ha convertido en la gran celebración anual de Bolivia. Se trata de una recreación del triunfo del bien sobre el mal, pero no se puede reducir a eso, ya que el festival está muy relacionado con los mitos y tradiciones tanto cristianas como indias. 

El origen de este carnaval procede de una antigua leyenda según la cual la Virgen de la Candelaria atendió en sus últimos momentos a un ladrón malherido en una mina que hay en la parte baja del cerro Pié del Gallo. Cuando los mineros encontraron el cadáver del bandido tenía una imagen de la virgen sobre su cabeza; hoy, la mina es conocida como el Socavón de la Virgen. Por entonces, los trabajadores mineros sólo tenían un día de descanso al año y lo hicieron coincidir con la Fiesta de la Virgen para bailar en devoción a ella y desahogar sus penas, así nació el carnaval de Oruro. El diseño y creación de los trajes de la Diablada se ha convertido en un arte en Oruro. Existen numerosos clubes de Diablada formados por grupos de entre 40 y 300 miembros de todo nivel de la sociedad orureña, patrocinados por empresarios locales, ya que los trajes pueden costar varios cientos de dólares cada uno. Los ensayos de estos bailes diabólicos comienzan el primer domingo de noviembre, varios meses antes de la llegada del carnaval.
Desde estas fechas hasta dos semanas antes del carnaval se celebran los sábados y domingos una serie de reuniones frente a la cueva de la virgen que van preparando el ambiente para la diablada. 

Un domingo antes del Carnaval, todas las sociedades folklóricas asisten al Segundo Convite a la Virgen, que en realidad es el saludo oficial de los danzarines y cofradías cuando todos los preparativos ya han sido concluidos. Este día, los bailarines ensayan la Entrada del Carnaval por la ruta establecida ante la expectativa general y la llegada a Oruro de los primeros turistas y visitantes. El Jueves de Comadres (ultimo jueves antes de la Entrada) y el viernes, se hacen las tradicionaleschallas de los parajes mineros, fábricas, centros de trabajo, mercados, oficinas y locales escolares.. Esta ceremonia ritual de contenido ancestral en la que se invoca a Pachamama (madre tierra), es completada con comidas y bebidas de toda índole, además de alegres sones de música nacional. El viernes por la noche se desarrolla una Gran Verbena Popular en el mercado Campero y a todo lo largo de la nueva Avenida del Folklore (antiguamente conocida como avenida 6 de Agosto). En la verbena participan las bandas de música que acompañarán al día siguiente a los conjuntos en la Entrada y otros grupos musicales y organizaciones juveniles. 

El carnaval propiamente dicho comienza el primer sábado antes del miércoles de Ceniza, con la gloriosa Entrada, un desfile de apertura encabezado por el personaje del Arcángel Miguel, ataviado con un impresionante traje lleno de brillo y color. Tras él, desfilan bailando los famosos demonios y gran cantidad de osos y cóndores. El diablo supremo, Lucifer, lleva el traje más extravagante. Fielmente, a su lado desfilan otros dos diablos, entre los que destaca Supay, el dios andino del mal, que habita las colinas y los pozos de las minas. La procesión va seguida de vehículos adornados con joyas y monedas, en conmemoración de los ritos Achura, en los que los Incas ofrecen sus tesoros a Inti (el sol), en el festival de Inti Raymi. Durante la procesión, los mineros ofrecen el metal de más calidad del año a El Tío, el personaje maligno que es propietario de todos los minerales y metales preciosos. La comitiva va seguida por los Incas y gran número de conquistadores, incluyendo a Francisco Pizarro y Diego de Almagro. Cuando el Arcángel y los demoníacos bailarines llegan al estadio de fútbol, una serie de bailes ponen en escena la última batalla entre el bien y el mal. Cuando es evidente que el bien ha salido triunfante, los bailarines se retiran al Santuario de la Virgen del Socavón, donde se promulga que el bien ha prevalecido. 

http://www.elalmanaque.com/carnaval/bolivia.htm

Sucre recupera en su Carnaval de antaño a la Chola y al “aljeri

7 Feb

Sucre revivirá sus tradiciones añejas este sábado con la caravana de damas antiguas. Se repondrán la figura del “cargador” y la guerra con agua perfumada.

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Leny Chuquimia / La Paz
Este sábado, la ciudad de Sucre revivirá tradiciones añejas en su Carnaval de Antaño. Al ritmo de las estudiantinas, la Chola chuquisaqueña y el aljeri (cargador) serán los protagonistas de la fiesta en la que los niños retomarán la tradición del «chauchi” para recibir monedas de chocolate .
«Este sábado, vamos a tener la entrada del Carnaval de Antaño en Sucre,  con la que vamos a recuperar todas las tradiciones del Carnaval no sólo de Chuquisaca sino también de otros departamentos que ya han confirmado su participación. La Paz y Potosí van a estar mostrándonos su danza, música y costumbres”, señaló la secretaria edil de Desarrollo Humano y Social de Sucre, María Cristina Martínez, ayer en la presentación del festejo.
La autoridad explicó que en esta versión del Carnaval de Antaño se resaltará la imagen de la Chola chuquisaqueña para evitar que se pierda el donaire de personaje típico. Una caravana de carrozas, damas antiguas y otros personajes partirá el sábado a las 9:00 desde el palacete del Greo hasta la Plaza Central.
«Otro de los personajes que queremos recuperar es el quepiri o aljeri que era el encargado de llevar  todos los insumos carnavaleros, desde trajes hasta  bebidas. «Ellos acompañaban a los comparseros a las casas de las madrinas llevando en la espalda dos canastas con sándwiches de palta, confites,  licores de tumbo y leche de tigre, que son parte de nuestra la tradición culinaria”, relató Martínez.
No faltará la tradicional cueca chuquisaqueña y los  huayños interpretados por estudiantinas. También habrá grupos de sikuris compuestos  por jóvenes.
Agua perfumada y  «chauchis”
«Queremos recuperar la forma en que jóvenes y niños  jugaban con agua perfumada en épocas antiguas al paso de las carrozas.  Gritaban ‘chauchis, chauchis’ y desde éstas se arrojaban monedas de corte bajo”, contó la edil.
Martínez relató que para el Carnaval los jóvenes preparaban cascarones de huevo, vaciando el contenido cuidadosamente  a través de un orificio, para llenarlos  de agua perfumada y sellarlos. «Para mojar a las doncellas  se situaban cerca y reventaban en su propia mano estos cascarones  con respeto y galantería sin la rudeza que hoy vemos”, expresó.
Este año se recuperará el  «chauchis”   y repartirán monedas doradas de chocolate. «El Carnaval no era sólo de los jóvenes sino también de los niños por eso queremos que todos regalen y reciben monedas”, aseveró

http://www.paginasiete.bo/sociedad/2015/2/5/sucre-recupera-carnaval-antano-chola-aljeri-46309.html

Puchero de Carnaval

6 Feb

Foto Cristina Olmos

En carnaval el puchero es el plato  por excelencia. Contiene, principalmente, carnes que se deshacen en la boca,  arroz blanco y caldoso, frutas (manzanitas criollas, duraznitos y peras cocidas con cascara) verduras, ajis. Tengo el recuerdo del contraste de salados, dulces y picantes en el paladar que anunciaban la llegada del Carnaval y  la Cuarema.

De origen español, se lo come en toda america con diferentes  nombres y algunas variantes (Ropa vieja , Olla Podrida, Cocido). En Bolivia el puchero se transforma del plato corriente con el que se lo conocía, en un plato especial que se lo come 2 veces al año. Es un plato del sábado de carnaval; pero también es tradición comerlo el sábado anterior al Domingo de Resurrección. Cómo saber cuándo es sábado de carnaval y Sábado de Gloria?

El Concilio de Nicea estableció, en el año 325, la regla según la cual la Pascua se celebraría el primer domingo tras la luna llena que sigue al equinoccio de primavera (vernal) en el hemisferio Norte, equinoccio otoñal en el hemisferio sur. El carnaval es Es 50-47 dias antes de la primera luna llena del equinoccio otoñal en América del Sur .La fecha del carnaval tiene una relación directa con la fecha de la Semana Santa. Martes de Carnaval, o de «Challa» en Bolivia, es el día anterior a Miércoles de ceniza y el sábado de carnaval es el sábado anterior al Miércoles de Ceniza. Miércoles de Ceniza es el día de comienzo de la Cuaresma, 40 días antes del Domingo de Ramos, que es el domingo anterior al Domingo de Pascua; el Sábado de Gloria es el sábado que precede al domingo de Pascua. Unos dos tercios población son  católicos y la cuaresma es un período de 40 días durante cuales hay restricción a comidas basadas en carne roja. De ahí que proviene la palabra CARNAVAL. En Latín “carne levare” significa “quitar la carne”.No se consume carne los viernes de cuaresma.

Los lugares donde se comía el tradicional puchero en Carnaval  y Domingo de Gloria en la Paz era el Hotel Torino, sobre las calles Socabaya y Comercio.

Ingredientes: 

  • 1 kilo  de carne de ternera (preferiblemente pecho)
  • Medio costillar de cordero (la receta original habla de «espalda»)
  • 6 muslos de pollo
  • 500 g de garbanzos (en remojo desde la noche anterior)
  • 6 camotes
  • 6 chunos remojados  la noche anterior y lavados en varias aguas
  • 6 zanahorias pequenas
  • 6 peritas verdes
  • 6 manzanitas verdes criollas
  • 6 duraznos medianos
  • 1 repollo verde
  • ¼ kilo de tocino cortado en 6 porciones
  • 3 chorizos españoles partidos por la mitad
  • 1 cebolla
  • 2 Locotos
  • 1/2 taza de perejil picado
  • 1 rama de hierbabuena
  • 1 diente de ajo molido
  • 1 clavo de olor y un palito muy pequeño de canela
  • Una pizca de comino

Para la Chorrillana:

  • 1 cebolla en juliana
  • 1 tomate pelado
  • 1 pimento rojo
  • 1 taza de ají amarillo molido y cocido
  • 3 cucharadas de aceite de oliva

Para el arroz

  • 1 taza de arroz
  • 3 cucharas de aceite de oliva

 Preparacion

1.- Carne y condimentos: En una olla grande y a fuego medio calentar el agua y colocar las carnes y espumar antes del primer hervor. Añadir  garbanzos, cebolla, zanahoria, locoto,  y condimentos; cocer tapado a fuego lento hasta que suavice la carne (aprox. 2 horas). Media hora antes añadir el pollo, el repollo y los condimentos Quince minutos antes de finalizar la cocción incorporar el chuño remojado; luego de 10 min. incorporar el camote . Cocer hasta que el camote esté listo. Casi al final, colocar la cebolla verde picada. Probar la sazón. Retirar del fuego, escurrir el caldo a otra olla, donde se cocinarán las manzanas duraznos y peras.

2.- Ahogado de ají amarillo molido: Freir el ají e incorporar el caldo, salar a gusto, agregar cebolla y cocer unos minutos más removiendo.

3.- Arroz chaque: Calentar el agua mezclada con caldo y cuando inicie la ebullición añadir el arroz bien lavado. Una vez reventado el arroz agregar la sal y el aceite, removiendo para que no se pegue. Continuar la cocción a fuego lento hasta que adquiera la consistencia deseada (caldoso). Si es necesario aumentar más caldo.

Presentación:

Servir la sopa con el perejil en platos hondos. En cada plato hondo colocar camote, chuño, hojas de repollo, durazno, manzanita criollas, peritas verdes; colocar encima las carnes y bañar con un cucharón de arroz chaque. Cubrir con dos o tres cucharadas de ahogado de ají amarillo.

Cristina Olmos

El Jacha Anata de Huatajata

6 Feb

El Jacha Anata de Huatajata visibiliza más la presencia de las mujeres aymaras en las bandas folklóricas

Periódico Digital PIEB •  Platillera Carnaval Periódico Digital PIEBDurante la fiesta del Jacha Anata o Carnaval Andino, es en el municipio de Huatajata situado a orillas del Lago Titicaca, donde más se visibiliza la presencia femenina aymara en las bandas musicales folklóricas, afirma el investigador Clemente Mamani.El comunicador social señala al Periódico Digital PIEB, que las bandas folklóricas musicales que tocan el día miércoles de cenizas en Huatajata, tienen una gran presencia de mujeres jóvenes aymaras. “A diferencia de las bandas citadinas que están conformadas por los clanes familiares; es decir, la tía la llama a la sobrina, a la hija a ser parte de la banda. En cambio, en el área rural las bandas son más comunales”, afirma.Mamani afirma que el hecho que las mujeres andinas se incorporen a las bandas folklóricas, es visto desde la visión rural como algo natural, es el chacha warmi, entendido como el proceso de complementariedad entre hombre y mujer, es el caminar juntos, “por tanto es un tema de género, no es mal visto, y en este proceso de cambio, la incorporación de las mujeres en diferentes ámbitos se da de manera paulatina”.Según el investigador del estudio: Las mujeres aymaras en bandas musicales folklóricas de La Paz, existe evidencia que en las costumbres ancestrales, era el hombre quien tocaba los instrumentos musicales andinos, y la mujer la que acompañaba con sus cantos, pero hoy en día, es ella quien también participa con la interpretación instrumental.Con la incorporación efectiva de la odontóloga, Ana María Álvarez como la primera platillera de la banda Pagador del carnaval de Oruro -hace 17 años-, se impulsó la participación y mayor visibilización de la mujer en la denominada “música de bronce”, señala Mamani. Su influencia motivó a bandas no solo de ese departamento, sino también de La Paz y El Alto a una mayor inclusión femenina a un rubro que antes era solo de varones.Sin embargo, el comunicador reconoce que a pesar de algunos esfuerzos por crear institutos y/o centros especializados para capacitar a las mujeres en el manejo de los instrumentos de bandas, estos no duraron, y terminaron siendo ellas las que se incorporen por cuenta propia a las comparsas, para aprender sobre todo a tocar platillos y trombones.“Más lo hacen por hobby que por profesión; eso les permite canchearse (ganar) unos 150 bolivianos por presentación, pero eso requiere que vayan bien uniformadas y deben estar en permanentes ensayos. Hay comparsas que siempre las van a requerir porque necesitan de la presencia femenina”, afirma.

A nivel urbano, dice que la fiesta grande de la Virgen del Carmen, patrona de la ciudad de El Alto –que se celebra el 16 de julio- muestra cada vez, mayor participación de femenina en las bandas, sobre todo, de mujeres bachilleres de origen aymara.

Contacto: clemeandeslaruta@yahoo.es

http://pieb.com.bo/sipieb_notas.php?idn=7742

© Los artículos difundidos por el Periódico Digital PIEB
pueden ser reproducidos total o parcialmente, citando la fuente.

Puchero, sabor del Carnaval

6 Feb

Bien lo decía Gaby Vallejo, autora del libro “Comida y bebida indígenas en Cochabamba”, que no hay familia cochabambina que no cuente con una receta especial de puchero de Carnaval; y es que este es uno de los platos más esperados durante las fiestas del Rey Momo.

Según la publicación del antropólogo Wálter Sánchez coautor del estudio “Cultura, Creatividad, Patrimonio y Mercados: estudio para la generación de iniciativas culturales en el departamento de Cochabamba”, esta ciudad no es un lugar donde “se come mucho” sino un departamento donde se come bien, además de rico y variado.

Si bien este plato puede ser preparado durante todo el año, en estas fechas se agregan otros ingredientes, y eso lo convierte en uno de los platos centrales de estas fiestas. Esa mezcla se sabores se complementa perfectamente con el calor del verano, con los juegos con agua, con los disfraces y bailes, con la mixtura y serpentina. De ahí que el Carnaval, como todas las demás fiestas, tiene sus propios sabores y olores.

Estas son algunas de las razones para estimar que hoy algo más de 43.200 platos de puchero carnavalero serán servidos en la feria gastronómica más esperada de estas carnestolendas, la “Feria del Puchero, Festival del Acordeón y la Concertina”, en su 23 versión, que se realizará en el parque Excombatientes.

La preparación de este plato sigue uno de los procesos más minuciosos y sincronizados dentro de la cocina, puesto que se requiere más de una olla sobre el fuego y además de aprender a colocar a tiempo las carnes, papas y el repollo.

Precisamente estas son las razones para que algunos cocineros no se aventuren en su preparación, porque según la experiencia es un poco difícil calcular el toque exacto de los ingredientes y así lograr la creación de un bocado sublime y… casi perfecto en el cual se fusionan los sabores de las especias, el ardor del picante y el incomparable sabor de las tres variedades de carnes.

el sincretismo del puchero

Tradicionalmente el puchero es un “cocido” en el cual se combinan carnes y verduras, cuya receta básica se heredó de la gastronomía española y ya luego la magia de este plato se fue creando poco a poco, ingrediente tras ingrediente, condimento tras condimento.

El investigador socio cultural Willfredo Camacho señala que este plato es el resultado de una modificación o sincretismo del plato principal que hacían preparar los españoles y criollos durante la época de la Colonia, en las fiestas de Carnaval, pero que el ingenio del mestizo hizo su propia versión y fue así como paso a paso se le fue agregando nuevos ingredientes.

Ya desde aquella época los españoles denominaban a este plato central como “puchero” refiriéndose a la mezcla de ingredientes que se servía.

Wilfredo Camacho asegura que en tiempos de la Colonia, Cochabamba era el centro de encuentro de algunas familias españolas; por lo general estas reuniones se realizaban en sus haciendas de campo y eran atendidos por experimentadas cocineras, las que posteriormente fueron modificando la receta en sus hogares. Es así como ellas fueron quitando o sustituyendo algunos ingredientes como ser la variedad de carnes, puesto que las más empleadas era la carne de oveja y menudencias de cerdo como ser el hocico y las orejas. El plato original tampoco incluía picante ni frutas.

“El aporte de los criollos es el ahogado de ají amarillo en el plato; además de la incorporación de las frutas de temporada”, señala. Esto debido a la abundancia de fruta que existía en el valle.

Asimismo el investigador afirma que ya desde el origen del plato era abundante, ya que se tenía la creencia de que en estas fechas se debe consumir para que todo el año no falte.

Cocina caliente

Cotidianamente la olla principal del puchero lleva -además de la base del caldo común-, el repollo, las frutas y las carnes. Las cuales al cabo de un par de horas de cocción comienzan a desprender olores especiales, anunciando de que es el momento ideal para sacar las carnes, sazonarlas y freírlas en sartén caliente.

Uno de los secretos del puchero es que se debe montar el plato con prontitud, porque debe ser consumido muy caliente.

De esta manera se logra que el ají exalte su sabor con el calor del caldo y logre que el plato sea insuperable en cada bocado.

EL PUCHERO y su feria

En 1990 un grupo de nueve cocineras encaró el reto de organizar la feria del Puchero, entre ellas Pascuala Medrano vda. de Laime y Juana Fuentes vda. de Vásquez, quienes llevan 22 años de actividad y además se convirtieron en las mayores expositoras del plato durante la feria.

Ambas coinciden al afirmar que la idea surgió de otra compañera de ollas, Flora Quinteros, quien coordinó con Julio Rocabado, un reconocido artista del charango actualmente fallecido, quien trabajaba en el departamento de Etnología y Folclore de la Oficialía Mayor de Cultura de la Alcaldía.

Desde entonces el festival creció tanto en número de participantes como de visitantes que poco a poco fueron trasladándose. Al principio se realizaba en el parque Arqueológico, luego en el parque Vial, la plazuela Cobija y finalmente en el parque Excombatientes.

lAS DAMAS DEL PUCHERO

Tanto Juana Fuentes como Pascuala Medrano tienen amplia experiencia en la preparación del puchero y pertenecen al grupo fundador de la feria.

Ambas cuentan con su puesto de servicio gastronómico dentro del Mercado 27 de Mayo, el cual se ubica sobre la calle 25 de Mayo entre Sucre y Jordán, y trabajan en el rubro desde hace más de 40 años.

“Yo empecé a trabajar en la cocina porque me gustaba. Siempre estuve detrás de mi mamá viendo cómo sazonaba sus comidas”, relata Fuentes, al mismo tiempo que explica que para ella no sólo es cuestión de aprender a cocinar sino de amar todo lo que implica el trabajo de la gastronomía.

De igual manera la ganadora del festival del puchero el año pasado, doña Pascuala asegura que no tiene ingredientes secretos y que ella considera que lo único que sazona su plato es el amor y el orgullo de satisfacer el apetito del comensal.

Ambas afirman que conocen todos los trucos para preparar este apetitoso plato de carnaval; y que antes en encender el fuego se encargan de la verificación y calidad de los ingredientes.

“Desde hace años que tengo proveedoras, de carne, papa, repollo y de todo, porque no es fácil comprar productos para preparar algo más de 600 platos para la feria”, asegura Pascuala. Es así como el sábado a las dos de la tarde ya tiene todo listo para inciar la primera parte del trabajo.

“Empieza pelando los garbanzos y las papas, lavando el repollo, pellizcando el chuño; además de hacer cocer carnes y preparar el ahogado. En fin todo aquello que pueda facilitar la tarea a la hora de cocinar”, asegura Rosario Laime, hija de doña Pascuala.

“Tengo a tres hijas que me ayudan, es un trabajo familiar, además tengo a otras ayudantes, porque una sola persona no puede con todo y más cuando se trata de preparar para muchos platos”.

Es así como el día de la feria, a eso de las cuatro de la mañana, las cocineras ingresan al mercado para encender las hornillas, más o menos un promedio de siete por lado. Para poder cubrir la demanda de ese día, utilizan tres cocinas más, explica Juana Fuentes.

Ambas cocineras han sido galardonadas con el primer premio de la feria del Puchero.

“En cuatro ocasiones gané el primer lugar, tres de ellos en años consecutivos”, asegura Juana, pero ahora ya no tengo tiempo para participar porque la fila es tan larga que primero debo atender a mis clientes; puesto que si no fuera uno de los mejores pucheros no estarían haciendo cola y con eso soy feliz”, finaliza Juana Fuentes.

Hoy que es el día de este plato, no desaproveche la oportunidad de acudir a la plaza Excombatientes para degustar “pucherito”, acompañado de toda su familia.

Vídeo

Te invitamos a disfrutar de la magia del Carnaval Boliviano

6 Feb

El Puchero sabe a tradición

6 Feb

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Es una sopa que tiene tantos ingredientes que para hacerla toma alrededor de cuatro horas. Su potencial calórico equivale a la mitad del requerimiento diario (distribuido en 5 comidas) en un solo plato. Tiene muchos ingredientes, al igual que la fanesca, el rosero, la colada morada y,  en su segunda venida al país, Simón Bolívar la probó. Tenga en cuenta La tradición indica que su consumo va desde finales de enero hasta el último día de Carnaval, antes del Miércoles de Ceniza. La preparación de este plato exige de la ayuda de toda la familia. Los niños solían pelar las frutas y los granos, mientras que los adultos preparaban los caldos y las carnes. Normalmente, se comenzaba la noche anterior.    Las variedades  de puchero que Pazos ha encontrado son en Pichincha y en Loja, puede ser que haya en Tungurahua.Se trata del puchero que  vino de España.  Parece ser que la variedad que se prepara en Pichincha (que lleva garbanzo)  emigró desde las islas Canarias, como  cuenta el chef e investigador Santiago Pazos Carrillo. El puchero es un plato barroco porque tiene muchos condimentos, es lampreado, además, como otras comidas es emblemático para celebrar una festividad religiosa. Antes se lo preparaba para la temporada de Carnaval, de la misma manera como se prepara la fanesca en Semana Santa y los buñuelos en Navidad. Es un cocido a base de tres tipos de carne, tubérculos y frutas, que lo dotan de un sabor lampreado, tan característico de la cocina ecuatoriana. Piénsese que  en la fanesca algunas familias mantienen la costumbre  de poner un buen trozo de raspadura en ella, o en los distintos ajíes como el de carne, de pollo o de lengua en donde también se utiliza panela.  Lo curioso es que hasta en el hornado se mantiene este sabor característico ya que en el chancho se tiene lo salado; y en el agrio, lo dulce. El puchero, además de res, chancho y pollo, tiene  chorizo español.  La sopa está compuesta por esos tres fondos. Se hace con pera uvilla, durazno de Ambato,  membrillo, garbanzo, camote, pera, zanahoria blanca, arroz, col, ciruelas y 22 ingredientes más. Los secretos de preparación es que los duraznos son pelados y cortados en cruz, se les hace una incisión para cocinarlos con la pepa. Las peras se cocinan con todo y tallo, aunque este es raspado solo para que se quite su sabor amargo. Estas frutas se producen en la época de Carnaval, aunque por el clima cada vez se va retrasando el período de cosecha. Normalmente, para la segunda semana de febrero la pera uvilla ya estaría madura, en la actualidad está muy verde, otro ejemplo es que el membrillo no ha aparecido todavía aunque ya debió abarrotar los mercados. Siendo una receta contundente para el momento de comer, en Carnaval se solía servir únicamente esta preparación. Una porción en un plato sopero normal aporta más o menos  1 000 calorías. En la actualidad esta cantidad puede sonar exagerada, o puede representar al puchero como una preparación sin sentido. No es culpa de la sopa. Pazos explica que la receta obedecía a un modo de vida distinto, con más actividad. Por ejemplo, hoy por hoy nadie necesita caminar dos horas hasta Guápulo, siendo que fácilmente podemos tomar un bus y llegar sin mayor desgaste. Las costumbres han variado y con ellas también la alimentación. La receta ha cambiado poco. El puchero es una preparación tan antigua que hasta aparece en el segundo libro del ingenioso don Quijote de la Mancha, en esos tiempos se la conoció como olla podrida.  Cuando Sancho Panza gobierna la tan ofrecida ínsula Barataria es agasajado con este festín.

 

ElComercio.com

Bolivia suspende sus conflictos para celebrar el carnaval

6 Feb

La Paz 

Un minero sujeta a una llama durante un ritual carnavalesco en Oruro. / G. B. (REUTERS)

La mayor parte de los bolivianos abre un paréntesis en las expresiones de protesta callejera y bloqueos y en su diaria actividad a fin de dar paso a la celebración del Carnaval .

El Carnaval, que se entremezcla con la fiesta indígena de Anata de agradecimiento a la Madre Tierra por la producción agrícola, se ha convertido en una de las mayores expresiones de la cultura boliviana, tanto por el derroche de alegría, bailes y libaciones, como por el tiempo que el boliviano se da para agasajar y reunirse con la familia y los amigos.

El gran desfile de bailarines lujosamente ataviados con atuendos bordados en oro y plata domina las actividades del sábado en la “entrada de Carnaval” en la ciudad altiplánica de Oruro, anfitriona este 2014 de alrededor de medio millón de visitantes, que casi triplican su población, de acuerdo a las cifras del ministerio de Culturas y Turismo.

El de Oruro es un carnaval que está enraizado en la fe religiosa, una vez que todos quienes participan en la “entrada” –que tiene un recorrido de varios kilómetros- hacen una promesa a la virgen del Socavón, o Candelaria, a cambio de peticiones.

El carnaval se ha convertido en una de las mayores expresiones de la cultura boliviana

Los “morenos”, que recuerdan a los esclavos negros traídos durante la colonia, llevan trajes bordados con hilos de oro y plata que pesan unos 50 kilos y su paso lento rememora el caminar cansado al son de una matraca.

Los “diablos” forman parte de fraternidades con centenares de miembros que despliegan una impresionante coreografía pese a que llevan caretas con una enorme ornamenta y son liderados por un ángel, que es quién triunfa en una simbólica lucha del bien contra el mal, la dualidad en la visión andina.

Por eso, los devotos bailan ante la Virgen –vista también como Madre Tierra- vestidos de “diablos” para aplacar las iras del “Tío” o el dueño de las profundidades oscuras del mal y de los minerales. Algunos estudiosos vinculan la esencia de estas expresiones con otras similares que se daban en Tarragona.

Los “caporales” y la “saya” son bailes de raíz africana que conquistaron a los jóvenes bolivianos, que hacen gala de gran energía en el baile que demanda figuras en el aire, entre los varones, y un incesante mover de polleras, mini polleras, entre las mujeres.

En la región oriental de Bolivia, Santa Cruz de la Sierra es el centro de un Carnaval muy parecido al brasileño

Proveniente del área rural llegan también conjuntos que desarrollan bailes como el del “tinku”, un encuentro entre contrarios del norte de Potosís, las kullawadas aimara, los chutas de La Paz y una larga lista de expresiones folclóricas pasará ante cientos de miles de personas apostadas en graderías hechizas, a lo largo de varias horas.

La presidenta de la Asociación de agentes de Turismo, Lourdes Omoye, ha asegurado que los ingresos durante el fin de semana en Oruro se calculan en unos 23 millones de dólares.

En la región oriental de Bolivia, Santa Cruz de la Sierra es el centro de un Carnaval muy parecido al brasileño, con desfile de reinas en carrozas que semejan los escenarios más diversos que uno pueda imaginar y seguido de exultantes comparsas de incansables bailarines.

El martes de “ch’alla” es otro día de gran importancia para la cultura andina pues es el homenaje a la Pachamama (Madre Tierra) y la dedicación de todo bien que pueda tener una persona. Las ofrendas –a fin de gozar de la protección de esta deidad- incluyen incienso, koa, hojas de coca, tierras de color, fetos de camélidos u ovinos, pétalos de flores, lanas de color, amuletos, todo regado a discreción con alcohol y dispuesto en un brasero.

 

Carnaval, La Virgen del Socavón

6 Feb

La Virgen del Socavón y la Corte Infernal, de José Víctor Zaconeta Existe en los valles templados de la América del Sud, un pajarillo muy pequeño de color oscuro, una especie de curruca o ruiseñor bastardo, de canto muy armonioso, que le llaman el “chiru-chiru”. Este pajarillo fabrica su nido en forma de una larga bolsa, colgada en la rama más alta de algún árbol, eligiendo los parajes más silenciosos. Dicha bolsa está trabajada, desde el fondo hasta la entrada, que apenas es un insignificante boquete suficiente para dar paso al cuerpo de la avecilla, mediante un entrelazado de espinos de algarrobo, con las púas dispuestas para afuera, tan fuerte, tan sólidamente asegurados por una sustancia elástica, parecida al pergamino, que elabora el pajarillo, que es imposible descubrir el fondo del nido, a menos que se destroce con un instrumento cortante aquella curiosa construcción erizada de defensivos. Por analogía con el tal nido y por una antigua costumbre, en algunos lugares, como en los valles del Departamento de Cochabamba, a la persona que tiene los cabellos en desorden y los pelos erizados, suele decírseles: “cabeza de chiru-chiru”. Hace tres siglos más o menos, desde que, en la falda del cerro “Pie de Gallo”, situado hacia el Oriente y en las goteras de la ciudad de Oruro, donde descubrieron los conquistadores españoles las primeras y riquísimas minas de plata conocidas con el nombre de “Socavón de la Virgen”, explotadas hasta hoy sin interrupción y actualmente poseídas por la “Compañía minera de Oruro”, vivía o mejor dicho, había hecho su guarida, un ladrón ratero, a quien, sea por la falta de tocado arriba indicada, sea por la semejanza de su guarida con el nido de la avecilla descrita, le llamaban: “El Chiru-Chiru”. El tal ladrón, que, sea dicho de paso, no era criminal sanguinario y sólo se ocupaba de cometer raterías; en un paraje, abrupto por entonces y hoy terraplenado y convertido en plazoleta, había edificado su miserable vivienda, tan baja y mal hecha, como para que no llegase a llamar la atención de ninguna persona. Y así era. Los que conocían al Chiru-Chiru e ignoraban las malas artes a que se dedicaba, lo consideraban como a un mendigo o como a un pobre vagabundo inofensivo, sin que faltaran personas caritativas que aun le prestaran su protección. Él, por su parte, tenía la suficiente habilidad para vender en un barrio apartado de la nueva ciudad de Oruro, lo que hurtaba en otro, desempeñando en apariencia el papel de simple comisionista o encargado de terceras personas; de manera que, siendo un pobre diablo tan insignificante e ignorándose hasta su procedencia, nadie se preocupó nunca de conocer su guarida, con tanta más razón, cuanto que él, o madrugaba mucho o permanecía herméticamente cerrado dentro de aquella. Cinco años habían transcurrido, sin que se notara ninguna novedad ni alteración en la vida siempre igual del “Chiru-Chiru”; hasta que, un buen día, de esos, se notó su desaparición, sin que nadie lo hubiera visto en ninguna parte ni a ninguna hora. Como a la mañana siguiente tampoco pareciese, se le ocurrió a algún vecino invitar a los que hacían el comentario, a “echar de menos” al “Chiru-Chiru” en su propia guarida. Trasladose la comisión, auxiliada de un mechero, sospechando la lobreguez del zaquizamí; y habiendo encontrado su puertecita un poco entreabierta, penetró resueltamente en el aposento. Y aquí viene el asombro y la estupefacción de los concurrentes: encontraron al infeliz “Chiru-Chiru”… muerto y tendido, cuan largo era, sobre su miserable y vil camastro. Tal asombro y tal estupefacción se hicieron indescriptibles, cuando, al levantar los ojos, contemplaron, a la cabecera del cadáver y en la pared que servía de mojinete al cuartucho, una sorprendente y maravillosa imagen, casi de tamaño natural, de la “Virgen de Candelaria”, con un hermoso niño y los atributos de aquella advocación, cayendo involuntariamente de rodillas los felices espectadores de aquel prodigio. Cundió la noticia en un santiamén, acudieron los vecinos, todos mineros, y, bien pronto, los habitantes íntegros de la ciudad; extrajeron el cadáver de Chiru-Chiru, para reconocer la causa de su muerte, amortajarlo decentemente y darle honrosa sepultura; y la guarida de éste, convertida, desde entonces, en una especie de Sancta-Sanctorum, fue el sitio de una romería incesante, que duró meses, años y siglos, y que continúa, ininterrumpida, hasta el presente. La parte esencial y religiosa de la tradición, es ésta. El Chiru-Chiru era efectivamente devoto de la Virgen Candelaria y tenía, a su cabecera, una pequeña imagen de su patrona, en un cuadrito litográfico o, seguramente, estampado en madera, en esa época. Todas las noches que salía a hacer sus fechorías (porque de día era hombre más honrado, como hay muchos), le dejaba, infaliblemente, encendida una velita de sebo a su Virgen, para que le amparase en sus correrías y le sacase “con bien” de cualquier conflicto. La Santa Virgen, probablemente compadecida de su miseria, le dejaba hacer o se hacía la vista gorda, mientras que el Chiru-Chiru desbalijaba un poco de sus bienes terrenales a los poderosos y a los ricos, generalmente avaros y nada caritativos; pero, en una noche fatal, trató de apoderarse del único tesoro que poseían un infeliz peón caminero y su familia, consistente en una petaca de cuero que contenía sus pobres ropas, humildes y estropeadas. Como es natural, la Virgen se indignó sobremanera, y, llamando, interiormente, a la conciencia de su devoto, le prohibió que cometiera semejante atentado. Como el Chiru-Chiru pusiese oídos de mercader y se obstinase en ejecutar la infamia, por considerarla demasiado fácil, no sin insistir en su prohibición, la Virgen apesadumbrada, se vio obligada a abandonar al ladrón, retirándole su amparo. El Chiru-Chiru, libre ya de todo escrúpulo, se puso en ejecución inmediata; pero no había entrado en sus planes la contingencia de que iba a tropezar con un hombre que, aunque demasiado infeliz, era tan valeroso y resuelto, que no sólo sabía hacer frente a todas las adversidades de su mala suerte, sino también defender, a sangre y fuego y temerariamente, su propia vida, las de su mujer e hijos y el tesoro de sus miserables harapos. Cuando el Chiru-Chiru se colaba ya en la vivienda de aquella pobre familia, por una puertecilla que entreabriera cuidadosamente, el caminero que tenía el sueño muy ligero, despertó inmediatamente y percibiendo un leve ruido y a través del trasluz de la puerta la presencia de una sombra humana, creyendo que se trataba de algún asesino o de un enemigo encarnizado que tenía, cogió rápidamente el puñal que le servía para sus andanzas y viajes; y como era hombre “que no esperaba recibir para dar”, lanzose sobre la puerta, sin que el Chiru-Chiru tuviese tiempo sino para volver la espalda, en la cual el caminero le asentó una profunda puñalada. Como el ladrón era demasiado ágil, a pesar de su mortal herida y de la estupefacción del caminero, que se detuvo esperando ver desplomarse a su víctima, echó a correr de tal suerte, que aunque el agresor trató de perseguirlo después, no pudo ya alcanzarlo, perdiéndolo entre las sombras de la noche. Por más que la puñalada no hubiese comprometido el corazón del herido y por mucha que fuese la fortaleza de éste, después de haber corrido unas cinco o seis cuadras, el Chiru-Chiru, cuya lesión era demasiado grave, cayó desfallecido, en campo abierto, ya en las afueras de la entonces aun pequeña ciudad. Allí, casi agonizante y poseído del más inmenso y sincero arrepentimiento, empezó a clamar a su divina patrona y a implorar su protección. La Virgen, sin duda conmovida por las fervientes plegarias de su desobediente protegido, viéndolo en trance tan duro y deseosa, además, de aprovechar de aquel momento supremo de regeneración de su alma, acudió presurosa al sitio en que yacía aquel, y, alentándolo en su fe y prodigándole los más solícitos y delicados cuidados, le condujo, lentamente, hasta su ya descrita guarida. Instalado el herido en su humilde lecho, la divina enfermera, con todo el amor y la ternura de una madre, le asistió, bondadosa, hasta sus últimos instantes, recogiendo de los labios del ladrón, junto con su arrepentimiento, la sincera gratitud de sus bendiciones. Y cerrados para siempre los ojos del Chiru-Chiru, su noble protectora se transformó, en seguida, en la hermosa imagen que bajo la advocación de la “Virgen del Socavón”, es venerada hoy día, en el templo del mismo nombre. Tal es lo que refiere la tradición, cuya versión más aceptable hemos tratado de interpretar, con la fidelidad posible, dentro de la forma literaria que requiere este género de trabajos. No faltarán quienes no digan que el Chiru-Chiru fue conducido por la Virgen desde el lugar en que cayera desmayado hasta el hospital, y que murió allí. Pero, esta versión, poco aceptable, rompería la unidad de acción de la tradición misma: pues, suponiendo que fuera así, la Virgen habría tenido que abandonar al herido en manos humanas, desapareciendo luego y sin llenar, por completo, la divina misión que se le atribuye; o si se quedaba, habría debido convertirse, allí mismo, en la celebrada imagen que motiva esta leyenda. Tales consideraciones y la de no interrumpir el curso armónico de los hechos sobrenaturales relatados, han hecho que nos adaptemos a la versión que nos ha parecido lógica. Mas, los hechos y sus consecuencias no pararon ahí. Descubierta la imagen de la Virgen y sepultado el cadáver del Chiru-Chiru con todos los honores posibles, al tercer día reuniéronse todos los vecinos del Barrio Minero, al que perteneció aquél y llegaron a los siguientes acuerdos aprobados por unanimidad: Que la mina de plata “Pie de Gallo”, que se trabajaba ya entonces, se denominaría, en lo sucesivo: “Socavón de la Virgen”, nombre con el que es conocida actualmente. Que todos los años se celebraría con gran pompa la fiesta de la Virgen, debiendo, precisamente, coincidir ella con la fecha en que cayese el sábado de Carnaval, víspera de la Quincuagésima, tanto porque pocos días antes ocurrió el suceso, cuanto porque sólo entonces tenían los mineros una libertad de tres días de trabajo, los indispensables para celebrar la fiesta, tal como ellos la deseaban. De donde se origina que dicha festividad es movible y que tiene precisamente que caer en el carnaval, pese a los calendarios, bulas y ritos de la iglesia católica. Que para honrar debidamente a su excelsa Patrona, todos los mineros se disfrazarían precisamente de diablos, tanto para dar realce a la fiesta cuanto para conservar ciertas tradiciones de la minería, sin que falten Satanás y el Arcángel San Miguel, para representar, melodramáticamente, la caída de Luzbel; y Que estos acuerdos se pondrían en conocimiento de todos los Mineros de las Empresas de la jurisdicción; debiendo, con la anticipación debida, componerse canciones y villancicos especiales, para cantarlos en loor de la Virgen. Todo lo cual se hizo “al pie de la letra”, proclamándose, desde entonces, a la Virgen del Socavón como a Patrona de todos los Mineros del Departamento de Oruro. Veamos ahora por qué los Mineros resolvieron disfrazarse de diablos y en qué forma iniciaron la fiesta acordada. Para ello y como antecedentes, daremos a conocer algunas costumbres mineras que persisten hasta hoy día: Por una antigua superstición, demasiado arraigada, todos los obreros de las minas creen, sincera e ingenuamente, que el diablo, al cual lo llaman “El Tío”, interviene, precisa e indefectiblemente, en sus trabajos, ya favoreciéndoles, en determinados casos, o haciéndoles la guerra, en otros, según sean las simpatías que le inspiren “sus Sobrinos” o según sea el comportamiento de éstos para con él; porque el diablo es, a pesar de su cola y de sus cuernos, sumamente susceptible y delicado, y no deja pasar nada que pudiera ser ofensivo a su diabólica majestad. De manera que los Mineros tienen buen cuidado y ponen especial atención en no “quedar mal” con “El Tío” ni disgustarle en forma alguna. Para esto, como el diablo no es muy exigente y sí, más bien, muy aficionado a las artes ocultas, le consagran un culto misterioso, que no trasciende afuera, tan simplificado y fácil, que sólo consiste en las siguientes prácticas: Ser modelada, en cada una de las minas y por los obreros que la laboren, del barro o greda más fina que se encuentre en las salvandas o guarda-vetas, una imagen, en bulto, de Satanás, lo más perfecta posible, con todos sus atributos, incluso rabo y cuernos, para colocarla en alguna gruta o grieta natural de una de las rocas más profundas, y, allí, rendirle culto, manteniendo siempre, dos o más velitas de sebo encendidas. – Dirigir, “con fe”, invocaciones y preces al “Tío”, en sentido de que les ayude a encontrar buenas vetas y, principalmente, los “toros”, de los que hablaremos a su turno. – Hacerle voto solemne de disfrazarse, “a su imagen y semejanza”, en la festividad de la Virgen (y no en otras mundanales, como se acostumbra, por algunos que no son del gremio), con la sola supresión del rabo, a fin de que no se les confunda con la verdadera Majestad. – Hacerle, de tiempo en tiempo, unos sacrificios, con la denominación de: “Convidos a la Pacha-Mama”, consistentes en preparar sobre un cerro de las minas, un tendido cubierto de confites y alfeñiques (por que el diablo, como se sabe, es muy goloso) y de una porción de amuletos, muy pequeños, unos vegetales y otros de cobre y estaño vaciados a fuego, llamados “mixturas o jampis” (remedios), sin que falten unas buenas botellas de aguardiente y de vino (a los que también es muy aficionado “El Tío”); y en derribar una o dos llamas, según sea los concurrentes, asarlas bien y colocarlas en otro tendido contiguo al anterior; todo lo cual, en conjunto, se denomina: “La Mesa”. – Debidamente preparada ésta para el banquete infernal, tiene, precisa e indispensablemente, que oficiar en ella, el Sumo Sacerdote del “Tío”, el “yatiri” (el que sabe), que no otro que un indígena vividor de ésos, especie de faquir, que la pasa por “adivino” y que es siempre muy respetado. Este, como quien es y como lo que es, empieza a oficiar con tantas raras, extravagantes y ridículas ceremonias, que, sólo la fe de los interesados es capaz de convertir en un acto serio semejante pantomima; hasta que llega el momento en que debe invocar a Satanás, para ofrecerle el banquete, momento en el cual deben todos los concurrentes alejarse a respetable distancia y tras de alguna colina, para no presenciar la terrorífica, la espeluznante, la apocalíptica aparición de tan eminente personaje, incapaz de soportarla nadie, con sola excepción del yatiri o adivino, que le espera postrado. Después de un lapso de tiempo, el necesario para que el diablo se sirva, a su satisfacción, de las viandas y postres del frugal banquete, libe sendos vasos de vino y de aguardiente, y escoja, además, para su uso, algunos de los amuletos que más le agraden, el yatiri, que, en este caso, no es otro que el mismo diablo en forma humana, después de comer y beber a su gusto, se pone de pie y llama, a grandes voces, a los devotos alejados. A la llegada de éstos, les manifiesta que “El Tío” se ha mostrado sumamente satisfecho, que se ha servido de todo, que el vino y el aguardiente le han parecido muy buenos igualmente que la coca fresca de la nueva cosecha, de la cual se ha llevado una buena muestra, así como de los amuletos, para obsequiar a su esposa y subalternos; que el asado ha estado bastante sabroso, pero que, para la próxima oportunidad, sería conveniente escoger algunas llamitas más grandes y más gordas; por todo lo cual, no ha tenido inconvenientes en concederles las gracias que han solicitado, ordenando, de inmediato, a la “Pacha-Mama” (la Tierra), que les provea de ricos filones y de abundantes minerales. Y agrega que, como el “Tío” no es muy gastrónomo ni tampoco bebedor de oficio como otros, lea ha dejado provisión suficiente, para que la consuman en compañía del yatiri, que sólo ha bebido una copita, y aun está, porque se la invitó el mismo diablo. Los, ya presentes interesados, escuchan religiosamente los resultados de la misión diplomática del yatiri y la celebran ruidosamente, haciendo comentarios, a cual más favorables. Consumen los restos del convite o “convido” y hacen copiosas libaciones a la salud del “Tío”. Termina la fiesta con esta curiosa ceremonia: se reúnen los desperdicios del banquete y en una hoguera, ya preparada, se los convierte en cenizas, las mismas que son aventadas por el yatiri, en medio del humo oloroso de la resina quemada, que se llama “koa”, y de la que sólo se hace uso en el momento de la presentación de Lucifer al yatiri y en este último acto. Después, el yatiri, que realmente sabe más que las arañas, cobra sus derechos de oficiante, cuatro o cinco pesos, y la concurrencia se disuelve, satisfecha y tranquilamente. Y no se crea que entre los obreros de minas falta gente despierta y avisada, no; es que el poder y la antigüedad de esta superstición son tales, que los mismos patrones, personas ya civilizadas, se ven obligados, muchas veces, a dar gusto a la peonada, costeando los gastos del “convido” y dejando a aquella que mande ejecutar sus brujerías, con el solo objeto de que la gente trabaje con buena voluntad. Finalmente, entre los ritos del culto del diablo, falta éste: no divulgar nunca tales supersticiones o prácticas ni invocar jamás a Satanás por su verdadero nombre, lo que parece que le incomoda sobremanera, sino simplemente por el nombre de “Tío”. Tales son las sencillas prescripciones del ignorado culto del diablo: pero aquí vienen el antagonismo y la contradicción, inexplicables, que pasamos a indicar: Los Mineros, a la vez que son devotos a Lucifer, lo son también y con mucho fervor, de la Santísima Virgen, que, en el caso concreto, es la del “Socavón”. Esta devoción es tan grande, que, al encontrarse dos peones en algún socavón o galería, oscuros, el uno saluda con la siguiente invocación: “Ave María purísima”, a lo cual el otro responde: “Sin pecado concebida”; pero lo raro y contradictorio de aquella duplicidad de culto, es que, mientras, en una grutita natural o lacra de las rocas, se ve una pequeña estampa de la Virgen, alumbrada por dos velas y adornada con unas flores artificiales, un poco más lejos, a alguna distancia, probablemente por respeto, se ve, igualmente, otra pequeña efigie de barro (de las que hemos descrito) del “Tío”, alumbrada también por dos velas, pero, eso sí, sin el adorno de las flores, en primer lugar, porque, seguramente, no las merece, y, en segundo, porque el diablo debe ser poco aficionado a la floricultura. No obstante la contradicción que se desprende de los cultos anotados, en resguardo de la honorabilidad y el buen criterio de los Mineros, que se parece mucho al de los hombres políticos, debemos hacer notar que existe una gran diferencia: y es que, el primero, el de la Virgen, es completamente sincero y espiritual, pues no persigue otro fin que el de la obtención de la gracia divina y de las bendiciones de la excelsa Patrona, en tanto que el segundo, el del diablo, como más humano, por mucho que se disimule, es netamente interesado, ya que las gracias a obtenerse son: el mejoramiento de los filones, las riquezas de una buena explotación y el encuentro de los “toros”, con los que no tardaremos en tropezar, a nuestro paso. Tales son, a grandes rasgos, las supersticiones de los Mineros, de esa gente desvalida y trabajadora, cuyas costumbres serán materia de otro estudio; la misma que hace inmensos sacrificios y hasta economías de hambre, por encajarse rabo y cuernos en el carnaval y, sobre todo, por celebrar dignamente la fiesta de la Virgen, cuyos pormenores damos, en seguida: Durante el año, los obreros de minas hacen grandes esfuerzos para ahorrar algo de sus miserables salarios, los unos con objeto de hacer confeccionar disfraces nuevos de diablos y los otros con el de adquirir, en préstamo, algunos ya usados, de negociantes que no desdeñan ni aun la piel de Satanás para sus trapicheos. Dicho disfraz consiste en una camiseta y un calzoncillo de tejido de punto, de hilo y de color carne, de un taparrabo rojo sujeto a la cintura, formado por cinco o seis aletas colgantes y cortas, festoneadas, que caen en forma de hojas oblongas, de una careta, de estuco, que representa la del demonio, con los correspondientes cuernos y una nariz fenomenalmente aguileña, sobre la que descansa una culebra o un sapo, de una peluca de cerda bastante espesa y un par de zapatos ferrados, duros, sin duda, pero demasiado resistentes, en cuyos tacones se hallan bien aseguradas dos enormes espuelas, que no sabemos a ciencia cierta, a cuál de los dos siguientes objetos obedecen: si a que el diablo, a pesar de que no usa nunca sombrero, es muy aficionado a montar a caballo; o si, a que las espuelas infernales son indispensables para llevar el compás de la marcha y del baile en los días de fiesta. Además, los diablos llevan como atributo, una vara larga de madera, ferrada en la punta, en forma de pica o de tridente, con lo cual queda completa la descrita indumentaria que, por otra parte, no es muy costosa. Aparte de las economías y ahorros para disfraz, se preocupan los Mineros de encontrar y adquirir uno o dos buenos “Toros”, pero no vaya a creerse que de los cuadrúpedos, no. Los “toros” son lo más hermosos, grandes y finos trozos de mineral, que encuentran los Mineros en el curso de sus labores y que los esconden y guardan cuidadosamente dentro de la misma mina, no con el poco honrado fin de apropiarse de ellos, sino con el de presentarlos al patrón o empresario como un obsequio de carnaval, bajo la denominación de “achura” (bocado exquisito), para recibir, en cambio, los obsequio de aquel, consistentes en confites, pañuelos grandes de colores, buenas botellas de licores y un poco más o un poco menos de dinero, según sea el “porte” o generosidad del patrón o del gerente, bajo el nombre de “tinca” (gratificación o premio). Tampoco descuidan ejercitar, desde tres o cuatro meses antes, las danzas que tienen que ejecutar, consistentes en una especie de cuadrillas, bailadas a grandes y descomunales saltos, en las plazas y esquinas de la ciudad, con un ruido realmente infernal de vocerío y de sonido de espuelas. Hechos los preparativos ya indicados y recibida la “tinca” el día viernes anterior al carnaval, se reúnen el sábado en la mañana tanto los presuntos y futuros diablos cuanto los mayordomos de la fiesta de la Virgen, que generalmente son ocho o diez vecinos del pueblo, acomodados y pudientes, que corren con todos los gastos de la comida y de la bebida y, sobre todo, de preparar la vajilla infernal, consistente en setenta u ochenta mulas aparejadas, cargadas de equipajes, sobre los cuales se ostenta con una profusión asombrosa y digna de llamar la atención, un respetable caudal de prendas de oro y plata labrada, tales como faluchos, monedas selladas, soperas azafates, fuentes, teteras, calderas, cucharas y hasta vacines, todos estos útiles de plata, que demuestran la riqueza, relativa, pero oculta de un pueblo de obreros. Este convoy, seguido de coches, en los que deben lucirse las personalidades lujosamente ataviadas de los mayordomos, forman parte de la romería infernal que se supone venida y recién llegada del Averno. El día sábado, a horas tres de la tarde, hacen mayordomos y diablos su entrada solemne por las principales calles de la ciudad, dirigiéndose, en seguida, al templo del Socavón, donde toda la Corte Infernal, de rodillas, rinde pleito homenaje a la Reina del Cielo, incluso Lucifer en persona y su no menos cornuda esposa, que a manera de nuestras aristocráticas damas, sin dejar de ir a la iglesia por cortesía, acostumbra no perder esta clase de fiestas, cuando de bailar se trata. Después de la gran ovación hecha a la Patrona, los diablos, que, como tales, no sólo son aficionados al baile y al filrteo, sino también, y con gusto refinado, a la poesía y a la música, entonar, a coro, cantos religiosos, correspondiendo las estrofas a Satanás barítono, a la soprano su esposa y al tenor Mefistófeles. De esos cantos, que pertenecen a la poesía clásicamente infernal, sólo hemos podido conseguir, como ejemplos de que podrían aprovecharse los modernistas, las siguientes rimas: Venimos desde el Enfierno a pedir tu protección, todos tus hijos los diablos, ¡Mamita del Socavón! Las cuentas de tu rosario son balas de artillería: deféndenos pues con ellas ya de noche, ya de día. Aquí estamos de rodillas, échanos tu bendición a estos tus pobres mineros, ¡Mamita del Socavón! No nos niegues, pues, tu amparo divina madre de Dios: ¡Hasta el año, mamasita, hasta el año, adiós, adiós! Para muestra un botón; siendo muy dignas de respeto y de toda consideración, la fe sincera y la fervorosa devoción de esta clase obrera, tan sufrida, tan fuerte y tan sencilla, a la que le deben el país su renombre, e ingentes fortunas tantos millonarios ingratos. Terminadas estas ceremonias místicas, que deben repetirse en los días domingo y lunes de carnaval, el resto del tiempo de los tres días lo emplea la Corte Infernal en ejecutar una danza por las calles de la ciudad, deteniéndose en las esquinas, para lucir en ellas, ante numeroso público popular, su destreza en las figuras de las cuadrillas que bailan; danzas en las que los mineros son infatigables, no obstante las copiosas y repetidas libaciones de alcohol que les invitan los amigos y principalmente los mayordomos de la fiesta. Dentro del programa de su recorrido por la ciudad, es de obligación o de cajón, como llaman, visitar a la primera autoridad departamental, en el Palacio de Gobierno local, en el que se efectúa la representación dramática de “La caída de Luzbel”, por los principales demonios dramaturgos y el Arcángel San Miguel, que forma parte de la tropa; y, es de ver y oír, cuando éste desenvaina la espada para atravesar a Lucifer, como tiemblan postrados y hacen sonar las espuelas los 600 u 800 diablos allí reunidos; finita la cual comedia o tragedia, son obsequiados, todos, por la primera autoridad con un par de libaciones de licores finos. Notable es su presencia en las calles, cuando ordenados en dos alas y de a uno en fondo, forman dos hileras interminables, que avanzan haciendo resonar las espuelas, hasta el momento de precipitarse, a gigantescos saltos, sobre las esquinas, al son de una marcha especial, conocida con el nombre de: “La tonada de los diablos”. Admirable es la resistencia de éstos, en tres días consecutivos de satírica gimnasia; pero, como ni los mismos demonios son incansables ni Satanás, con ser Satanás, puede burlarse impunemente del alcohol, resulta que, en la tarde del lunes, todos los diablos se van al diablo, pues materialmente rendidos y ahítos de bebidas fuertes, que trasladan el infierno a sus cabezas, se desorientan, se dispersan y acaban por caer hipnotizados, unos dentro de las casuchas y otros en las calles, no siendo ya raro ni peligroso andar a tropezones con demonios que han perdido la peluca, los cuernos o los cachos, habiendo degradado su dignidad infernal hasta el extremo de aficionarse y tomar por esposas a unas sencillas y pobres mujeres del pueblo, denominada “palliris” (las que en las minas golpean trozos de mineral y los convierten en fragmentos pequeños). Ello es que el lunes en la tarde termina la endiabladura, teniendo los espíritus infernales, acompañados de sus respectivas consortes, de carne y hueso, que restituirse, en cuerpo y alma, con muy mala gana y mucho dolor de cabeza, a los trabajos mineros, que se restablecen, en toda su plenitud, el día martes, a las seis de la mañana. Tal es la fiesta de la Virgen del Socavón y de la Corte Infernal, que se celebra desde su origen hasta nuestros días, con la sola advertencia de que, en sus primitivos tiempos, la troupé, que era sólo de 600, 800 y aun más obreros, se componía exclusivamente de diablos, y de que, en el día, no sabemos a ciencia cierta, si, por que aquellos han ido perdiendo sus prestigios, porque han sido ventajosamente reemplazados por tantos diablos, sin rabo ni cuernos, que pululan ahora en todas partes, o si, por que el culto de Lucifer se va amenguado, van adquiriendo los tales obreros, la mala costumbre de disfrazarse de otras cosas, permitiendo que se vean ya tan pocos diablos y como si las tales mojigangas pudieran compararse nunca con la gentil, esbelta y magnífica estampa de Lucifer. ¡Mal hecho, muy mal hecho! Pero para eso, tiene doctores la iglesia… y nosotros, con su permiso, ponemos punto final a esta tradición.

* José Víctor Zaconeta, La Virgen del Socavón y la Corte Infernal, en Odas y poemas.

Oruro 1925, Vol. II, pág. 257-275.

Platos Carnavaleros

5 Feb

Puchero y parrillada, los preferidos en Carnaval

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El Origen de la Fiesta Grande de los Cruceños

5 Feb

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El Carnaval nació a caballo, con polvos de colores y elegantes bailes de salón

Siglo y medio de cambios en el Carnaval cruceño. Desde la celebración elitista en los salones más exclusivos de la ciudad, hasta el corso diverso y lleno de fastuosidad que abre una celebración que dura cuatro días y que nadie ha podido detener

La diversión estaba en jugar con cascarones llenos de pintura de colores
Carnaval, carnaval de mis sueños, has ido cambiando como Santa Cruz. Agonizan las casas de espera, murió el Caballito, se fue Pan de Arroz. Ya no truena la banda de Zoilo, no hay mascaritas para apechugar. Es la letra de un taquirari que estrenó la comparsa Chirapas en 1999 y que fue escrito por Julio Kempff. Refleja las transformaciones que tuvo el Carnaval cruceño desde que se conoce de él en el siglo XIX.
El historiador Alcides Parejas escribió un ensayo sobre el Carnaval cruceño a través del tiempo. Explica que el primer registro fue de Alcides D’Orbigny, quien describía que los caballeros de la época salían los lunes a caballo, provistos de cascarones llenos de aguas y polvos de colores, que utilizaban para pintar a las mujeres y que la fiesta duraba hasta el martes, a orillas del río Piraí. De aquella época también data el famoso Correo, que va desapareciendo en estos tiempos, en el que se anunciaba, con sátira, el próximo carnaval.
Ya a principios del siglo XX, en 1910, el diario El Comercio hablaba de un Carnaval con comparsas respetuosas, con bailes de sociedad muy concurridos, especialmente los organizados por las comparsas los socialistas y los pilsener.  La fiesta era elitista, no cualquiera podía entrar a esas celebraciones. Poco antes, a fines del siglo XIX, la alta sociedad se escandalizaba por la aparición de un nuevo ritmo que bailaban los más jóvenes, llamado guachambé, el mismo que después se consolidó como el carnavalito, totalmente diferente a los ritmos formales de la alta sociedad.
Aun en los 50 del siglo pasado, el Carnaval se celebraba de día y de noche. Con la luz del sol las fiestas eran en las casas de recepción y en las noches eran los bailes de gran tono; esa característica desapareció en los años 60 cuando el diario El Progreso contaba que “la muchachada de la clase humilde recorre también las calles con su música típica”.
Según el estudio de Alcides Parejas, la fiesta grande nació con características urbanas y sin rasgos folclóricos; careció de máscaras lo que le da un sello exhibicionista, pues a los carnavaleros les gusta mostrarse. La celebración también nació machista, ya que los que se divertían eran hombres, y las mujeres eran relegadas como objeto estético y sensual.
El corso
Las cabalgatas del siglo XIX fueron el antecedente del corso que, en la primera mitad del siglo XX, consistía en el paso de la reina en un carro alegórico, seguida por las comparsas uniformadas que bailaban al ritmo de la banda. Alcides Parejas menciona que en los 70 y 80 irrumpen los fastuosos carros alegóricos, como reflejo del auge del narcotráfico.
Hasta fines de los 60, el corso se realiza alrededor de la plaza 24 de Septiembre, después se hizo en el primer anillo y después pasó al segundo anillo. Durante unos años intentaron trasladarlo a la Doble Vía a La Guardia, pero volvió al segundo anillo y ahora plantean trasladarlo a la avenida Mutualista entre quinto y sexto anillo.
Las ‘precas’
Nacen a fines de los 70 y se realizan por lo menos tres semanas antes del Carnaval. En principio eran protagonizadas por comparsas jóvenes. Ahora se han convertido en desfiles que anticipan el corso, con carros alegóricos, donde la reina del carnaval es protagonista principal.
Los bailes de mascaritas
Nacieron a mediados del siglo XX. Duraban 11 noches, desde el jueves antes del corso, hasta el domingo de carnavalito. Las mujeres se ponían una capucha que les cubría el rostro, lo que daba licencia para la picardía y la sensualidad. Durante décadas se realizaron en el Caballito; pero durante los últimos 20 años entraron en decadencia y tienden a desaparecer.
El ensayo de Alcides Parejas termina interrogando ¿hasta dónde irán las transformaciones del Carnaval? y si estas modificarán la esencia de la fiesta del rey Momo, así como la sicología del pueblo cruceño: su modo de pensar, sentir y actuar frente a la fiesta grande que, hasta aquí, ha formado parte de su esencia. 
Imparable


No pudieron detener la fiesta ni decretos ni ordenanzas la frenaron

Una ordenanza en 1936 planteaba suspender el Carnaval después de la Guerra del Chaco. En 1945 se volvió a intentar la suspensión para evitar el derroche. Y en 1976, se planteó que no haya fiesta por las inundaciones. La fiesta grande se impuso y se mantiene en la idiosincrasia de los cruceños.

Mónica Salvatierra
msalvatierra@eldeber.com.bo

El Deber  

La Diablada de Oruro

5 Feb

 El comandante de los ejércitos celestiales, San Miguel arcán-gel, conduce las tropas infernales a postrarse reverentes ante los pies de la Candelaria del Socavón.

La voz Diablada deriva del latín Diabo-lus = demonio: danza popular con disfraces de diablos muy difundida en el ámbito andino, en cuyo desenlace el comandante de los ejércitos celestiales, San Miguel arcángel, conduce las tropas infernales a postrarse reverentes ante los pies de la Candelaria del Socavón. La pieza tiene su origen, no como se cree en el ámbito colorido del carnaval de Oruro, sino a orillas de las apacibles aguas del Titicaca, en la ciudadela mística de Copa-cabana.Con clara reminiscencia de la lucha del bien y el mal en inicios de los tiempos, constituye una metáfora de la epopeya espiritual operada a inicios del siglo XVII en Copacabana -antaño conocida como “asiento del demonio” por tratarse del principal centro adoratorio o ceremonial de la idolatría en tiempos precolombinos- que es expulsado con todo su séquito infernal al instaurarse el cristianismo en el Lago Sagrado de los incas.

El antecedente más antiguo de la coreo-grafía se halla en el drama sacro del siglo XVI, posiblemente del mismo nombre, y variantes como el “Usca Paucar, auto sa-cramental del patrocinio de N. S. de Copa-cabana” (cuyo original se halla en la Biblio-teca de Lima) y otras similares, ocupán- dose del tema como catequesis para ganar la adhesión de los pobladores indígenas a la nueva fe, tal como lo muestran sendas obras de Calderón de la Barca y el Fénix de los Ingenios Lope de Vega, en plena Época de Oro de la literatura española.

El primero de ellos, en su obra “La auro-ra de Copacabana” considera al Santuario del Titicaca la capital espiritual del Nuevo Mundo, comparándola con la Ciudad Eter-na: “Pues como Roma siendo/ donde más vana tenía/ la gentilidad su trono,/ fue donde puso su silla/ triunfante la Iglesia; así/ donde más la idolatría/ reinaba, puso la fe…”

Por referencias de Ramos Gavilán, se sabe que la primera “entrada” folclórica en

América, se realizó durante la entroniza-ción de la Virgen de Copacabana, cuando a la voz de la fiesta distintas comunidades circunvecinas desfilaron delante de la pro-cesión, siendo la primera vez que las danzas nativas se ejecutaban “en conjun-to”, pues cual signo de identidad antes eran intransferibles e incompatibles con las de otras comunidades, barrera ésta que únicamente el impulso devocional lo-graría vencer.

Según Garcilaso, en tiempos prehispáni-cos la danza era una costumbre muy arrai-gada entre las poblaciones nativas, citan-do entre otros ejemplos la danza “los Incas”, en la cual participaban entre 200 o 300 hombres con ritmos pausados, graves y solemnes, que iban ganando tierra hasta llegar cerca donde estaba el Inca, diciendo al compás del baile cantares compuestos en loor del Inca presente y sus antepasa-dos…

Como resultado del choque entre cultu-ras, luego surgen expresiones de mestiza-je que perduran hasta hoy, en modalidades nuevas que incorporan máscaras y disfraz para satirizar en ve-lada protesta al conquista-dor. Entre ellas, la Diablada ridiculiza a las tropas napo-leónicas invasoras del rei-no de España, interpretan-do en ágiles ritmos su himno que hoy caracteriza a esa danza, el consabido “tan-taran-tan-tan, etc”.

Pero antes de ingresar a la temática del Carnaval, es conveniente destacar la popularidad que gozaban las fiestas de la Candelaria en la Villa Imperial como centro de riqueza de todo el Virreinato, donde los mentados festejos a la Pa-trona de la minería se pro-logaban durante todo un mes, concluyendo con el esperado desfile folclórico; pero en 1670 la Corona las suspendió definitivamente por atentar contra el trabajo de la Mita en los socavones del Cerro Rico.

Al coincidir la suspensión de la fiesta, con la aparición de los ricos yacimientos en Uro-Uro (hoy Oruro) que comenzaban a opacar a los de la Villa de Carlos V con costos más bajos en la producción, los prósperos empresarios orureños apadrina-ron la celebración extinta en Potosí, exten-diendo la fiesta desde el 2 de febrero hasta el sábado de Carnaval, cuando se realiza-ba la tan esperada entrada prolongada en su festejo por los feriados.

En la grandiosidad del Carnaval de Oru-ro, es donde entre las premuras del desfile folclórico el drama sacro deriva en los rit-mos ágiles y enérgicos que hoy identifican a la Diablada, habiendo perdido su significado evangelizador para ingresar de lleno en el ámbito del folclore, convertida en atracción central de la “obra maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Hu-manidad”.

Entre variantes que en la actualidad se observan, se puede mencionar que el número de diablos y ángeles antaño era el mismo; de las legiones celestiales hoy sólo interviene el arcángel San Miguel como figura central; en el caso de los animales que sobreviven -Ukumari, oso polar, cón-dor o monos- antaño representaban a los siete pecados capitales; del antiguo relato hoy solo se conservan breves fragmentos que se recitan antes de emprender la danza, etc.

Como dijimos, con aportes de conjuntos de música y baile del Carnaval de Oruro la

festividad del 2 de febrero descolla en Puno, prolongada en “la Octava” y una semana extra más de festejos. En 1967, observando la participación de esos asi-duos grupos desde dos décadas antes, el peruanísimo José María Arguedas presa-gia: “este desfile en los Campos Elíseos de París o en la 5ta. Avenida de Nueva York, causaría deslumbramiento y despertaría en los espectadores inquietudes jamás suscitadas antes en el corazón”

http://www.eldiario.net/noticias/2015/2015_02/nt150217/nuevoshorizontes.php?n=1&-la-diablada-de-oruro

Carnaval Paceño

5 Feb

El carnaval paceño comienza con el Corso Infantil que se festeja el día sábado de Carnaval, en el que niños e infantes desfilan por El Prado, luciendo diversos tipos de disfraces típicos y modernos.

La Farándula y entrada de pepinos se realiza día domingo de Carnaval, la misma que empieza su recorrido en la Av. Montes, pasando por la Pérez Velasco y terminado en la Av. Camacho, en cuyo recorrido participan pepinos (personajes bufos) que van bailando en comparsas y haciendo travesuras a su paso por las calles. También participan comparsas con diversos tipos de disfraces como los Chutas o Aljeris, danza carnavalesca que se ejecuta en parejas con atuendos típicos al son de huayños. En este corso prima el juego con agua, espuma, harina y mixtura.

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Chutas y pepinos de La Paz.

El día lunes se realiza la entrada del Jiska Anata(Entrada Folklórica del Carnaval paceño) que antiguamente era una de las fiestas mas importantes del mundo andino, donde cada tiempo del proceso productivo en el ciclo agrícola aymará estaba bien marcado por un conjunto de ritos y celebraciones festivas.

El Jiska Anata del carnaval paceño consiste en la entrada de conjuntos y danzas folklóricas como los morenos, caporales, tobas, kusillos y saya afroboliviana, cuyo recorrido empieza en la Av. Montes finalizando en Av. Camacho.

El día martes de Carnaval, se procede a la tradicional Challa en todas las zonas de La Paz, tradición andina que consiste en bendecir mediante la ceremonia de la Challa los bienes como casas, vehículos, negocios, etc. De origen Aymara y campesino, esta tradición con la que se paga favores a la madre tierra saltó a la urbe en los años 30 y 40.

Un domingo después, en la tradición del Carnaval Paceño, se festeja elDomingo de Tentación. Con una retreta en la plaza Murillo y la ceremonia del Entierro del Pepino, a la que se sumará la entrada de Chutas.

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Entierro del pepino en La Paz.(foto:turismolapaz360.com)

El programa se inicia a las 11.00 de la mañana en la plaza Murillo, con la retreta de carnaval, en la que participan el movimiento cultural Los Olvidados.

Concluida la retreta, el sector femenino de Los Olvidados, en el que también estarán las viudas, cargará el ataúd con el Pepino rumbo al Cementerio General pasando por la tradicional calle Comercio, en una muestra de que el Carnaval paceño ha llegado a su fin.

Una comitiva conformada por más de 20.000 chutas lo esperará a las 13.00 en la plaza Garita de Lima, donde se realiza la concentración del Chuquiago Anata. Esta entrada hará su paso por la avenida Baptista, y finalizará en la cancha de El Tejar.

Cuando venga al carnaval en Bolivia no se olvide del carnaval paceño.

Fuente: turismolapaz360.com

Confites de Carnaval

4 Feb

Foto de  Rodolfo Goitia – Los Tiempos

La fabricación de estos dulces es una tradición de Potosí que se difunde por todo el país, ya hay varios que aprendieron los secretos.

Un perol fabricado de medio turril, fuego constante que derrita pero que no queme, un relleno que puede ser desde una semilla de anís hasta un trozo de almendra o durazno y mucha energía para evitar que las bolas que se forman se fundan en una sola, son los ingredientes necesarios para elaborar los confites, esos dulces redondos que son una tradición del Carnaval en varias ciudades del país.

Estos secretos acuñados en Potosí, poco a poco se fueron extendiendo. Desde hace dos semanas, artesanos avivaron sus fogones, compraron más azúcar y aumentaron sus jornadas de trabajo para cubrir la demanda de confites durante el Carnaval 2006.

En lo que fue el tambo Santiago, una construcción vetusta en la esquina de las calles Sagárnaga e Isaac Tamayo, en la zona del Gran Poder, don Pedro es uno de los productores de confites que día a día con el traquetear de sus peroles endulzan la vida de la gente y cultivan una tradición.

Él explica que para elaborar un confite es necesario hacer un almíbar de azúcar y limón. “Esa miel se la hace gotear sobre la semilla de cilantro y si prefiere un maní o un pedazo de almendra. Hay que saber la maña porque si se friega ya no sirve”, dice.

El teñido se lo hace con anilina y si los confites son sólo para ch’allar, es decir, si son pequeños, la preparación de un color tarda poco más de una hora.

Si se quiere hacer los grandes se tarda más y se debe usar la plancha, que es una madera con la que se aplana para evitar que se peguen las bolas de azúcar.

La elaboración.

Ingredientes • Azúcar, limón, semillas de cilantro y mucha energía para batir los peroles. Relleno • Se pueden poner anís, maní, trozos de almendra, nueces o durazno seco.

Preparación • Se hace gotear almíbar sobre un perol caliente.

La Razon   La  Paz

RECETA

El tradicional

Para un quintal de confite, se necesita un quintal de azúcar. En un recipiente resistente, de preferencia un perol de cobre, se coloca el azúcar a fuego de leña hasta que se derrita, agregar limón. A medida que se va diluyendo, se echa culandro o arveja. Mecer la bandeja hace que se formen los confites. El proceso dura hasta media hora, pero depende al tamaño que se quiera lograr.

El Especial

A la preparación base del confite tradicional, se incluye huevo y blanqueador. Si es de chocolate se diluye éste en un poco de agua y se aumenta en el almíbar. El proceso es el mismo que el anterior, sólo que en vez de culandro y arveja, se pone nuez, almendra, durazno, maní o coco rallado. Se debe mover la bandeja hasta una hora (de acuerdo a la fruta). La forma determina el relleno.

• Para dar color, en cualquiera de las dos preparaciones, se utiliza colorante vegetal en el almíbar.

Sobre Bollu Preñau de la Fiesta de Comadres

4 Feb

El » bollu preñau» tradicional es una especie de pan grande y al horno. Está elaborado básicamente con harina, manteca, agua, sal, levadura y un chorizo de calidad, frente al de hojaldre, es decir, con mantequilla

“La fiesta de las comadres es una de las manifestaciones más genuinas como resultado del transplante cultural desde España en el período colonial”, comentó Vacaflor.

En su estudio, encontró dos antecedentes históricos: la Fiesta de la Matronaria que durante el imperio romano consistía en un día dedicado a las esposas de los jerarcas, y la Fiesta de Saturnalia que ofrecían las mujeres romanas a sus esclavas. El contexto cristiano criticó esta última celebración y la reemplazó por la de Comadres (del latín cumatris que hace alusión al parentesco espiritual entre la madre y la madrina).

Sin embargo, según Vacaflor, la celebración más parecida a la fiesta de comadres en Tarija sucede en el municipio de Pola de Siero, Asturias (España). Allá se intercambia el “bollo preñao de chorizos” para compartir exclusivamente entre las mujeres polesas. La fiesta, a estas alturas, está reducida a la celebración de contadas familias.

En Tarija la fiesta era celebrada en el área rural, dentro del ciclo de la cosecha. Los campesinos elegían a una persona para nombrarla compadre o comadre y entregarle animales vivos, canastas con todos los frutos posibles de la temporada y una torta de la repostería popular. Las canastas además debían estar adornadas con rosas pascua y albahaca. En síntesis una ofrenda a un pariente espiritual de la abundancia de la naturaleza, a la vez obtenida con su fuerza de trabajo.

Cuando las campesinas llegaron a trabajar a las casas de la ciudad de Tarija, llevaron consigo esta tradición. Por eso es que inicialmente se nombró comadres a las patronas o patrones con quienes había mayor afinidad, hecho que posteriormente fue multiplicándose a cada vez más grandes círculos sociales.

En medio de una celebración al son del erque y la caja típicos del carnaval de Tarija comenzaban las coplas de contrapunto o desafío entre comadres y compadres y viceversa. La unión quedaba sellada con el engarzamiento de los dedos meñiques y la frase “cuma, cumita, todo partirse, nunca enojarse”.

La celebración así concebida tiene una presencia desde fines de 1690 entre los criollos descendientes de españoles.

La fiesta de comadres es exclusivamente para mujeres actualmente, y la fiesta de compadres es exclusivamente entre varones. Sin embargo también es posible hallar parejas mixtas que siguen una estricta regla de intercambio de dones.

Vacaflor dice además que los lazos entablados entre binomios corren para toda la vida en la mayor parte de los casos, y se sabe de compadres y comadres que han asumido la responsabilidad paterna y/o materna a la muerte de la comadre o el compadre.

En 1984, un grupo de comadres salió a bailar espontáneamente a las calles y tomó la plaza principal, para sorpresa de la población. A partir de ese momento el municipio asumió la iniciativa de fomentar esta fiesta tradicional, que actualmente es la estrella principal del carnaval de Tarija.

“Eso ha generado un sentimiento de apropiación de nuestra identidad cultural”, dijo Vacaflor, quien resalta todo el contexto de música, instrumentos, vestimenta y comida que retornan a sus raíces este día.

Elías Vacaflor es Director del Archivo Histórico de la Prefectura de Tarija, y puede ser contactado en el correo    e_dorakis@hotmail.com.

Con ajíes y frutas el puchero carnavalero cautiva paladares

4 Feb

 

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El puchero carnavalero es una de las delicias gastronómicas cochabambinas de estas fechas. El dulzor de sus duraznos y peras junto al infaltable ají amarillo molido en batán forman una mezcla exquisita de sabores preparado sobre todo para el martes de Ch’alla.

María Luisa de Bazán, una punateña que hace 35 se dedica a preparar el puchero carnavalero, señala que este plato tiene sus orígenes en la cocina española y es parecido al plato cuzqueño, pero es tradicional del valle alto.

Resaltó que se diferencia de otros, por la presencia de frutas como el durazno, pera, e incluso uvas y manzanas cosechadas en esta época. “El dulce y el picante tienen un sabor exquisito”, señaló la experta.

Para Juana Fuentes, ganadora de la Feria del Puchero durante ocho años, el puchero carnavalero es sinónimo “de abundancia y productividad”. Con 25 años, dedicada a su elaboración, asegura que en el pasado el platillo de la “tarde” no era apreciado por la gente “rica”, pero sí por la clase media. En los carnavales es servido a mediodía para empezar la ch’alla del martes de Carnaval.

El platillo cuenta con tres tipos de carne fritas: cordero, vaca (pecho) y cerdo (orejas, hocico, cueros o costillas). Además de arroz q’eta o aguado, papa, chuño, garbanzo, repollo, camote y ají amarillo molido en batán. Una de los secretos en su preparación es la cocción de todos los ingredientes por separado en el caldo de las carnes. Su preparación demora al menos dos días, en caso de mantener la tradición de la leña, conchitas y ollas de barro.

Las expertas aseguran que las familias cochabambinas pasan la tradición del preparado de generación en generación. Cada una cuenta con recetas propias y secretos. Por ejemplo, Bazán dice que su secreto es la harina retostada de trigo que la utiliza para espesar el ají como lo hacía su abuela. “Eso le da el toque y el sabor”, señaló.

El famoso Puchero de hoy ha sufrido una serie de variantes, que por las técnicas y preparados ya no se parece al original español o la famosa olla”, señala el sociólogo Carlos Balderrama Bellido, en su artículo “Por la ruta del Puchero”.

Por Violeta Soria – Los Tiempos –

 

Carnaval en Santa Cruz

4 Feb

Crece la región y también cambia la fiesta grande de los cruceños

La transformación. La fiesta grande adquiere nuevos rasgos que tienen que ver con la migración y con los tiempos modernos que vive Santa Cruz de la Sierra

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Los bailes de máscaras se desarrollaban durante 11 noches. Reinaba la picardía y la sensualidad

Mónica Salvatierra

msalvatierra@eldeber.com.bo

El último censo confirmó que Santa Cruz es el departamento más poblado y también el que más gente recibe del interior y exterior del país. Esta explosión influye en la fiesta grande de los cruceños que, año tras año, adquiere nuevas características y deja otras que son propias de ciudades más pequeñas.
El Carnaval cruceño nació sin rasgos folclóricos, pero en los últimos años ha incorporado a los ballets juveniles en las precarnavaleras, en el corso y ahora en una entrada que será exclusiva para estos grupos que interpretan bailes del oriente.
El Carnaval de calle, descrito por Alcides Parejas como el paso de las comparsas por el centro de la ciudad al ritmo de la banda y visitando las casas de espera, tiende a desaparecer y pasa a ser remplazado por los garajes, donde los carnavaleros se encierran y bailan, pero reducen la interacción social con otros carnavaleros o con gente que no es parte de ese grupo. La transformación se produjo después de un enfrentamiento entre comparsas que acabó con la vida de una enfermera.
En el corso, el paso de las comparsas vestidas con simples casacas, pasa a ser remplazado por grupos carnavaleros que visten elegantes  alegorías y ensayan coreografías. En este desfile también se lucen fastuosos carros alegóricos y no han faltado los grupos que pasaron con amplificaciones y bailarinas exóticas. Además, hace ya algunos años se ha descentralizado y también se celebra el corso en las ciudadelas.
Asimismo, cambia para los llamados miracorso, que son los que no tienen comparsa y se divierten yendo a ver la entrada carnavalera. Hasta hace unos cinco años, podían observar desde graderías y sillas ubicadas a lo largo del recorrido, pero esos espacios fueron copados por los camarotes, que son de las comparsas o de empresas que venden espacios a precios más caros. Sin embargo, según la última ordenanza del carnaval, este año se reducirá el espacio para los camarotes y volverán las sillas y graderías más económicas.
Este año tendrá un cambio aún mayor, pues la ordenanza del Carnaval autoriza que, además del corso principal y el infantil, haya el corso cultural espectáculo del oriente boliviano, la entrada folclórica de los residentes del interior.
En su ensayo, Alcides Parejas hace un recuento de las ordenanzas que intentaron suprimir el Carnaval y de cómo fracasaron. Desde que comenzó en el siglo XIX, solo dejó de haber fiesta grande durante la guerra del Chaco: 1933, 1934 y 1935. Un año después volvió con renovada fuerza y entusiasmo de los cruceños.
Lo que se escribió sobre el carnaval cruceño


El viajero Fawcet en 1913
Nos aventuramos a andar por las calles, corriendo el riesgo de ser apedreados con huevos de tinta o recibir baldadas de agua sucia. Fue una total diversión para los que se entregaron al libertinaje de esos días.

Leonor Ribera Arteaga en 1937
Si el pueblo dedica tres o cuatro días a su celebración, no es por holgazanería, sino por reacción contra el ritmo monótono en que se desenvuelve nuestra vida de ciudad, con diversiones escasas.

Diario el comercio en 1975
El corso, pese al desorden, fue del agrado del pueblo. Hubo carros alegóricos que arrancaron aplausos, comparsas juveniles muy alegres y también los jovachones. Por primera vez se realizaba de noche.
El Deber –

Los Ch’utas de las Cholas

4 Feb

Desde hace algunos años, las mujeres de los ch’utas del Carnaval paceño han venido adquiriendo una connotación nueva, de mayor importancia, de visibilización y cierto poder en un ámbito ritual y festivo que privilegiaba al hombre. En efecto, el ch’uta no es cualquiera en su origen mítico.

Como protector de la cosecha, tiene una gran significación en el mundo agrícola del que proviene. Si bien esta fuerza de la ritualidad y religiosidad agrícola se ha perdido de gran manera al alejarse del origen campesino e instalarse en la ciudad, su figura continúa siendo importante.

La transformación última, sin embargo, tiene que ver con el lugar de las mujeres: en los denominativos de las comparsas y en la organización y las decisiones de las actividades propias de la fiesta. Este hecho, constituye una revalorización de la chola, la compañera de los ch’utas, aparentemente disminuida en su papel de mujer al admitir la existencia de los ch’utas choleros, hombres con dos mujeres a las cuales hacen bailar y dar vueltas, una con cada brazo, además de los versos abiertamente machistas de las canciones de Carnaval.

Es esta relación, la que parece dar un vuelco a partir de los últimos años en el contexto de la fiesta, espacio privilegiado para las transformaciones y los cambios de valores y normas, pues los rituales reflejan, tanto los conflictos y oposiciones del orden social como las proyecciones y estrategias de un mundo cambiante.

Algo más que nombres

Ya a inicios del milenio se empezó a incluir a las mujeres en los nombres de las comparsas, como es el caso de la Fraternidad Comparsa de Ch’utas y Pepinos “Los celosos y sus lindas celositas del Carnaval” o la fraternidad “Juventud ch’utas alegres wistu vida y sus lindas cholitas Queipo del llano”. En los siguientes años se utilizan más designaciones femeninas relacionadas con ideales de belleza y distinción, atributos físicos, llenos de humor o términos propios de las relaciones amorosas: “Elegantes ch’utas choleros de La Paz y sus lindas bellezas de tipo holandesas”, “Fiesta cohetillos y sus cholitas magníficas de la Plana Mayor”, “Volantes de oro y sus muñequitas de oro”, “Fiesta ch’okopitas y sus lindas mamacitas diamantinas”, “Ch’utas Súper Papis Bronco Amigo y sus lindas Mamis 0 km.”

Esta tendencia será más visible, ya que la moda es precisamente usar nombres especiales: “Comparsa de ch’utas coquetos y sus lindas damitas de 24 kilates”; los Viajeros de Charaña se denominan “Wistu Vidas y sus lindas Tawacos” (jóvenes);  la tradicional comparsa de los maquineros, “Lindas cholitas miski chuymas” (corazones dulces); Los Chaska caballos utapokas, “Los Jaira Compadres y sus magníficas orkochis” (que no conocen las labores femeninas); “Los chuyma lunthathas y sus comadres quitalulus” (roba jovencitos). En el denominativo “Los Pocholos rompecorazones y sus lindas Maridas” hay una clara influencia de la pareja de comediantes urbanos que revierten los roles del hogar, encargando a un sometido y sufrido marido todos los quehaceres domésticos bajo el mando de la mujer.

Javier Escalier, dirigente de la asociación de comparsas carnavaleras, sostiene que la tendencia revela la conciencia que se va adquiriendo en los grupos sobre el poder de la familia y la mujer. Los cambios no se dan sólo en los nombres, sino que ahora asisten parejas a las reuniones de organización; si los  hombres acuden solos, dicen: “Voy a consultar”. Las mujeres gravitan más que hace unos cinco años, están involucradas; antes se las dejaba fuera, ahora aparecen como centralizando el poder, especialmente económico.

Esa transformación curiosamente proviene en especial de parte de la pareja fundadora de los Ch’utas Choleros en 1985. Héctor Quisbert y su esposa Cristina Yujra tuvieron la idea de hacer que un ch’uta baile con dos cholas, algo que antes no existía. No todos estuvieron ni están de acuerdo, y el baile en pareja predomina; además,  la figura de las señoras, manifiestan algunos bailarines, merece respeto. Al fallecimiento del esposo, Cristina Yujra ha tomado las riendas como pasante.

Un estudio realizado en la carrera de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA, 2010) analiza coplas que cantan los músicos de las bandas que amenizan el baile de los ch’utas. Los resultados son paradójicos, distantes de esta corriente nueva que analizamos. Dichas coplas tienen diferentes significados para hombres y mujeres, pero muchas están relacionadas con la cantina y la bebida, a partir de las cuales se expresa un “yo” desdichado:

Muy amargado me encuentro./Maldigo de haber nacido/Voy buscando en las cantinas/En busca de mi belleza/Muy amargada me siento/ Maldigo de haber nacido/Voy buscando en las cantinas/En busca de mi cholero Banda Gallardos Raymis.

Dicen los investigadores:  “El cuerpo es mencionado como un vehículo al pasado, existe una continua dicotomía entre olvido y amor: el amor se olvida en otro cuerpo. Para el hombre, el recuerdo y el baile son motivo de alegría y ostentación; para la mujer, son motivo de llanto. La situación se invierte y la mujer sufre pero olvida, en cambio el hombre olvida circunstancialmente y lleva el castigo por su malquerer […]. La condición de cholero parece una carga porque implica un inicial sentimiento de culpa (por el fracaso de la relación) con la chola “titular” y recae en la traicionera: es culpable por ser débil, falta de paciencia y carácter al permitir que sus padres la casen con otro cuando debió esperar y escapar con el ch’uta (Herrera, 2010).

Los autores se refieren  a la “oscilación identitaria”, del cholero, un vaivén entre el campo y la ciudad. El ch’uta cholero al vivir en la ciudad, debe adquirir nueva mujer:

Quieres, quieres volver a mí/Ya no quiero saber de ti/ Porque tengo otra mejor:/Chiquitita, quinceañerita/Alicia eres bonita como flor/Sopocacheñita eres mi amor/Linda sampedreña.

Esta identidad partida, evidente en el pasado, en gran parte de los casos ya ha sido superada, pues la migración familiar se ha completado, así como la vivienda citadina, salvo en el caso de los transportistas.

¿En qué medida corresponde la narrativa de la fiesta con la vida real y cotidiana de los actores sociales identificados con estos personajes?

Conociendo que en el ámbito festivo, espacio simbólico de múltiples contradicciones, las redefiniciones sirven para reforzar identidades que son cambiantes y no estáticas y para actualizarlas reconduciendo formas de subordinación y otras. La actuación de los danzantes refleja los cambios sociales, pero también son fuerzas liberadoras que transforman la sociedad.

¿De qué manera cambiarán las letrillas de las nuevas canciones de los ch’utas o continuarán encarnando discursos de desdicha sobre sí mismos?  Ahora que las mujeres de los ch’utas ya no son pasivas y están transformando en la práctica sus intervenciones, ¿seguirán cantando igual que antes?

Texto: Beatriz Rossells

Referencias:  El carnaval de La Paz y Jisk’anata de Beatriz Rossells y otros autores, y el estudio  de Gabriel Llanos, J. Ángel Herrera Transculturación, narrativa e identidad en ‘Fiesta y Literatura’, ambas publicaciones del Instituto de Estudios Bolivianos, Universidad Mayor de San Andrés, ASDI- SAREC. 2010.

Dos parejas para el Domingo de Tentación

Una mujer policía se dirige a nuestro encuentro. Unocincuentaialgo de estatura y enormes ojos vistosamente maquillados. No es que la cabo Juli Cuentas luzca así todos los días, sólo que se acerca el Carnaval y, como integrante de la comparsa de ch’utas Unión Comercial Los golosos y sus lindas golosinas, la joven ha aceptado posar para las fotos de una nota referida, justamente, a las “golosinas”.

Con Juli llega Benjamín Choque, 1,80 de alto aproximadamente y a quien ella ha llevado hasta las filas de los ch’utas. Ambos enamorados bailan juntos y a él no se le pasa por la mente tomar de la mano a otra cholita, pues ni por asomo es un “cholero”. No con Juli, tan segura de sí misma, a su lado.

“Yo no me dejo; las mujeres hemos cambiado en ese sentido”, afirma la joven que sale del vestuario transformada en una beldad gracias a la pollera, la chaquetilla y las vistosas joyas.

Benjamín baila también morenada con las Rosas de Viacha Revelación 82. Ella pertenece a familias de folkloristas provenientes de Achocalla, la Unión Comercial,  y Achacachi, Los Catedráticos, y menciona que, si no fuese más cómodo, por su trabajo, llevar pantalón, estaría muy feliz de vestir a diario una pollera.

La pareja posa, baila, se divierte ante la cámara. “Nada de machismos”, expresa ella. “No, no soy muy machista”, se define él con un hilo de voz. ¿Me pongo el sombrero?, pregunta él. “No, con sombrero te ves muy flaco”, decide ella.

Otra joven que tiene su propio ch’uta es Jhovana Carmen Cahuasa Quispe. Ella y su ahora esposo participan, desde la fundación hace 14 años, de la Elegante Comparsa Ch’utas y Pepinos Renacer y sus Palomitas Blancas, iniciativa exclusivamente carnavalera de su hermana María Isabel y su cuñado Ramiro Lazo.

Jhovana, comunicadora social, ha hecho su tesis sobre la danza paceña cuyo origen se disputan Corocoro y Caquiaviri. Y está en condiciones de defender que los ch’utas serán unos infieles en la ciudad,  “tomarán con una mano —la derecha, eso sí— a la pareja titular y con la otra a la suplente”; pero por su origen y significación rural son en realidad “una consagración de la pareja, del matrimonio”.

Dice la comunicadora que la danza del ch’uta es propia de la etapa de siembra y de fertilidad de la tierra, de los animales, de las personas. Un periodo húmedo, que se inicia apenas acaba el Día de Difuntos y que se extiende hasta marzo. A diferencia de otros personajes del folklore, que bailan en cualquier época del año, éste lo hace exclusivamente en este tiempo y, más estrictamente, en el Carnaval paceño. “Se respeta tiempo y espacio”, aunque haya aspectos que han ido cambiando por la migración campo-ciudad, por la moda, etc.

Tanto Julio como Jhovana destacan el hecho de que hay más mujeres que varones en la danza del ch’uta. Y que, por eso, se ve a los enmascarados bailando con dos cholitas. Habrá quien vea en ello puro machismo, y habrá machismo en ello; “pero en general, ellas sólo quieren divertirse y no se hacen problema”, señala Juli. “Es la danza del ch’uta y sin él no hay baile; no creo que, como en la morenada, que tiene bloques de mujeres cada vez mayores, se vea a cholas bailando sin ch’utas; la tradición no va a permitirlo”, considera Jhovana.

Esta  joven —la primera que fue  elegida Cholita  del Carnaval Paceño, en 2005— está casada con Gróver Chuquimia, ingeniero comercial que proviene de una familia de artesanos costureros. Se conocieron en el colegio, pero bailando ch’utas se enamoraron. Tienen una niña que los une más, pero hay que verlos vistiéndose, ayudándose uno a otro a quedar perfectos en sus vistosos trajes —tal cual hicieron Juli y Benjamín—, para intuir que debe haber más que sólo bailar en el rito de ser parte de la fiesta.

Parte de la fiesta son el consumo de alcohol y la violencia. “Es cierto”, dice la pareja Chuquimia; “en nuestro grupo hablamos con la gente para que no lleven a los niños a la entrada, no es un lugar para ellos”, explica la comunicadora social. Ella no bebe y su esposo reconoce  las veces que se ha excedido, ella ha controlado la situación. Y  Juli explota ante la posibilidad de ser agredida: “¿Golpearme?, ya vería el desgraciado que se atreviese”.

Texto: Mabel Franco

La Razón / Beatriz Rossells/Mabel Franco

 

El ch’uta llega hoy a La Paz para iniciar el Carnaval

4 Feb

Festejo. La forma en que el personaje arribará es una sorpresa. El domingo se desenterrará al pepino

Tradición. El ch’uta llegará, como otros años, acompañado a La Paz.

Tradición. El ch’uta llegará, como otros años, acompañado a La Paz.

Este año, la forma en que llegará el ch’uta a La Paz está envuelta en el mayor secretismo. Como fuere, el personaje de las carnestolendas paceñas estará hoy a las 10.00 en la plaza Murillo y será recibido por el gobernador César Cocarico.

“La sorpresa del día será ver en qué llega desde Caquiaviri. Pero, aunque sea en burro, el ch’uta estará mañana (hoy) en la ciudad para participar el domingo en el desentierro de su compinche: el pepino”, aseguró el presidente de la Asociación de Comparsas del Carnaval Paceño, Javier Escalier.

En anteriores versiones de ambos eventos, considerados como la primera precarnavalera oficial del departamento, los dos personajes llegaron a la urbe en medios de transporte como un avión, un minibús y otros.

Escalier adelantó que el acto, planificado para las 10.00, también servirá como pistoletazo de salida para todas las actividades oficiales de las fiestas en el departamento de La Paz.

Durante la bienvenida al personaje, diversos grupos interpretarán las danzas tradicionales de la Anata, como las pinquilladas, tarqueadas y la moseñada, además de la danza del ch’uta. Hoy también será el lanzamiento de la segunda canción oficial de las fiestas de este año. El tema fue compuesto por la agrupación Hiru Hicho, que en octubre del año pasado lanzó Caquivireñita, dedicada al ch’uta.

Este último es uno de los tres personajes tradcionales de las carnestolendas de La Paz, junto al pepino y la cholita. Originalmente parte de un baile exclusivo para solteros y actualmente llega a las fiestas acompañado siempre por dos cholitas.

Las poblaciones de Corocoro y Caquiaviri se disputan ser su cuna. Fue en esta última donde la asociación dio por iniciadas las actividades con la elección de la Cholita Caquiavireña y la fiesta del patrono de la comunidad, San Antonio Abad, el 16 y 17 de enero.

Con la llegada del ch’uta, la Asociación de Comparsas ya puede proceder con el siguiente paso de la fiesta: desenterrar al pepino. Esta ceremonia se realizará el domingo 2 de febrero. La dirigencia convocó a sus afiliados y a los ciudadanos que quieran disfrutar del espectáculo a las 12.00 en la puerta del Cementerio General. El recorrido comenzará a las 14.00.

Escalier adelantó que su organización ha preparado varias sorpresas para la resurrección del personaje, que serán reveladas durante el desarrollo de la fiesta. Este año, el desentierro del pepino fue organizado por la Fundación Poder del Folklore. Esta institución preparó un espectáculo que consiste en sacar del camposanto un féretro cerrado y llevarlo por un recorrido por las vías cercanas al Cementerio.

La procesión irá por la avenida Bautista y terminará en la calle Entre Ríos, en la puerta trasera de la necrópolis. Allí se levantará un podio donde estarán los invitados: el ministro de Culturas, Pablo Groux; el gobernador César Cocarico; el alcalde Luis Revilla, y otros.

“Tendremos bandas de música que nos acompañarán durante todo el recorrido, grupos musicales y muchas sorpresas. Invitamos especialmente a todas las familias”, agregó Escalier. La elección de los personajes del Carnaval será el 14 de febrero.

La Nutrida agenda de la fiesta paceña

En febrero se celebrará la Preste del Pepino, la segunda fiesta precarnavalera. A ésta le sigue la selección de los personajes  y la elección de la reina.

La Razón (Edición Impresa) / Jorge Soruco / La Paz

http://la-razon.com/la_revista/chuta-llega-Paz-iniciar-Carnaval_0_1990000982.html

Culinaria de Carnaval

4 Feb

Una celebración que combina las costumbres ancestrales propias de cada región, departamento, ciudad y comunidades rurales del país, con algunas tradiciones europeas traídas durante la epoca colonial. La diversidad ecologica del país crea opciones culinarias carnavaleras que varían de acuerdo a la geografía y cultura de cada región.

Los carnavales preludian la Cuaresma. Pero antes de pasar a esas semanas de privación, la sociedad se sume en días de festejo en los que la gastronomía es de todo menos escasa. Esta fiesta se remonta siglos atrás. Se trata de una fiesta de origen cristiano que se celebra antes de que comience la Cuaresma. Los cuarenta días antes de la Pascua de Resurrección, los cristianos debían preparar su cuerpo y su mente para recibir a Cristo en base a abstinencia en su quehacer diario y, por supuesto, en la gastronomía. Esta época de privación también incluía la prohibición de comer carne los viernes.

Por ello, antes de someterse a esta escasa alimentación y rígida forma de vida, los ciudadanos necesitaban un periodo de liberación, de fiesta y de poder disfrutar de los placeres culinarios.

Hoy en día permanece la costumbre de la comida en familia, que se respeta a pesar del incremento acelerado del ritmo de algunas de nuestras ciudades.

En casi todos los rincones del país se celebran los carnavales y con ellos, se disfruta de platos y recetas singulares.

Algo típico de la gastronomÍa de esta fiesta es la abundancia de deliciosas recetas pasadas de generación en generación

@esterucaa

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