Alcanzando la Inmortalidad: «Las Recetas Olvidadas» de Gamal El Fakih Rodriguez

Para el ciudadano de a pie, para usted, para mi, nuestra conexión con nuestros antepasados se aviva con los recuerdos de las canciones que cantaba la abuela mientras pilaba el maíz, cuando abrazamos la frazada que tejió “Nana” o cuando comemos en diciembre ese plato maravilloso siguiendo la receta escrita a mano hace ya 100 años. Todo se transforma en historia viva, mientras esa fuerza se conecta con nuestra identidad estaremos siempre presentes.

En 1995, Gamal El Fakih Rodriguez, egresado de la primera promoción del Hotel Escuela de Mérida y actualmente sub-Director del Instituto de Turismo y Hotelería de Québec (ITHQ) en Montreal, Canadá, inició junto a un grupo de estudiantes un trabajo muy interesantes. El Fakih sabía que “existía una gran cantidad de recetas de cocina escondidas en los fogones de leña” y decidió emprender un viaje por mucho de los característicos pueblos de los Andes Venezolanos para recopilarlas; sin saberlo formarían parte de un importante libro titulado «Las Recetas Olvidadas». “Hablando con las abuelitas y con la gente de las aldeas y de los campos, sentándose a conversar, a tomarse un cafecíto con todas las señoras que han consagrado su vida a la cocina; logró recopilar una gran cantidad de recetas, muchas de ellas casi olvidadas”, así describen en www.lasrecetasolvidadas.com como fue que lograron este titánico esfuerzo, que ha plasmado para fortuna de los nuevos nativos digitales, como es una cultura que parece perdida en el tiempo.

Seguramente cuando Gamal decidió publicar este libro, nunca pensó en el alcance que tendría. Seguramente cuando decidió sentarse a organizar sus ideas y convencer al fotografo Jean-Luc Crucifix para que plasmará en su trabajo una Venezuela inocente, no pensó que su libro se transformaría en uno de los libros más importantes del mundo de la Gastronomía. Las Recetas Olvidadas alcanzó su Olimpo, formando parte del cuadro de honor del premio «Mejor Libro de Cocina del Mundo» de Gourmand World Cookbook Awards 2011.

La gastronomía es un hecho humano, por ende, está cargada de consciencia y siempre que alimente el cuerpo, el espíritu y el alma será inmortal. Gracias Gamal y Jean Luc.

A continuación algunas extractos tomadas de www.lasrecetasolvidadas.com

AREPITAS DE POLVO

Ingredientes:

(12-14 personas)

1 kg. de Harina de Maíz

2 cucharaditas de Manteca

6-7 cucharaditas de Azúcar

3-4 Huevos

Anís (en concha o estrellado)

Mezclar todos los ingredientes y amasar bien hasta obtener una masa uniforme. Agregar un toque de agua si es necesario para obtener la contextura deseada.

Dar forma circular (más pequeñas que las arepas corrientes). Asar en el budare o en lajas dentro del homo bien caliente.

CURRUNCHETE

Dulce tradicional en celebra ciones especiales como el Día de la Madre y las despedidas.

Ingredientes:

2 Panelas

Especias (guayabita, clavos y canela)

2 Tazas de Miche callejonero

500 grs. de Queso Ahumado

500 grs. de Pan

Elaborar una miel con la panela y las especias (a punto de cara melo de color ámbar). Cuando esté lista, agregar el pan y el que so cortado en cuadriles. Dejar mermar unos minutos. Añadir el miche en último momento. Dejar reposar tapado.

HIERBA´E CONEJO

Una de las bebidas más popu lares del páramo, que utilizaban los campesinos para pasar el frío. Se introducen en una botella de miche unas hojas secas silves tres conocidas con el nombre de Hierba’ e Conejo, díctamo real, especias (anís estrellado, guayabita, clavos de olor, canela, nuez moscada, etc.) y cualquier tipo de hierbas.

Se tapa muy bien y se entierra por unos tres meses para que enfuerte.

Es una bebida de gran contenido alcohólico que por lo general se ofrecía a las visitas cuando nacía un niño en el seno de una familia.

Canción popular cantada por Doña Mercedes Muñoz de Rodríguez una tarde cualquiera de abril de 1978:

“Se levantó la cocinera,
y a soplar el fogón
se lava las manos
se lava la cara
se riza el cabello
y se hace el pompón.Esta leña tan maluca
Que no quiere ni prender
¡ malhaya sea el cuero
de aquel leñetero
que me hace padecer !

Desdichada la mujer
que se mete a cocinar
que va sometida
que aquella atrevida
la venga a regañar

Ya no soplo más con leña
ni tampoco con carbón,
me voy pa’ mi casa
mi madre me pasa
y ahí le queda su fogón

Ya me voy, ya me voy
a la voz de mi marido
me da de comer
me da de beber
y me da mi buen vestido

Los besos de mi consorte
me saben a chocolate
color amarillo
color encendido
que me saben a tomate…”

Merlín Gessen

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