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Alasitas en honor al Ekeko

25 Ene

La Fiesta de las Alasitas se festeja principalmente en la ciudad de La Paz, constituye la más importante muestra artesanal de la ciudad, son dos semanas y media de miniaturas, juegos de azar, comidas y tradición. se realiza el 24 de enero, al inicio del solsticio de verano y se prolonga oficialmente hasta el 4 de febrero, aunque generalmente permanece hasta fines de ese mes.

Sebastián Segurola, gobernador e intendente de La Paz dispuso el año 1781 que se realice este festejo en homenaje a quien salvó a la ciudad del asedio indígena, y así fue ordenada la fiesta del mercado de miniatura, costumbre que los indígenas traían desde de los antiguos collas. En el Cerro Santa Bárbara conocido antes como el Cerro del Calvario es donde ahora se realiza feria de Alasitas, allí los brujos aymaras, detentaban el negocio de la venta de medicinas, hechizos, sahumerios y se mezclaban cultos religiosos y superstición, allí se simulaba la compra de terrenos donde los nuevos propietarios construían sus casitas con piedritas, se celebraban matrimonios, se adquirían diferentes artículos y esta práctica era motivo de la Ch’alla con cerveza y licores, celebrando el acontecimiento y pidiendo la protección de la Pachamama.

Alasitas, feria de miniaturas

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La Alasita, voz aymara que significa comprame, no es exclusiva de Santa Bárbara, durante muchos años la zona de la plaza de San Pedro la albergó,y todo el barrio se convertía en feria de Alasitas. La plaza de Churubamba y la avenida Montes también la cobijaron, hasta que, por el crecimiento de la ciudad y de su parque automotor se decidió reponerla a la zona Santa Bárbara. El campo utilizado para este propósito se extiende en todo lo que era el zoológico de La Paz, sigue por las calles que lo circundan, la avenida del Ejército, la calle Roosevelt y toma por algunos días la plaza Alfredo Domínguez, en el atrio del Teatro al Aire Libre y el Parque del Scout. La feria de Alasitas se celebra en honor al Ekeko, un ídolo familiar aymara que simboliza la fecundidad, la alegría, la abundancia y la prosperidad. Se trata de un personaje rechoncho y sonriente que se va cargado de una variedad de productos en miniatura, de primera necesidad y también otros, que simbolizan lo que cada persona ansía obtener como casas, vehículos, dinero, etc. El motivo original religioso, fue transformándose en una devoción profundamente arraigada hacia el antiguo Dios de la Abundancia, el Ekeko. Por un momento, las personas dejan de lado sus actividades y preocupaciones cotidianas y salen a las calles para comprar las representaciones de sus sueños y luego ofrendan sus nuevas pertenencias a este dios de la abundancia y a los santos. Durante esta celebración el tiempo parece detenerse, aunque paradójicamente la ciudad está más conmocionada que de costumbre. Es natural, el dios de la abundancia está llegando como cada año y trae una carga de fortuna para los que creen en él. La fe es tal y las necesidades tantas, que el campo ferial ya no es el único lugar de reunión para quienes salen de sus casas y oficinas llevando aquellas miniaturas que representan sus máximas aspiraciones materiales.

Alasitas tradición extendida al mundo

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Alasitas y el Ekeko

“Alasitas” de la palabra en aymara Alasiña que significa Comprar para sí. Es la celebración al Ekeko, el dios de la abundancia a quien se le obsequia miniaturas, para convertir los sueños en realidad, por ejemplo: los billetes para que no falte dinero, la maleta para ir de viaje, un coche para tener uno, las canastas llenas de conservas para que no falte alimentos durante todo el año, un saco de granos de cereales para la buena cosecha, una pequeña tienda para que prospere el negocio que se tiene, una negrita o un negrito de yeso para tener una pareja. Según la tradición todas las personas acuden, justo al medio día del 24 de Enero, a la compra de las miniaturas que deben ser cha’lladas por el Yatiri con incienso, alcohol, vino y posteriormente bendecidos en una iglesia católica, pues así éstos se harán realidad durante el presente año. La costumbre también dice que el Ekeko tiene que ser atendido todos los martes y viernes poniendo en su boca un cigarrillo encendido y nada le faltará a la familia. Se dice que para tener un mayor efecto, es necesario que el Ekeko sea un regalo de amigos o familiares que desean la prosperidad. Esta manifestación, convertida en la “Feria de Alasitas” tuvo su inicio en la actual Plaza Murillo, luego se extendió al Paseo del Prado que se conocía como la Alameda. Posteriormente a la Plaza de San Pedro, la Av. Montes, la antigua Aduana, la Av. Tejada Sorzano y ahora, tiene su asiento en el ex parque zoológico o Parque Urbano Central. Los residentes de Bolivia en el mundo, han difundido esta tradición en distintas regiones, sobre todo, en el Norte Argentino y en el Sur del Perú, y no es extraño ver en varios países de Europa, Norte y Centro América, manifestaciones de esta tradición milenaria, expresión de fe para conseguir prosperidad y bien estar de las familias que provienen de la región de los Andes Tropicales.

El origen de las Alasitas se sostiene en mitos y leyendas

Las investigaciones del sociólogo especialista en patrimonio cultural, David Mendoza, muestran que la celebración de las Alasitas y su relación con el Ekeko no han dejado evidencias escritas acerca de su origen. Sus antecedentes más conocidos están sostenidos en mitos y leyendas. Esta festividad de la miniatura se celebra en la ciudad de La Paz al mediodía de cada 24 de enero, y en diferentes fechas en el resto del país. Los autores más conocidos que escribieron sobre esta festividad fueron Antonio Paredes Candia, Rigoberto Paredes, Antonio Díaz Villamil, Carlos Ponce Sanjinés, Ernesto Cavour y Arthur Posnasky, cuyas obras están envueltas en leyendas y mitos sobre la feria y el personaje en miniatura. Mendoza elaboró un expediente sobre esta festividad, pero no detectó una evidencia histórica en los archivos del país sobre la tradición, aunque sí memorias orales que atestiguan la celebración. Una de las causas por las que no existiría documentación, según el investiador, habría sido «la colonización española que no permitió desarrollar ciertos sistemas de creencias; entonces la historia ha sido proscrita, atacada, por eso no se tiene bien definido (la fecha, la localidad de las Alasitas) qué es el Ekeko, porque hay muchas interpretaciones». alasitas 3

Alasitas: La bendición de los Yatiris.

Para comenzar, el nombre de Alasitas tiene diferentes significados, en aymara el más conocido es el reflexivo «cómprame». «Trata de la compra de las illas, ispallas (amuletos, imágenes), miniaturas con el atributo de volverse reales, en medio de un ritual celebrado por el yatiri (adivinador) a las 12.00. Antiguamente, indígenas de comunidades venían a la feria a comprar illas, ispallas, animales y semillas, y duraba un día hasta dos, pero hoy dura como 15 días». Las versiones sobre el origen geográfico de la festividad son diversas, pero coinciden en que sucede en la región andina de Bolivia. Unos autores dicen que es en Tiawuanaku (antes Kollasuyo), en los pueblos kallawayas (enclave quechua) y otros en Chuquiago Marka (ciudad de La Paz), todos en el departamento de La Paz. Sobre Chuquiago Marka, una versión dice que estaba formada por comunidades y ayllus, y la Alasitas habría nacido en la actual zona de Santa Bárbara, antes ayllu Uturuncu. Posteriormente la exposición recorrió por la plaza Murillo, la plaza San Francisco, el paseo El Prado, la Terminal de Buses y la avenida Tejada Sorzano, hasta asentarse en el ex Parque de los Monos o campo ferial. Tampoco existe claridad respecto de la fecha de celebración. «La alasitas se fue ubicando en una época, unos dicen en octubre, otros el 21 de diciembre (solsticio de verano), al final se quedó en 24 de enero, relacionado con la fiesta de Nuestra Señora de La Paz y después del cerco del caudillo Tupac Katari, en 1781». Esta afirmación fue abstraída de una obra de Antonio Díaz Villamil, pero Mendoza observa que no existen pruebas para afirmar que, evidentemente, en 1781 se haya instaurado oficialmente la Alasitas. «Gran parte de los historiadores -afirma Mendoza- eran hijos de hacendados quienes les contaban lo que hacían los campesinos. Por ejemplo, Antonio Paredes, Rigoberto Paredes son hacendados y seguro recogieron de algunos cuentos de los indígenas (sobre la Alasitas y el Ekeko) y le dieron una narrativa literaria. Por tanto, son cuentos de tatarabuelos a abuelos, lo más particular y sospechoso es que esta fiesta no existe en el campo. En fin, la leyenda no surge de la nada seguro tiene algún sustento».

Tres versiones sobre el origen de las Alasitas

El investigador Galo Illatarco elaboró el estudio Alasitas: Festividad ritual del Eqeqo y las Illas. Una tradición andina viva, en la que analiza tres versiones y coincidencias sobre esta tradición. La primera versión que comparte Illatarco dice que la Alasitas deriva del verbo aymara Alathaña (comprar), es una festividad sagrada de culto a la deidad andina de la reproducción y la fertilidad animal, vegetal y humana, de la buena fortuna, del amor y propiciador de las uniones sexuales (Ekeko), es además una festividad prehispánica celebrada en el Qhapaj Raymi cada solsticio de verano (21 de diciembre), caracterizada por la presencia e intercambio de dijes y miniaturas como símbolos de la tradición andina. La segunda explicación dice que Alasitas proviene del verbo aymara Chhalaqa o Chhalaqasiña (intercámbiame). En el pasado habría sido un ritual sagrado (en el Qhapaj Raymi) dedicado al dios Sol con la presencia del Eqaqo Illa a través del intercambio de miniaturas illas, llallawas e ispallas que representan la fuerza reproductiva de los objetos, alimentos, animales y personas o símbolos con poderes reproductores y propiciatorios de producción y fertilidad. Una tercera versión señala que Alasitas derivaría de la festividad incaica llamada Sitwa o Alaui Situa y sería una fiesta ritual del Eqeqo, de las takas y de las illas vinculadas a la fertilidad y a la salud, supuestamente realizada desde el 21 de septiembre hasta el 21 de diciembre. En conclusión Illatarco considera que actualmente la Alasitas es «una festividad paceña de carácter cíclico y se caracteriza por la tradición de adquirir, intercambiar y/o comprar illas de muchos tipos y formas vinculadas a la producción agrícola y ganadera, a la fertilidad vegetal, animal y humana, y en general, al bienestar material, físico y espiritual». Tanto Illatarco como Mendoza coinciden en que no se conoce información fehaciente de esta fiesta en el momento de la fundación de La Paz.

La leyenda del Ekeko

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El Ekeko y leyendas

Las versiones existentes sobre el origen del Ekeko son variadas, sin embargo, la tradición menciona que nació a raíz de las sublevaciones indígenas de 1781 y el cerco de Tupac Katari a La Paz. El año de la revolución que enfrentó a blancos e indios, dio fuerza a la tradición indígena del 24 de enero, fecha elegida por el gobernador Sebastián Segurola para rendir homenaje a la Virgen deNuestra Señora de la Paz en agradecimiento a la liberación de la ciudad de La Paz. El rebelde Julián Apaza y su esposa Bartolina Sisa emprendieron un crudo encuentro con españoles y criollos dirigidos por Don Sebastián de Segurola. El 14 de marzo de 1781, La Paz se vio rodeada por miles de indígenas que habían guardado el rencor de muerte hacia blancos. Mientras se presenciaba esta gran pugna, acontecía otra escena en Laja, donde Paulita Tintaya, una humilde muchacha perteneciente al repartimiento del español Don Francisco de Rojas, se encargada a servir a Doña Josefa Ursula de Rojas Foronda, esposa del Brigadier Don Sebastián de Segurola, quien fue Gobernador y Comandante de armas de esta ciudad. Sin embargo, para Paulita, fue dolorosa la despedida del lugar donde dejaba a su amado el galán Isidro Choquehuanca que con dolor entregó a paulita, un pequeño amuleto de yeso que él mismo lo había fabricado como muestra de su cariño. Según la tradición era el amuleto que guardaba la felicidad. Isidro tomó la imagen del encomendero Rojas y la copió en la estatuilla que tenía forma de hombre, pequeña, de rostro enrojecido y grueso de cuerpo, pues dependía de Rojas el destino de los dos amantes. Además de la apariencia puesta por Choquehuanca, le puso pequeñas bolsitas con alimentos y otros bienes que formaban parte de la felicidad que soñaba el joven Isidro. Pasó mucho tiempo de esperanzas para el reencuentro del gran amor, mientras la ciudad se encontraba aislada. Cerca de siete meses toda la ciudad sufrió la escasez de alimentos, las despensas donde se guardaban los víveres se encontraban vacías. Solo por algo inexplicable había un poco de alimento en el rincón de una casa y que una vez consumidos eran renovados por arte de magia. Esas provisiones las poseía Paulita, una bolsa de maíz tostado, kispiña (galleta de harina de quinua) y un trozo de charque(carne seca) de llama, que casualmente puso junto al Ekeko que Isidro le había dado. La situación empeoraba cada día más, Isidro decidió protegerla y salvarla, por eso vino a su encuentro y trajo consigo algunos alimentos como tostado, kispiña y charque. Desde es día, nunca más faltaron esas provisiones que misteriosamente estaban colocadas junto al Ekeko. Ya en el quinto mes de asedio, la esposa del Brigadier Segurola, se encontraba en una situación de muy grave de desnutrición, su esposo no podía atenderla pues su preocupación mas importante era vigilar, organizar y dirigir la defensa de la ciudad encomendada a él. Pero Paulita encargada de su protección y al sentir lástima por ella, le dio una parte de sus alimentos. Desde entonces fueron el Brigadier, su esposa y Paulita quienes podían alimentarse un poco. Al sexto mes cuando las esperanzas se agonizaban, llegó la noticia de la aproximación de un ejército a la ciudad, dirigida por el Comandante General José Reseguín. Entonces la ciudad fue liberada y la paz había vuelto otra vez La liberación de la ciudad de La Paz también trajo la resurrección de una tradición que fue difundida de generación en generación: La feria de Alasitas en la que se permutaban piezas pequeñas que tenían valor cambiario. Así fue que el Brigadier Segurola devoto de Nuestra Señora de La Paz autorizo que el 24 de enero de 1783 se restaurase el mercado de miniaturas Alasitas; donde reapareció el Ekeko. El Ekeko El Ekeko es un muñeco de terracota que puede presentarse en varios tamaños, pero que generalmente tiene alrededor de 20 cm de altura. Representa a un hombre con las típicas vestiduras de la región andina, de su cuerpo cuelgan pequeñas bolsitas, que a modo de alforjas contienen cereales, tabaco y billetes enrollados. El poseedor del Ekeko puede agregar nuevas ofrendas en miniatura que se colgarán de la estatuilla o se ubicarán a su lado, representando aquello que se desea obtener.

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Ekeko en Alasitas

El Ekeko era considerado por los antiguos collas como el dios de la fortuna y la prosperidad, según las creencias este ídolo se encargaba de traer al hogar fortuna y alegría, además ahuyentaba las desgracias, debía ser el compañero inseparable de la familia. Pero también se cree que es vengativo, ya que si no se le presta atención castiga quitando todo lo que su dueño tiene o con enfermedades, una de las formas de rendirle culto, y para lograr los favores solicitados, hay que hacer «fumar» al Ekeko en el momento en que se pone el objeto, la figura presenta un hueco en la zona donde debería estar la boca, y es allí donde debe colocarse un cigarrillo encendido. Si el deseo o pedido es aceptado, del cigarrillo saldrá humo como si realmente el Ekeko fumara. En ese marco, todo lo que uno quiere poseer en el año se compra en Alasitas, además de objetos en miniatura: casas pequeñas, bolsas de arroz, de azúcar, fideos, pan, se pueden adquirir artesanías en mimbre, barro, madera, ropa de alpaca, vicuña, instrumentos musicales. Por el principio de la magia imaginativa, la gente del campo adquirirá con preferencia, figuras de animales, vacunos, ovinos, llamas y aves, camiones, camionetas, bicicletas; que representaban las necesidades de su entorno, en cambio, se prepara para los vecinos de las ciudades: casas, edificios, artículos de construcción, palas, ladrillos, celulares y dinero, para ello ya se imprimen bolivianos, dólares y euros. Entre los pobladores antiguos, la fiesta del Ekeko se realizaba en el solsticio de verano, reunían de sus cosechas los elementos más extraños, si alguien no los tenía debía recoger piedras con formas raras para cambiarlas por objetos, nadie podía negarse al intercambio. Al haberse reintroducido esta fiesta donde los indígenas practicaban el intercambio de objetos pequeños por monedas, se reestableció paulatinamente este culto, donde el Ekeko debe conseguirse ya sea regalado o robado, jamás comprado, ya que los sueños nunca se compran con dinero y cada viernes o cada martes hay que colocar un cigarrillo encendido en su boca, si este se mantiene encendido hasta el final, los sueños se harán realidad. Tal vez el origen de esta tradición en el Altiplano, en la región sur de los Andes, donde la comparten Perú y Bolivia, alrededor del Lago Titicaca, se remonte a aquellos comerciantes españoles que viajaban solitarios por todo el país, visitando los pueblitos y llevando consigo diversas mercancías para intercambiarlas por productos locales. Muchas de estas mercancías eran productos totalmente inútiles para los indínegas, chucherías, pero constituían símbolos procedentes de un mundo dominante. En cierta forma estos viajeros blancos representaban también sueños hechos realidad a través de productos que venían de lugares lejanos, así el viejo comerciante español se fue convirtiendo en un símbolo de buena suerte y felicidad. Durante la Colonia, los Ekekos se fabricaron en oro y plata, también en estaño y cobre, actualmente se hacen en yeso o arcilla, pero a pesar de lo humilde de estos últimos materiales, este ídolo ha extendido su influencia a otras regiones andinas y costeñas y continúa llevando felicidad a la gente que cree en él. Quien lo posea, se sentirá más confiado para conseguir lo que necesita y podrá creer que este amuleto le ha de proporcionar dinero, trabajo, alegría y especialmente mucha esperanza. En los tiempos difíciles que vivimos esta ayuda es generalmente muy buscada.

Fuentes: pitonisas.net pieb.com.bo turismoruralbolivia.com / Patricia Espejo Tapia

http://www.eabolivia.com/alasitas-y-ekeko.html

Alacitas,Tunupa tuvo varios rostros antes de ser el Ekeko actual

23 Ene

De deidad de la fertilidad a emisario de la abundancia. Infografía: La Razón
De deidad de la fertilidad a emisario de la abundancia. Infografía: La Razón
La apariencia original del espíritu dista mucho de la conocida en la actualidad. Según los trabajos de Ponce Sanjinés, se denominaba Tunupa y estaba representado como una persona baja y contrahecha, con una joroba y además dotado con un falo, símbolo de la fertilidad. Aunque la historia oficial ha identificado a 1781 como el año del nacimiento del Ekeko, esta deidad de la prosperidad acompañó a los pueblos andinos con diferentes rostros desde Tiwanaku. El historiador Jesús Llusco y el antropólogo Milton Eyzaguirre explicaron ayer que en la era prehispánica las personas con joroba eran consideradas tocadas por el rayo, el q’ixo q’ixo o illapa. “Esto las hacía personas afortunadas. El mismo principio se aplica al Tunupa, el cual tiene el rayo dentro de su joroba”, explicó Llusco. Esto es lo que lo convierte en dios de la abundancia. En esta etapa no cargaba ninguna clase de productos o illas, aunque ambos cultos se realizaban durante el jallupacha, el tiempo de las lluvias.Las illas son, básicamente, el espíritu de las cosas. “Es una representación de lo que uno quiere tener. Es la realidad futura en miniatura”, indicó Eyzaguirre. Es por ello que se compran las figuras. Pero no todas las miniaturas son illas. La jefa de Investigación del Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef), Luz Castillo, indicó que las artesanías con valor espiritual corresponden a productos que reciben la bendición de la iglesia y de los yatiris. Generalmente son objetos como los billetitos, los documentos, las propiedades y la comida. Sin embargo, Tunupa no cargó ninguno de estos elementos hasta la Colonia. Las investigaciones aún no han definido cuándo ocurrió la transición; aunque, según la leyenda difundida por Villamil de Rada, el Ekeko surgió durante el cerco a La Paz de 1781, cuando el gobernador Sebastián de Segurola distribuyó alimentos a una población hambrienta. “Las illas que lleva el Ekeko depende del dueño de la figura. Se puede decir que asimila la costumbre de ‘vestir al santo’ de los católicos”, especificó Castillo. Hay dos tipos de Ekeko: el ornamental y el ceremonial. Este último suele tener un altar en la casa y su dueño debe cumplir con rituales, como hacerle fumar. El no realizarlo puede acarrear nefastos resultados. Quizá por eso la popularidad de esta figura se ha deteriorado últimamente, dijo.
La Razón (Edición Impresa) / Jorge Soruco / La Paz

Alacitas. Feria de las Miniaturas

20 Ene

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Agencia de Noticias Fides

Los paceños viven con intensidad la Alasita,  que buscará este año revalorizar la figura del Ekeko, además de ofrecer una variedad de miniaturas que van desde los tradicionales billetitos, casas, vehículos, títulos profesionales, masitas, dulces hasta los enseres de la línea blanca consistente en refrigeradores, televisores LCD, computadoras, lavadores refrigerados entre otros productos.

De acuerdo con el municipio paceño, se espera que un total de 56 asociaciones y 4.000 expositores y artesanos participen de la feria de las miniaturas, que este año se presenta bajo el lema «Alasita, Ekeko punchawipa, sum jaqaña suyt’añani qatuqañani, chuquiyapu suma ñiqi marka» que traducido al castellano quiere decir «Fiesta del Ekeko, de esperanza y el bienestar. La Paz, ciudad maravillosa».

La feria de la Alasita, que significa «cómprame» en aimara, es una de las tradiciones más antiguas de la cultura andina que se celebra cada año, el 24 de enero, cuando los paceños bendicen al mediodía las miniaturas que representan sus aspiraciones materiales. Esta tradición se extendió en todo el país y es revalorizada por los bolivianos que viven en el exterior como en Argentina y Brasil.

Cuatro Manjares de la Alasita

18 Ene

La feria paceña trae consigo una variedad de comidas que son características de la fecha.

Hay comidas cuyo sabor se debe a la tradición de comerlas en alguna fecha específica del año, la Alasita no pasa desapercibida al paladar, y es que el tradicional plato paceño, los deliciosos churros, el exquisito api con pasteles, acompañado de unas películas o el simple pero igualmente sabroso choclo con queso, son algunas de las propuestas gastronómicas que no faltan en el recorrido a la feria.
Un paseo para el paladar. Primitiva Villarroel, vivandera del mercado Kollasuyo, afirma que el plato paceño es un plato característico de la fiesta de las miniaturas, porque representa abundancia a través de los granos de choclo y las habas, ingredientes principales.
Según explica, “el plato paceño tiene choclo, papa con cáscara, habas, queso y su llajuita con quirquiñita y huacataya, hoy por hoy, en muchos casos le han implementado la carne, aunque es un ingrediente opcional”.
Entre las opciones dulces, un buen vaso de api puro o mezclado, acompañado de un pastel con abundante queso o buñuelo bañado en miel de caña, nunca viene mal, sobre todo si es frente a una pantalla que proyecta los filmes “clásicos” de siempre. el precio de api y pastel asciende a los siete bolivianos.
Churros en cono. Otro bocadillo dulce obligatorio en el recorrido de la feria son los churros, cuestan seis bolivianos la docena, y generalmente los sirven espolvoreándoles azúcar impalpable.
En la lista no pueden faltar las pequeñas pero sabrosas minitortas y pasteles con crema, que reflejan el arte y las habilidades de las vendedoras en la repostería. La venta de este producto es por docena y uno puede escoger entre la amplia variedad de pastelillos.
Sin duda alguna, nadie puede resistirse al exquisito sabor de un choclo caliente acompañado de una tajada de queso, un aperitivo que forma parte de la tradición.

Los churros, una delicia de origen español. Los churros son un alimento típico de España; según la tradición, este alimento se lo consume acompañado de un chocolate caliente cuando hace frío.

En La Paz, esta masa dulce es un contraste de sabores equilibrados, la dulzura con los aromas salados y aceitosos del crujiente churro hacen una pareja ideal.
Otras bocadillos. Aparte de las golosinas mencionadas, en la feria se puede encontrar variedad de comidas y postres según los gustos, que año tras año son característicos por sus pequeños tamaños y por su excelente sabor.

Gustito paceño

A la siguiente receta se le puede añadir un asado o una chuleta jugosa, todo depende del gusto.

Plato paceño
He aquí una receta de uno de los más exquisitos platillos de la tradicional Feria de la Alasita.

Ingredientes

  • 8 choclos tiernos frescos,
  • sin chala
  • 1 kilo de habas verdes
  • desenvainadas
  • 8 papas con cáscara
  • 4 quesillos frescos o
  • queso paceño
  • 1/4 taza aceite o manteca
  • para freír el quesillo
  • 1 taza llajua

Preparacion
Poner agua a fuego fuerte en una olla, cubriendo el fondo con bastantes chalas de choclo. Una vez que el agua hierva, añadir los choclos y las habas, separados también por chalas. Añadir las papas con cáscara bien lavadas, cubrir nuevamente con chala y dejar cocer.
Poner el aceite en una sartén a fuego fuerte; cuando esté caliente, freír los quesillos o tajadas de queso paceño partidos en dos redondeles.
Servir en cada plato un choclo,.
habas, papa y medio quesillo frito y acompañar con llajua. El secreto es comer con las manos…

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