Comercio de alimentos y productos alimenticios: el khatu, mercados o recobas, ferias, tiendas de abarrotes.
Tanto el indígena como el mestizo, bolivianos, son congénitamente comerciantes. Esta ocupación que en cierto modo es contemplativa, ya que ejercerla no demanda esfuerzo físico alguno, se acomoda bien a la idiosincrasia del nativo y del mestizo.
El indígena y la chola encuentran cualesquier sitio de la ciudad apto para exhibir su mercadería y comerciar. Hay mujeres que en las calles silenciosas extienden su aguayo (mantel) y sobre él colocan los comestibles o frutos que quieran expender y, en cuclillas, esperan pacientemente a los compradores. Estos comerciantes que deambulan en la ciudad, en gran parte componen la población flotante.
La paciencia, virtud sobresaliente en el autóctono, es el arma que despliega en sus transacciones comerciales. No así la chola que más bien utiliza la adulonería cuando está de buen humor o la agresividad si se encuentra colérica. El indio puede permanecer una o dos horas discutiendo la rebaja de algunos centavos. «Rebájame caserita» es la frase usual que incansable repite la compradora, la que es respondida siempre con un rotundo «Janiwa» (no, imposible, en lengua aimará). Después que se llega a un acuerdo y de haber recibido la mercadería, la otra fase es «Yaptame», aimarización del vocablo español yapa.
Entre la oferta y la demanda o sea en la hermenéutica del comercio popular, el indígena es paciente y la chola ladina. El uno gana la partida siempre con parsimonia y paciencia y la otra sólo con picardía.
El lugar de venta se generaliza en Bolivia con la voz aimará Khatu, que en todo el territorio nacional tiene uso y vigencia, aún en el oriente boliviano. La que atiende se denomina Khatera, voz que en el Oriente se suaviza con la fonética de gatera.
Bertonio anota al respecto: «Ccatu. Mercado, o plaza». Y en aquel tiempo presumiblemente era ocupación sólo de varones porque registra dos veces «Ccatu haque. Refcatador que compra mucho» y «Ccatuni haque» con idéntica acepción, o sea que se denomina así al comerciante.
Khatu es para Elena M. Ros y Manuel de Lucca la denominación del «mercado grande» y para ambos la aceptación Alapata es mercado pequeño, aunque esta última voz ya está en desuso.
En el khatu es donde el indio y la chola comercian los alimentos y los productos alimenticios. Generalmente es un puesto individual de venta, pequeño o mediano. El conjunto de khatus componen los mercados públicos, antes conocidos por reoobas, voz en desuso. Las recobas eran casas grandes de dos o tres patios de un solo piso, sucias y con una elemental división de acuerdo a los productos que se ofrecían. La sección carnes vendía res, cordero y cerdo, porque las aves se vendían donde se ofrecía huevos y quesos. Las recobas ya no existen; en vez de ellas han construido los mercados, que pese a que se califican de modernos, les falta mucho para igualar a los mercados europeos o de las grandes ciudades del mundo. Nuestros mercados están de acuerdo con el nivel cultural de nuestro pueblo.
Las ferias son mercados que se organizan un tradicional día de la semana y en lugar determinado de las ciudades y los pueblos. A veces son la plaza principal o determinada calle. Allí se expende comestibles y utensilios y ropa.
Las tiendas de abarrotes, son los mercados pequeños, individuales, en los que se expenden los artículos de necesidad cotidiana en las casas, como el pan, el azúcar, el arroz, los refrescos, la cerveza y algunas conservas enlatadas. Son tiendas de barrio, para abastecer a los vecinos y facilitarles la adquisición de tales productos.
LA COMIDA POPULAR BOLIVIANA
Paredes Candia, Antonio
Edición privada. 2ª Edición
La Paz. Bolivia. 1990



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