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Durante la fiesta del Jacha Anata o Carnaval Andino, es en el municipio de Huatajata situado a orillas del Lago Titicaca, donde más se visibiliza la presencia femenina aymara en las bandas musicales folklóricas, afirma el investigador Clemente Mamani.El comunicador social señala al Periódico Digital PIEB, que las bandas folklóricas musicales que tocan el día miércoles de cenizas en Huatajata, tienen una gran presencia de mujeres jóvenes aymaras. “A diferencia de las bandas citadinas que están conformadas por los clanes familiares; es decir, la tía la llama a la sobrina, a la hija a ser parte de la banda. En cambio, en el área rural las bandas son más comunales”, afirma.Mamani afirma que el hecho que las mujeres andinas se incorporen a las bandas folklóricas, es visto desde la visión rural como algo natural, es el chacha warmi, entendido como el proceso de complementariedad entre hombre y mujer, es el caminar juntos, “por tanto es un tema de género, no es mal visto, y en este proceso de cambio, la incorporación de las mujeres en diferentes ámbitos se da de manera paulatina”.Según el investigador del estudio: Las mujeres aymaras en bandas musicales folklóricas de La Paz, existe evidencia que en las costumbres ancestrales, era el hombre quien tocaba los instrumentos musicales andinos, y la mujer la que acompañaba con sus cantos, pero hoy en día, es ella quien también participa con la interpretación instrumental.Con la incorporación efectiva de la odontóloga, Ana María Álvarez como la primera platillera de la banda Pagador del carnaval de Oruro -hace 17 años-, se impulsó la participación y mayor visibilización de la mujer en la denominada “música de bronce”, señala Mamani. Su influencia motivó a bandas no solo de ese departamento, sino también de La Paz y El Alto a una mayor inclusión femenina a un rubro que antes era solo de varones.Sin embargo, el comunicador reconoce que a pesar de algunos esfuerzos por crear institutos y/o centros especializados para capacitar a las mujeres en el manejo de los instrumentos de bandas, estos no duraron, y terminaron siendo ellas las que se incorporen por cuenta propia a las comparsas, para aprender sobre todo a tocar platillos y trombones.“Más lo hacen por hobby que por profesión; eso les permite canchearse (ganar) unos 150 bolivianos por presentación, pero eso requiere que vayan bien uniformadas y deben estar en permanentes ensayos. Hay comparsas que siempre las van a requerir porque necesitan de la presencia femenina”, afirma.
A nivel urbano, dice que la fiesta grande de la Virgen del Carmen, patrona de la ciudad de El Alto –que se celebra el 16 de julio- muestra cada vez, mayor participación de femenina en las bandas, sobre todo, de mujeres bachilleres de origen aymara.
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