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«Su Majestad: El Locoto»

26 Ene

Les comparto el siguiente Blog donde encontraran la famosa Tabla de Scoville, que mide la intensidad del picante y toda la  información sobre El Locoto descrita de forma muy peculiar y completa. La foto tambien pertence al blog

 «Su majestad: El Locoto» (primera parte)

y no se pierdan la segunda parte que es tan buena como la primera

«Su majestad: El Locoto» (segunda parte)

http://clubgourmetdebolivia.blogspot.com/2011/07/ingredientes-andinos-su-majestad-el.html

Ají de Oca

25 Ene

En época de temporada de oca se preparaba este ají con:

Ingredientes

  • 2 cucharas aceite
  • 1 cuchara ají colorado
  • 1 cebolla grande molido y frito
  • 1 tomate grande
  • 2 cucharillas sal
  • 1 cuchara perejil, picado
  • 1 taza de caldo ó agua
  • 1 cucharilla orégano
  • 1/4 Kg. carne de res
  • 1/4 cucharilla pimienta dulce
  • 10 ocas bien lavadas

Preparacion

En una olla con el aceite caliente sofreímos la cebolla y tomate picados, perejil, condimentos y el ají. Aparte machacamos la carne en batán (si no se tiene batán se puede machacar con una piedra sobre tabla) la picamos y mezclamos con el agua para echarla al ahogado, que se está sazonando en la olla, dejando hasta que la carne esté cocida.

Mientras tanto, en olla aparte, dejamos precocer las ocas con agua para luego escurrirlas rápidamente (porque se deshacen con facilidad) y las cortamos en redondeles gruesos para añadirlas al ahogado, dejándole dar un hervor más, simplemente para que se impregne su sabor. Probamos la sal y retiramos del fuego.

Este plato se puede acompañar con arroz graneado  y la acostumbrada llajwa.

Cocina Tradicional Boliviana

Romero de Velasco, Emilia  –  Gutentag de Muzevich, Carola Editorial Amigos del Libro, La Paz. Bolivia. 1988

Aji de Cebolla Verde

23 Ene

 

Entre la selección de los productos apropiados para una buena alimentación se encontraba, con prioridad, la cebolla verde. Dado que la misma es muy importante para la salud (para la piel y sobretodo, para la vista), no faltaba en el consumo cotidiano pudiendo estar incluida en todas las comidas, como también en preparados especiales como este ají, para el cual necesitamos:

 Ingredientes

  • 2 cucharas aceite
  • 1 diente de ajo, tostado
  • 3 tazas de cebolla verde, y machacado picada en redondeles
  • 2 cucharas ají colorado, finos molido y frito
  • 1 cebolla blanca grande
  • 5 huevos
  • 1 tomate chico
  • 5 papas runas, cocidas y partidas en cuatro
  • 1 cucharilla orégano
  • 2 cucharillas perejil, picado

 Preparacion

En una sartén sin grasa, dejamos sazonar la cebolla verde y una vez que haya perdido el agua que contiene agregamos el aceite, la cebolla y el tomate picado, hierbas y condimentos, dejando que se vayan sazonando para luego añadir el ají. Esperamos que este preparado se tueste ligeramente y ponemos los huevos uno por uno, para que cuajen, moviendo con una cuchara de palo (para evitar que se queme el preparado); incorporamos las papas y una cuarta taza de agua (en la que cocieron las papas), simplemente para que el ají no resulte seco. Este plato se sirve acompañado con arroz graneado. En el altiplano boliviano; lo sirven con chuño, ocas ó mote.

Cocina Tradicional Boliviana

Romero de Velasco, Emilia  –  Gutentag de Muzevich, Carola

Editorial Amigos del Libro, La Paz. Bolivia. 1988

Ch’aque de Trigo Pelado en Ceniza

20 Ene

Tal como su nombre lo indica, este Ch’aque se prepara con el trigo pelado con ceniza, procedimiento que utilizan los campesinos y que hoy se encuentra en todos los mercados (incluso embolsado)

Para prepararlo necesitamos

  • 2 litros de agua
  • 6 trozos de carne de res, chupalomo, costilla o tira
  • 1 cebolla mediana
  • 1 tomate chico
  • 1 zanahoria pelada
  • ¼ locoto sin semilla
  • 1 cuchara de aji picado
  • 1 cuchara de sal
  • ½ taza de arvejas peladas
  • 5 papas peladas y partidas por la mitad o en 4
  • 1 ramita de yerba buena
  • 1 cuchara de oregano1/2 cucharilla de comino molido
  • ¼ cucharilla de pimienta dulce
  • 1 taza de trigo pelado en ceniza
  • Perejil para decorar

Preparación

  1. Ponemos en una olla con el agua ligeramente tibia la carne y antes de que dé el primer hervor espumeamos, cuidando de no sacar la grasa que desprende la carne. Agregamos la cebolla, tomate y zanahoria picados, hierbas y condimentos, dejamos hervir por una hora.
  2. Mientras tanto trituramos levemente el trigo en un batan o con martillo de manera que no quede muy fino (de ahí el nombre de ch’aque que quiere decir grumoso) luego ponemos en un recipiente en agua fría para lavarlo bien, cuidando de sacar las hojitas o cascaras que aun puedan contener piedrecillas
  1. Agregamos este trigo al caldo y dejamos cocinar hasta que reviente, removiendo de rato en rato para que no se pegue a la base de la olla, después añadimos la sal, dejando sazonar por 5 minutos.
  1. Aumentamos las arvejas y papa cuidando la cocción por diez minutos, cuidando que no se deshagan. Probamos  la sal y retiramos del fuego. Este Ch’aque no debe resultar muy espeso; si así fuera agregamos agua hervid o caldo caliente durante su cocción.
  2. Servimos rociado de perejil y acompañamos con una llajua de ají verde.

Cocina Tradicional Boliviana, pag 43

Romero de Velasco, Emilia   –   Gutentag de Muzevich, Carola

Editorial Amigos del Libro   –   La Paz. Bolivia. 1988

Paceña la Salteña

19 Ene

1-logo

Paceña La Salteña se fundó un 18 de febrero  de 1983 por la inquietud  y el gusto por las empanadas con jigote de su Gerente   propietario el Sr. Mario Chavarría Tórrez apoyado desde ese entonces hasta la fecha por su Sra. esposa  Miriam Alcocer Carrasco.

A un principio se contaba con un pequeño ambiente  ubicado en la calle Hugo Estrada de la ciudad de La Paz y la colaboración de dos empleados quien conjuntamente con el dueño se encargaban de preparar el jigote, la masa, el  armado de  la salteña, el horneado y posterior expendio, siendo su principal característica la calidad, e higiene por ser el dueño en persona quien supervisaba  y trabajaba  con sus empleados.

Actualmente  la empresa tiene 25 años de antigüedad  cuenta con 3 locales de expendio en diferentes lugares de la ciudad conservando desde ayer hasta hoy su receta y la calidad de su producto. A lo largo de este tiempo ha logrado prestigio a nivel nacional y distinciones en el exterior como el International Award to Tourist and Hotel Industry quedando en el currículum de la empresa el estricto cumplimiento a las normas y disposiciones de nuestro rubro gastronómico.

El escritor Antonio Paredes Candia cuenta que a principios del siglo XX doña Juana Manuela Gorriti llegó a Bolivia desde Argentina específicamente de la provincia de Salta, quién fue exiliada de su país por el entonces presidente Rosas, llegando a radicar en la ciudad de Tarija.

La familia de la señora Gorriti tuvo muchas necesidades motivada por ello se puso a elaborar empanadas caldosas, que eran muy comunes en los países europeos, la encargada de venderlas era la ya conocida doña Manuela quien por su lugar de origen la conocían como la salteña.

Poco a poco fue haciéndose popular este producto hasta convertirse hoy en día en una tradición Boliviana. Con el pasar del tiempo la gente ya no recordó a doña Manuela Gorriti sino su apodo “la salteña” y es desde entonces que el producto adopta el nombre que se mantiene hasta hoy.

http://www.pacenalasaltena.com/

El siguiente es un blog dedicado a los amantes de las  salteñas.

http://saltucas.blogspot.com/

Entre el Sabor y el Picor

14 Ene

1-clasificacion-de-los-chiles-ajies-y-pimientos-01

Entre el sabor y el picor

Muchos de los platillos nacionales tienen su toque sabroson, algunas delicias culinarias incluso han sido bautizadas con peculiares nombres gracias a ella.

Su sabor es casi indescriptible, todo depende del tipo de plato que se está sirviendo. Muchos lo prefieren suave y delicado, mientras otros lo saborean rabioso, a tal punto de exaltar las papilas gustativas para arrancarles en un momento de furia una lágrima de gozo por el sazón.

Algunos buenos comensales ya habrán identificado el tipo de ingrediente que estamos describiendo, se trata del singular ajicito, aquel que no puede faltar en la comida boliviana, cuyos principales platillos son: el picante de lengua, de pollo, de cordero o el mixto, así como también el mondongo, el ají de papalisa, fideo uchu o cuanto nombre gastronómico se le ocura, siempre y cuando el ají sea el ingrediente principal.

Y claro, al ser grandes consumidores de este producto debemos tener una base muy atractiva de cultivos nacionales que satisfagan la demanda del mercado boliviano. Es así como descubrimos que la mayor concentración del cultivo de ají boliviano se encuentra en el departamento de Chuquisaca, específicamente en las provincias de: Tomina, Hernando Siles, Luis Calvo y Villa Serrano; las que recientemente se unieron para realizar la “Séptima Fiesta Nacional del Ají Chuquisaqueño”, oportunidad en la que propios y extraños pudieron apreciar la calidad, diversidad del producto, pero sobre todo saborear los exquisitos platillos condimentados con el peculiar ajicito.

………..

La dulce provocación del sabor

El picor causado por el ají es una sensación biológica del cuerpo que puede ser descrita entre el placer y el dolor. La primera reacción normal que el cuerpo siente es un calorcito placentero, el cual se va extendiendo por todo el cuerpo; cuando este sabor resulta ser demasiado fuerte para el comensal puede provocar un fuerte ardor en la boca y en la garganta, lágrimas en los ojos, flujo nasal y sudoración en la frente y el cuello.

Estas sensaciones son propias de los receptores del dolor, los mismos que están localizados en la boca, la nariz y el estómago; pero el consumo repetido de ají en las comidas ocasiona que los receptores se desensibilicen y creen tolerancia hacia el picante. Es así como los comensales pueden llegar a disfrutar platillos cada vez más picosos.

Existen varios tamaños de especies y se ha comprobado que algunas pequeñas son más picosas que los de fruto grande. Muchos investigadores señalan que esto se debe a algunos factores externos como: el clima, agua y los minerales de la tierra; pero lo que muchos desconocen es que lo picante de un ají está determinado por una combinación de capsaicinoides que están localizadas en el fruto del ají.

Estos capsaicinoides son alcaloides sin color, olor, ni sabor, que se producen en la parte superior del fruto, aunque la creencia popular hace mención a las semillas como las creadoras del picor; pero en realidad, ese saborcito particular se produce cuando la capsaicina toma contacto con la placenta, osea que ese picantito proviene del concentrado que encierra el pericarpio del fruto, es decir que el sabor se encuentra en la cubierta externa de ají.

Dentro de la fase de investigación del ají se ha determinado que algunas especies, que atraviesan por etapas de sequía o de calor intensas, tienden a ser más picantes que otras que son cultivadas bajo condiciones más heterogéneas. Además de coincidir en que los tonos subidos tienen mucho más sabor que los tonos pálidos, pero como se mencionó con anterioridad es el platillo quien decide cuanto de picor requiere para dejar satisfecho al comenzal, esto se debe en gran medida a la variedad de formas, usos, aromas, grados de picor y colores que presentan los Capsicum.

Orígen del ají

El ají proviene del género Capsicum, el mismo que tiene entre 20 y 30 especies, su centro de origen se encuentra en las zonas tropicales y subtropicales de América, principalmente en el área de Bolivia-Perú. Existen semillas ancestrales que datan de hace más de 7.000 años atrás, y este es el epicentro de distribución a toda América y posteriormente al mundo.

De acuerdo a evidencias arqueológicas se cree que esta especie fue domesticada hace más o menos 2.000 años antes de Cristo; es de esta manera que pasó rápidamente a ser el principal condimento de muchos países.

Estos ajíes domesticados presentan un alto grado de diversidad tanto en forma de la vaina, como en el tamaño, así como también en sabor y el picor.

Producción

En estos últimos años el proceso de producción del ají ha sufrido grandes transformaciones, para continuar su expansión en el mercado nacional y lograr introducir el producto en el mercado internacional. Por ello la Fundación para el Desarrollo Tecnológico Agropecuario de los Valles (FTDA-Valles) se encarga de capacitar a los productores, en base a algunos pasos básicos para alcanzar una producción apropiada, como ser las propiedades del suelo, la estructura y frecuencia de riego.

El suelo debe ser granular para ayudar al drenaje, la aireación y la ausencia de capas endurecidas que obstaculicen el desarrollo de las raíces y el paso del agua; tampoco pueden contener sales solubles o sodio exceso; ya que el ají es menos tolerante a la salinidad que otros cultivos. Otro de los datos importantes es la fertilización del suelo ya que puede ser una formulación granulada (inorgánica) o estiércol (orgánico) y mixta (una combinación de ambas) y para una buena cosecha se requiere de una óptima selección de semilla, ya que este garantiza un producto de calidad con crecimiento uniforme de los plantines. Esta selección se realiza en el campo, cuando los frutos han llegado a la madurez y muestran una coloración lúcida y uniforme del fruto. La extracción de las semillas se lleva a cabo con la ayuda de un cuchillo o estilete desinfectado.

Una vez que los plantines se hayan desarrollado apropiadamente, gracias a los intensos cuidados, es hora de transplantarlos al terreno definitivo, para ello se debe preparar el suelo al menos con un mes de anticipación a la fecha de transplante, en junio o julio en las regiones cálidas y a comienzos de primavera en las regiones más frías, cuando haya pasado el riesgo de heladas tardías.

Cuando la planta ha alcanzado su madurez y se puede apreciar una baya hueca, alargada de diversos tamaños y formas es hora de la cosecha.

El proceso final

La cosecha constituye la etapa final del proceso productivo del ají y se debe realizar cuando exista el mayor número de vainas maduras.

Al momento de la cosecha el ají tiene entre 40 y 45% de humedad y debe reducirse hasta un 15% como máximo, esta deshidratación acentúa las características organolépticas (sabor, color y olor) y además reduce el riesgo de contraer enfermedades fungosas de poscosecha.

Para dicho proceso de secado se puede esparcir las vainas de ají en el suelo exponiéndolas a la radiación solar, teniendo en cuenta de acomodar las vainas de manera que la radiación solar acelere el secado. Este deshidratado tiene una duración de 20 a 25 días pero el tiempo disminuye si se lo realiza en hornos industriales, lo cual viene aconteciendo; posteriormente se procede a la selección y clasificación del producto.

En una primera selección se separa los ajíes que aun estén húmedos para volver al proceso de deshidratado y aquellos que estén bien pasan a un almacenamiento transitorio. De este grupo se separa los de primera calidad, las vainas bien limpias, de color maduro intenso y parejo, con total ausencia de manchas u otro tipo de decoloraciones. La segunda calidad, vainas limpias de color más claro que presentan suciedad, manchas o decoloración superior al 20% del tamaño del fruto y de descarte, todos aquellos frutos que no ingresen en ninguna de las anteriores clasificaciones.

Después de esta selección, hábiles artesanas despepan las vainas, le sacan el tallito y todo está listo para entrar al molino y conseguir la granulometría esperada.

Posteriormente ingresa a cocción, dependiendo del producto final que se quiere comercializar.

Es así como después de varios meses los comunarios están listos para comercializar sus productos, mejorar sus ingresos y el nivel de vida de sus familias.

www.opinion.com.bo

Huarjata

12 Ene

Plato típico paceño de la localidad de Yungas

Ingredientes:

  • 1 cabeza de cerdo mediana
  • 1 rama de perejil
  • 3 cebollas blancas
  • 6 patatas peladas
  • 2 tazas de chuño  cocido ( también puede ser tunta)
  • 1 ½ tazas de arroz
  • Sal
  • Ajo molido
  • Pimienta
  • Comino
  • Ají amarillo molido
  • 1 cuchara de oregano

Preparación

  1. Picar y freír las cebollas hasta que estén transparentes
  2. hacer hervir  la cabeza de cerdo con agua y sal
  3. añadir una cebolla frita,  y el perejil
  4. hacer cocer el arroz con agua y sal
  5. hacer cocer las patatas con agua y sal
  6. hacer cocer el chuño con agua y sal
  7. hacer una salsa con las dos cebollas fritas, el ají amarillo, el orégano, el ajo, la sal,  el comino y la pimienta
  8. servir la cabeza bañada en la salsa, acompañada por las papas, chuno o tunta y el arroz graneado.
  9. Aparte se sirve el caldo.

 

Cristina Olmos

Aji de Queso

8 Ene

1-Ajiaco de habas

Ingredientes:

  •  1 Taza de habas cocidas
  • 1 Taza de arvejas cocidas
  • 1 Queso fresco blanco
  • 1 Tomate finamente picado
  • 6 Papas cocidas cortadas en 4
  • 1 Taza de caldo o agua
  • 2 Cabezas de cebolla picadas finamente
  • 2 Cucharas de ají colorado o amarillo molido
  • 1 Cuchara de perejil picado
  • 2 Huevos duros pelados
  • Sal y pimienta al gusto

Preparación

  1. Freír la cebolla, tomate y perejil, cuando estén doraditos agregar un poco de agua y un cubo de caldo, dejar hervir por unos minutos y vaciar en una olla.
  2. En esta misma olla agregar el caldo o agua, las arvejas,habas, papas, el queso cortado en tajadas previamente frito, los huevos cortados en tajadas, sazonar y hacer dar un hervor
  3. Servir adornado con perejil picado por encima.

Cristina Olmos

Uchu de Fideos (AJÍ DE FIDEO)

7 Ene

 

Era costumbre bien arraigada de los pueblos el servir este plato como muestra de gratitud a las personas de la comunidad que ayudaban en la faena del lavatorio de las pertenencias del compadre o padrino fallecido; este UCHÚ, que quiere decir ají en Qhéshwa, resulta muy agradable y actualmente se lo prepara en diversas ocasiones.


Para prepararlo necesitamos:

  • 2 litros agua
  • 1 cuchara perejil, picado
  • 5 trozos carne de res (cadera junto con los huesos cortados en martajada o cuadraditos)
  • 1 cucharilla orégano
  • 1/4 cucharilla pimienta
  • 4 cucharas ají colorado,
  • 1 cebolla grande molido y frito
  • 1 tomate grande
  • 10 papas runas, menudas
  • 1/2 locoto, sin semilla
  • 2 cucharas aceite
  • 1 zanahoria, pelada
  • 1/2 kilo de fideo del país Orégano, para añadir (tipo tallarín) al final
  • 1 taza habas verdes, tiernas
  • Perejil, para decorar

Preparacion

  1. Ponemos en una olla con el agua ligeramente tibia las carnes y antes de que dé el primer hervor, espumamos cuidando de no sacar la grada que desprende la carne; luego agregamos la cebolla, tomate, locoto y zanahoria finamente picados, hierbas, condimentos y el ají, dejando hervir por dos horas. Pelamos las papas y añadimos al caldo a que dé un hervor; luego agregamos el fideo ya retostado en el aceite (cuidando siempre que no se deshaga ni se queme) junto con las habas, para dejar que se cocinen por diez minutos más. Probamos la sal y agregamos el orégano desmenuzado para sacar la olla del fuego.
  2. Servimos en plato hondo, porque la consistencia de este ají no es ni muy espeso, ni muy líquido, junto con el trozo de carne y los huesos, los cuales son muy agradables de chupar. Acompañamos a la mesa con una buena llajwa y un pan «chamillo»  ó un pedazo de pan Toco 
  3. Para variar este ají ponemos costilla ó charque (ó chalona) en lugar de la carne de res; también podemos añadir a la cocción (junto con la papa) una taza de chuño negro remojado, lavado y estrujado; lo que hace que este ají sea delicioso.

Cocina Tradicional Boliviana

Romero de Velasco, Emilia  –  Gutentag de Muzevich, Carola

Editorial Amigos del Libro, La Paz. Bolivia. 1988

Ají de Fideos(Receta Tarijeña de Mariana Ruiz)

6 Ene

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 

Resulta que un par de las recetas (helado y arroz con leche)

de este blog salieron impresas en el primer semanario

gastronómico de la revista Metro de La Paz,(que desde

marzo tiene además distribución gratuita).

Sospecho que tengo que agradecer a Ricardo Bajo o a

Ramón Rocha Monroy ya que, a pesar de no pedir

permiso, sí citaron correctamente a la fuente. Gracias?

El nombre del semanario es ají de ojo, y viene perfecto

con una receta que me traje de las vacaciones, versión

tarijeña, el famoso fideus uchu o ají de fideo:

Poner a freír 200 gramos de carne molida o

picada en abundante aceite hasta que dore,

añadir una cebolla picada fino y un diente

de ajo y dejar dorar. Aparte, despepitar unas

4 vainas de ají rojo (mejor si son dos peruanas

y dos chaqueñas) y dejarla remojando en agua

caliente. Licuar y añadir a la carne dejando

freír el conjunto -añadiendo una pizca de

comino o más si se tercia- unos 20 minutos.

Aparte tostar fideo -cualquier tipo de pasta

corta- y cortar papas en cubitos, cuando la

carne esté cocida añadir agua, pasta, papa y

algunas arvejas o habas frescas y peladas.

Una pizca de azúcar también viene perfecto.

Para una versión sin ají, a la sal y pimienta

se le añade colorante y un tomatito, sólo uno.

Es plato apetitoso, lleno de nostalgias y pobrezas,

pero capaz de saciar el hambre al más pintado.

Nota respecto a las fotos: como siempre, las fotos

no son mías, simplemente intentan reflejar un poco

cómo debería verse el plato. Esta foto tiene casi todo,

menos la zanahoria que no se debe añadir al fideus uchu,

de otro modo quedará muy dulce.

Les comparto el blog de Mariana para que

puedan visitarla y disfrutar de otros de sus

deliciosos relatos

 

 

Papa a la Huancaina

5 Ene

Foto: Cristina Olmos

Comparto con ustedes un plato que ha me ha acompañado durante gran parte de mi vida con su alquimia de sabores, aromas y texturas.

La historia de la Papa a la huancaína esta muy bien descrita en el libro “La Gran Cocina Peruana” de Jorge Stambury.

En la época en que se construyó el ferrocarril del centro del país, que va de la capital hacia la zona de montaña, los  obreros  trabajaban abriendo trocha y perforando las rocas,  a más de 2,000 mts de altura, para lograr una de las más bellas obras de ingeniería; el Puente de Infiernillo. Como se comprenderá, estas personas necesitaban alimentarse y la población de Huancayo, en especial las mujeres proveían el almuerzo. Se volvió muy popular el de una de ellas en especial, a la que  apodaban  “la huancaína”, que traía unas hermosas papas, bañadas con una salsa de queso y adornadas con huevo. La salsa era preparada con queso o cuajada desmenuzado, mezclado con rocoto sancochado molido y diluido con leche, para darle soltura. Estas papas comenzaron a llamarlas de la huancaína y así se quedaron, como cuenta Jorge Stambury; la construcción del ferrocarril terminó pero la tradición del plato quedaría y llegaría de oído a Lima.

La receta fue cambiando, y surgió la papa a la huancaína peruana, con queso o requesón;  luego surgió la papa a la huancaína boliviana que no lleva queso ni requesón, y lleva maní.

Ingredientes

  • 6 personas
  • 2 papas medianas por persona
  • 400 grs de maní tostado pelado
  • 4 Vainas de ají amarillo seco
  • 1/2 Cebolla pequeña
  • 1 diente de ajo
  • 6 galletas de agua
  • 1 lata de leche evaporada
  • 2 cucharas de aceite
  • Sal a gusto
  • lechuga, aceitunas  negras
  • Tomate, Huevo duro. 6 rajitas de queso blanco

Preparación

  1. El maní se deja remojando en agua por una hora o más, dependiendo de la dureza; se hidratan los ajíes en agua, se sacan las pepas y venas del ají, para que pique menos. Una vez hidratados estos dos ingredientes, se los pone en una procesadora por orden de dureza, hasta que quede una salsa suave y fina, mezclando con la leche y agua si fuera necesario. En una olla se colocan 2 cucharas de aceite,  se añaden  todos los ingredientes procesados y se deja cocer sin dejar de revolver
  2. Por separado pele las papas y hágalas cocer con sal
  3. Para la presentación como entrada haga una cama de lechugas, ponga las papas encima y bañe con abundante salsa caliente, adorne intercalando, en cuartos los huevos duros, aceitunas, queso y el tomate. Una ramita de perejil para adornar y sirva caliente.
  4. Yo la presento como aperitivo para esta época de principios de año en la que abundan las visitas de familiares y amigos. Es una opción que gustara a todos.

Cristina Olmos

Aji de Chillijche

4 Ene

Comentario del escritor Ramon Rocha Monrroy,  “Ojo de Vidrio”, sobre el «Aji de Flores de Chillijchi»

Flores de ceibo rehogadas con cebolla, tomate y locoto, y papas blancas.

Tenemos una suerte bárbara. Hoy podemos comer como plato excepcional “Ají de chilijchi”.

Quedo en la luna y el amigo explica:

–Se llama “Chillijchi” a la roja flor del ceibo, mejor dicho, a los redondos frutos rojos. Estos, debidamente cocinados, proporcionan un delicadísimo ají, que muy raras veces es posible conseguir.

Arriba el “Ají de chillijchi”. Los frutos tienen un sabor muy parecido al del “Charque”. Es magnífico el conjunto.

El “Ckochala” feliz, está devorando su ración parsimoniosamente. Se nota que por el “Ají de chillijchi” él haría muchas cosas. Cuando concluye de comer me indica que también con “Chillijchi” se hacen fritos especialísimos, añadiéndoles un poco de harina de maíz.

Del Ceibo (Chillijche en Queshwa, Cuñuri en Aimara) arbol corpulento y frondoso, se recogia en canastas las flores mas frescas y tiernas, las mismas que servían para un juego infantil llamado «gallo gallo». Flores de color rojo intenso de las cuales se sacaban las cabecitas junto con los estambres, quedando los petalos que servían para comer. Con ellos preparamos este ají, para el que necesitamos

Ingredientes

  • 1/2 kilo de carne de res
  • 2 cucharas de aceite
  • 2 cebollas
  • 1 tomate grande
  • 1/4 locoto sin semilla
  • 1 cuchara de perejil picado
  • 1 zanahoria pelada
  • 1 cucharilla de orégano
  • 1/2 cucharilla de pimienta negra martajada
  • 1/4 cucharilla de comino molido
  • 2 cucharadas de ají colorado molido y frito
  • 1 cuchara de  sal
  • 1 cucharita de azucar2 1/2 taza de caldo o agua
  • 15 papas runas, menudas, peladas y cocidas
  • 3 tazas de la flor del chillijchi, sin cabecitas ni estambres
  • 1 ramita de yerba buena

Preparación

Primero machamos la carne sobre el batan o tabla y la mezclamos con agua fría a cubrir para que se deshaga.

Preparamos el ahogado sofriendo en el aceite las cebollas finamente picadas junto con la sal, añadimos el locoto, tomate y zanahoria picados, hierbas y condimentos dejando sazonar por 5 minutos junto con el ají. Aumentamos la carne con su agua y mantenemos la cocción del preparado a fuego lento por cuarenta y cinco minutos (sin sacar la espuma ya que esta da el espesor y es sabor al ahogado).

Mientras tanto quitamos el amargo a los pétalos de las flores, llevando a ebullición con bastante agua, escurrimos del agua y repetimos la operación dos veces mas. Agregamos los petalos, ya sin su amargo, al ahogado junto con las papas cocidas, solamente para que se impregne su sabor al aji.

Servimos bien caliente con arroz graneado.

Con esta misma flor podemos preparar una rica ensalada, siempre despues de quitar su amargo, y tambien fritos (con harina, huevo, sal y agua) en aceite caliente.

Cocina Tradicional Boliviana

Romero de Velasco, Emilia

Gutentag de Muzevich, Carola

Editorial Amigos del Libro

La Paz. Bolivia. 1988

Propiedades de la Ulupica

3 Ene

Ulupica, el más ardiente de los ajíes

Carolina Reymúndez

Es más chiquito que una arveja, crece salvaje en Bolivia( Aiquile)y Perú y es capaz de llevarte al infierno en un mordisco.

Tan picante que en una comida sólo se utiliza uno, en general rallado. Las cholitas venden ese paquetito, que dura varios meses, por un boliviano, y lo recomiendan para el resfrío.
Tan picante que se usa para hacer el gas paralizante.

Algunos investigadores consideran a la ulupica como el origen de todos los ajíes, desde México hasta la India. Chiles, locotos, rocotos y pimientos, todos descenderían de la ulupica. Las aves habrían sido las encargadas de dispersar la semilla, que se adaptó a los distintos territorios y climas con nuevas versiones de la planta.

En 1912, el químico estadounidense Wilbur Scoville ideó un método para medir el nivel de picante de un ají. El incendiario chile habanero ocupó el primer lugar en la tabla hasta que fue desplazado por el incendiario naga jolakia, con más de un millón de unidades Scoville, y luego por el spray paralizante utilizado por la policía de Estados Unidos.

Pero la ulupica no tiene rival: es ultrahot y es la madre de todos los ajíes. El sabor recuerda al de un tomate todavía verde, ácido y con ánimo de fruta. Eso dura un segundo, hasta que el picante allana el paladar.
Flor Aiquileña – 2011

 Propiedades Medicinales de la Ulupica

Ricardo Torres Mallea
Estudios y experiencia de trabajo: Maestría en Gestión y Políticas Públicas (UCB). Licenciatura en Economía (UCB)

Perfil del proyecto
La Ulupica -ají diminuto, que se recolecta de ejemplares silvestres o cultivados- es un producto noble y orgánico de la naturaleza. Los compuestos que le dan las propiedades pungentes (picantes) son los  capsaicinoides, y son de gran interés para el proyecto por su química, atributos sensoriales y acciones fisiológicas.  Además de ser objeto de investigaciones y demanda a nivel mundial.

La ulupica será procesada como condimento alimenticio por sus usos comunes de condimentación picante de alimentos, y como ingrediente principal por sus propiedades químicas para productos de la industria farmacéutica que permiten aliviar el dolor, tener un efecto analgésico y desinflamatorio; además, de actuar como regulador natural del colesterol y los triglicéridos. También se será utilizada en aerosoles como producto de defensa personal y para control de animales (gas paralizante); contra insectos y plagas en algunos cultivos (insecticidas).

Mermelada de Ají Amarillo

3 Ene

   Ingredientes :

  • 250 g (9 oz) de ají amarillo fresco, sin semillas ni venas
  • 2 cucharadas de vinagre
  • 1 taza de azúcar
  • Gotas de jugo de limón
  • 1 cucharadita de mantequilla o margarina

   Preparación:

  1. Lavar bien los ajíes y colocar en una olla. Cubrir los ajíes con agua y llevar a hervir. Dejar hervir 5 minutos, retirar del fuego y escurrir. Volver a cubrir con agua y repetir el proceso 2 veces más.
  2. Licuar el ají con el vinagre y verterlo luego a una olla. Agregarle las gotas de limón y el azúcar y mezclar. Llevar a hervir hasta que espese y tome punto. Agregar la mantequilla y retirar del fuego. Dejar enfriar.
  3. La mermelada se puede servir sobre el queso crema con tostadas o galletas para bocaditos o acompañante de paté.

Cristina Olmos

“Su majestad, el Ají”

3 Ene

«El ají le da fuerza y sabor a la vida”, comenta Andrade. “El ají es lo más importante que tenemos en la comida boliviana”, remarca Del Solar. Ambas maestras del arte de la cocina coinciden en que este documento tiene la misión de que los bolivianos reconozcan como suyo a este alimento apreciado en la gastronomía de todos los confines del planeta —al igual que la papa y la quinua— y que las ayuden a que el orbe sepa lo mismo.

Ellas sustentan su investigación en las técnicas del ADN. En las pesquisas realizadas en los años 70 del siglo pasado por el botánico estadounidense W. Hardy Eshbaugh, que hoy imparte su experiencia en la Universidad de Miami, en Ohio. Éste halló la semilla de una especie de ulupica, la “planta madre de todos los ajíes” del género Capsicum, aquellos que pican porque tienen el químico capsaicina.

El área del descubrimiento se ubica en el triángulo que forman Aiquile, Comarapa y Villamontes, en los misteriosos valles andinos librados de heladas, y rociados y bendecidos por lluvias moderadas y temperaturas cálidas. El gen de esta especie silvestre que promovió la proliferación de otros ejemplares similares y “domesticados” en otros sitios cercanos y lejanos, fue sometido a pruebas de germoplasma, laboratorio y ciencia pura que avalan la hipótesis de Hardy.

Más aún, confirman la milenaria presencia del ají en territorio americano. Así lo afirma el libro de Del Solar y Andrade, ya que hay vestigios arqueológicos, entre restos de comida y semillas, que demuestran que este condimento era parte de la dieta de los habitantes de este continente, que incluso acompañaba a los difuntos a su última morada. El mundo andino le dio el nombre de uchu (quechua) y waika (aymara) y los incas lo tuvieron en alto: llegó a ser usado como moneda, para el trueque.

El semidios Uchu de los incas

Los incas también lo utilizaron como tratamiento medicinal o para sus rituales. Pero su adoración tenía razones divinas. Según el estudioso peruano Eduardo Guillén, uno de los ocho primeros incas que vinieron al mundo se llamaba “Uchu”, ají. Aparecieron de una abertura en la montaña y se instalaron en el lago Titicaca, en Tiwanaku. Incluso la “limpieza del alma y cuerpo” entre los de esta cultura sólo se lograba dejando las cosas terrenales más importantes de la vida, entre ellas el ají.

Desde el corazón de la Bolivia prehispánica, los pájaros se encargaron de la emigración de las variedades silvestres de este condimento, “y luego miles de experimentos agrícolas y culinarios, se expandieron por el continente americano, hallando a sus más famosos adoradores en lo que hoy llamamos México pero llegando más allá, hasta cubrir extensas zonas de Norteamérica”, explica el libro. No obstante, faltaba que esta delicia cruce los mares hacia otros confines, y eso se dio desde 1492.

Cristóbal Colón ayudó para ello con su llegada al Nuevo Mundo. El navegante genovés que en realidad buscaba una nueva ruta de comercio para que las especias arriben a las mesas europeas, se encontró con América y sus riquezas, entre éstas el ají caribeño o “axo” (de donde viene la palabra ají), que mal llamó “pimienta”; llevó esas plantas y semillas a su continente, y no tardaron en conquistar a África y Asia. La expansión del ají se había consumado.

Sin embargo, el condimento tardó de sentar supremacía en Europa, a diferencia de lo sucedido con la papa, que se convirtió raudamente en alimento imprescindible de la dieta de sus habitantes. “El ají está ahora en los platos de los cincos continentes, porque está en la comida tailandesa, la comida india, la comida mexicana y, lógicamente, en la boliviana y la peruana; todos usan el ají, porque es el que le da sabor, es el alma a la comida. El ají es muy importante en el mundo”, señala Del Solar.

“A la gente le ha encantado nuestro hallazgo, lo ha catalogado novedoso. Muchos me dijeron que igual están probando las recetas del documento, que lógicamente llevan ají. Y otros me comentaron que no sabían que el ají es bueno para tantos aspectos de nuestra salud, una medicina fantástica con valores nutritivos, y se hacen más estudios para desentrañar sus efectos curativos. Me parece que en esto hicimos una contribución real”, añade Andrade.

La eficaz medicina picante

La afirmación de Andrade no es gratuita. El ají ha demostrado ser un doctor multiespecialista. En ello tienen que ver los elementos que lo componen. Por ejemplo, un estudio del locoto realizado por el Ministerio de Salud del Perú determinó que este alimento contiene agua, hidratos de carbono, proteínas, fibra, calcio, fósforo, hierro, niacina (que ayuda al aparato digestivo, la piel y los nervios), riboflavina (buena para el crecimiento corporal y la producción de glóbulos rojos), entre otros.

Las autoras se apoyan en estudios médicos para asegurar que el ají tiene más vitamina C que los cítricos, es bajísimo en calorías y que puede ser usado en el tratamiento de artritis, asma, arterioesclerosis, presión alta, bronquitis, problemas circulatorios, resfrío, congestión, depresión, obesidad, neuropatía diabética, fatiga, males cardíacos, migrañas, indigestión, hemorroides, laringitis, dolores bucales, náuseas, sangrado nasal, flebitis, pleuresía, reumatismo, amigdalitis, várices, herpes zoster…

Sus bondades se extienden a la reversión de la caída del cabello y se habla de que tiene el don de calmar el dolor, como anestésico dental. Para desentrañar otros secretos de este alimento se fundó la “Universidad del Ají” en Estados Unidos, la New Mexico State University, que apunta al mejoramiento de la producción y calidad de los ajíes; trabaja durante 20 años y creó 25 nuevas variedades, incluyendo al ají negro y naranja para Halloween, y uno rosa y blanco para el Día de los Enamorados.

Ahora los ratones tienen la clave para desvelar una cura para el cáncer gracias a la capsaicina que poseen los ajíes. Lo informó la Asociación Americana de Investigación de este mal, que hizo eco de las averiguaciones del doctor Russell Vanderboom, que sostienen que este químico del condimento puede erradicar las células cancerígenas de los infectados. Es un empiezo que tiene como protagonista a este alimento que tiene sus raíces en el triángulo que une Cochabamba y Chuquisaca.

En el ámbito de la medicina tradicional, el ají en sus variopintos especímenes es apreciado por los reconocidos kallawayas o curanderos de la localidad paceña de Charazani, que lo utilizan en sus brebajes, sea para el tratamiento contra los dolores, las úlceras, la fatiga, el “susto” expresado en depresión y ansiedad, las “llagas supurantes”, la dismenorrea, la falta de apetito, entre otros. Una herencia que tal vez pueda remontarse a los mismísimos incas, que es legada de generación en generación.

Pero Andrade y Del Solar no se quedan ahí, sino que muestran en su libro que el ají también sirve para lidiar contra el crimen, ya que la capsaicina es el principal ingrediente de los sprays o irrigadores lacrimógenos caseros que son llevados en los bolsos de damas para enceguecer y desorientar temporalmente a los ladrones que se cruzan en su camino; y también este elemento se encuentra en las armas químicas que emplean los policías para controlar las turbas que atentan contra el orden público.

En el planeta, Asia concentra la mayor área cultivada de ají, y tiene a China como la máxima proveedora. En América, hay importantes extensiones en Colombia y Honduras. Pero en el país de su génesis, en Bolivia, casi 90 por ciento de su producción se encuentra en Chuquisaca, en los municipios de Huacareta, Muyupampa, Monteagudo, Padilla, El Villar, Villa Serrano, Tomina, Alcalá, Azurduy y San Lucas, según la Fundación Valles; lo restante se lo reparten entre Tarija, Cochabamba y La Paz.

Las autoras probaron el sabor de los ajíes de Huacareta, Padilla y Azurduy; los cochalas de Mizque, los chaqueños de Yacuiba o Caraparí, los paceños de Palca y Mecapaca, los aribibis del Beni, los chinches de Santa Cruz, las ulupicas de Río Abajo, para confirmar de que todos tienen su encanto, sus virtudes; porque si hay algo en lo que estos condimentos son rebeldes, es en evitar ser parecidos entre los de diferentes regiones: unos son más picantes, otros más largos, redondos y/o chuecos.

Otra revelación en ciernes

Ahora, Andrade y Del Solar hilvanan otras investigaciones igual de reveladoras. “Tenemos entre tres y cuatro proyectos parecidos”, anuncia la primera. La segunda se anima a hacer un adelanto más provocativo: “Todavía es un secreto, pero el último trabajo que estamos preparando creo que va a ser publicado en un año. Trata sobre otro alimento que estamos seguras de que es boliviano, no puedo decir su nombre, pero lo usan en todas partes del mundo”.

Por ahora, disfrutan de haber demostrado que el ají es un regalo que nació en los valles bolivianos. Ese condimento que acompaña a los comensales en sus momentos de tortura y placer, sea en forma de ulupica, de locoto, de vaina, o preparado en una llajua con quirquiña y huacataya, o en un chile mexicano, o en una salsa picante asiática. Ese picante que llevó a la tumba a Hermenegildo Fernández y su madre.

Su majestad, el Ají

La Conquista derrumbó tres grandes imperios: el azteca, el maya y el incaico, pero nada pudo contra un Soberano que jamás arrió banderas ni declinó el cetro del Nuevo Mundo: Su Majestad el Ají. Dice el cronista Joseph de Acosta que “ají” es vocablo del Caribe y que ese mismo fruto se llama “uchu” entre los incas y “chile” entre los aztecas.

Gracias al ají en sus múltiples variedades, los pueblos americanos no necesitaron otras especias o condimentos; y a diferencia de los europeos que usaban pimienta, clavo, canela, nuez, jengibre y otros productos para disimular la descomposición de la carne, el ají jamás tuvo propósito de ocultamiento o engaño, sino el de realzar los sabores y alegrar el espíritu, pues genera sensualidad y si pica demasiado tiene su antídoto en la sal “que le corrige mucho, porque son entre sí muy contrarios, y el uno al otro se enfrentan”.

El linaje del locoto

El locoto es un pimiento cabezón y de pocas pulgas. Por nada se le alborota el sistema circulatorio y sus vetas interiores muerden como alacranes. Para no hablar de sus semillas, las chiras, que son una especie de badajo de este fruto campana, porque pica, al entrar y repica (al salir). Pero el locoto es un fruto noble sin hipocresías ni solapas. Por eso sazona tan bien los alimentos y da frescura y alegría a los momentos más gratos de la vida.

Es un gran remedio contra las úlceras, porque las cauteriza y es un cauterio infalible para las heridas del alma, y para la depresión, porque es imposible que persistan las penas cuando uno le da un mordisco a un locoto. De pronto uno está tan ocupado en dar saltos, agitar las manos y meter aire con la boca abierta y la lengua colgando, que quién se va a acordar de sus penas.

El locoto tiene una familia frondosa, desde la pequeña ulupica que es un chip de sabor eléctrico hasta el pimentón que es el hermano del k´aspote. Primos del locoto son el khomer ucho, o ají verde, el chile serrano, el chile piquín, el chile guajillo, el chile de árbol y otras cincuenta variedades mexicanas; el famoso ají putita tarijeño, el aribibi cambinga, el ají amarillo, el ají colorado, el ají panca y por supuesto el rocoto peruano. En conjunto, es una familia con los ovillos bien puestos, dispuesta en todo momento a defender sus opiniones, pero apasionada por el buen sabor criollo en todas sus manifestaciones.

El locoto tiene un amor secreto por la quilquiña, y unos celos temibles por el tomate, que siempre anda proponiendo un menaje de tres que es una orgía de sabor y engendra una hija pícara llamada Llaguita en quechua y Jallpahuayka en aymara, a veces con ayuda del suico en los valles y de esa imilla pispila, la huacataya, en el altiplano. Nada más verla a la quilquiña, el locoto se pone colorado de emoción, se le acelera el torrente sanguíneo y provoca estornudos y moqueras a su paso. Pero a veces le pone cuernos con esa gringa con pollera, la cebolla, en el Motel El K´allu o en el Alojamiento El Solterito.

“Su majestad, el Ají” de Rita del Solar y Lupe Andrade

Enlace : http://www.la-razon.com/version_es.php?ArticleId=773&EditionId=2636&ids=99

Fricasé

1 Ene

Foto Cristina Olmos

La Primera receta criolla del año que voy a compartir es el Fricasé. Es Tradición comer el día de Año Nuevo, se sirve al amanecer para los trasnochadores del 31, para curar el chaqui “resaca” de la noche y seguir con el festejo. Se dice que levanta muertos . Creo que en mi época no había ningún paceño que no hubiera amanecido un Año Nuevo comiéndolo en la Plaza Alexander, el Mercado Lanza o el  de Mallasa. También había lugares que lo servían todos los días del año y a cualquier hora

Ingredientes (Mas o menos para 6 personas)

  • 1 kilo de brazo o pierna de cerdo con cuero
  • 1 kg. Costilla de Cerdo  con cuero
  • 2 cucharas de sal
  • 2 cucharas de comino molido
  • 4 cucharas de ajo picadito bien fino
  • 8 cucharas de aji amarillo molido
  • 2 cucharas de aji colorado
  • 3 cucharas de pan molido.
  • 1 kilo de mote de maíz cocido
  • ½ kg. Chuño mediano cocido
  • 3 Lt. Agua más o menos
  • 1 cucharilla de perejil picado finito para echar encima al servir.

Preparación

  1. Poner en una olla grande todas las carnes cortadas en porciones. Añadir el ajo molido, la sal, comino, ají amarillo.
  2. Agregar el agua hasta que cubra todo y un poco más.
  3. Cocinar hasta que la carne este tierna, rectificar la sazón y añadir el pan molido, y tenga la consistencia de una salsa liviana.
  4. Servir en plato hondo…una porción de mote, un par de chuños, porción de carne y caldo en abundancia. Que lo disfruten mucho, tal vez con una cerveza Paceña…

Cristina Olmos

Ají de Trigo

19 Mar


Con certeza esta filiado a La comida Andina, fuera de la  epoca de Vigilia se le añade carne de res. Es una sopa muy energética y proteica, por estas propiedades, es un gran alimento para los niños

Ingredientes

  •  1/2 kg. Trigo pelado
  • 4 papas cortadas en 2
  • 1/4 taza Aceite
  • 1 cucharada de Ají Colorado molido
  • 1 cucharada de Ají Amarillo molido
  • 1 cucharilla Orégano
  • 1 cucharilla Comino molido
  • 1 cucharilla Pimienta Negra molida
  • 2 . Cebollas
  • 2 ramas Apio
  • 1 Zanahoria
  • 4 dientes Ajo
  • 1 taza Arvejas
  • 2 cubitos de res
  • 1/4 Amarro Perejil picado

Preparación

  1. Lavar y remojar el Trigo la noche anterior,  luego cocinar.
  2. Pelar y picar  la Cebolla, Apio, Zanahoria y Ajo
  3. Poner en una olla el Aceite y el Ajo picado, dorar e incorporar los vegetales picados(Cebolla, Zanahoria y Apio) cocinar por 5 minutos hasta que ablanden, condimentar con Sal, Pimienta, Comino, Ají Colorado, Orégano, y el Ají Amarillo, cubito diluido, añadir las arvejas ,papas, el trigo, y dejar hervir por unos 15 minutos.

 

Cristina Olmos

 

@esterucaa

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